"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

domingo, 8 de junio de 2025

La carretera, de Cormac McCarthy

 

Bibliometro #114. Estaba mal informado, resulta que, aparte de No es país para viejos, sí hay otra novela de Cormac McCarthy en Bibliometro, y es, tal como pueden ver, La carretera, publicada un par de años después de la otra mencionada (y comentada hace poco), y que también tuvo una adaptación cinematográfica, esa dirigida por John Hillcoat (que parece que ahora lo tenemos enfrascado en la adaptación de Meridiano de sangre), con Viggo Mortensen y un niño de nombre muy largo, película que vi antes de cumplir la mayoría de edad y de la que no recuerdo mucho como para emitir o rescatar una opinión, salvo que me gustó, lo suficiente pero sin entusiasmarme, como para aún recordar algunas imágenes y que, en términos de trama, no es una adaptación muy desviada del material original, a pesar de que, naturalmente, ha debido podar por aquí y por allá una que otra escena.

Primero que todo debo admitir mi alivio al momento de comenzar a leer este libro, cuya prosa, cuyo estilo, no tiene nada que ver con la extrema sequedad de No es país para viejos, con esa escritura tan despojada, tan meramente descriptiva, tan cortante, tan abrupta. Lo admito, me dio gusto ver que los párrafos presentaban un mayor cuidado estilístico, una mayor complejidad en sus oraciones, mayor intención en sus palabras, en esa prosa a la vez cortante y lírica, minimalista y poética a su modo, en pos de transmitirte o transportarte hacia estos parajes apocalípticos tan negros como el fin del universo. En segundo lugar, debo admitir cierta sorpresa: para ser McCarthy un escritor con una reputación de escribir libros duros, violentos, perturbadores, La carretera, una novela apocalíptica sobre un padre y su hijo que, detrás de un oxidado carrito de supermercado, intentan sobrevivir a las inclemencias del paisaje, de una tierra suicida, y del resto de supervivientes que andan por ahí presuntamente cometiendo toda clase de maldades y atrocidades, La carretera digo, no es precisamente una novela que recurra a truculencias, golpes de efecto ni ningún artificioso tendencioso, son pocas las escenas en donde nuestros protagonistas interactúan, más o menos, con otros seres humanos, y solamente en un tercio de dichas interacciones aproximadamente se puede apreciar un mayor grado de violencia o contemplación de lo salvaje (una caravana al estilo Mad Max + Qué difícil es ser un dios; una fogata en donde cierta criatura se asaba para consumición de un grupo; un sótano), sin embargo puedo afirmar que la violencia, la barbarie, la masacre, queda en su mayoría fuera de plano, sugerida, como una sombra aviesa en la que es mejor no adentrarse, tal como lo hace nuestro dúo, que a toda costa busca evitar contacto con "otros". En otras palabras, La carretera es la crónica de una supervivencia, la bitácora de un desplazamiento, de un viaje forzado por la catástrofe, el cataclismo que surgió de las entrañas de la tierra; una supervivencia desesperada, la crónica de una extinción anunciada, pues nada crece, nada brota, el aire es ceniza, la tierra es escombro, el agua es vómito, y las reservas se agotan, el único alimento que queda sobre la tierra es el hombre mismo, cada vez más escuálido, y algún que otro tesoro ignoto. En este sentido, La carretera no es una historia de acción, lo cual digo con fines ilustrativos, ni como reproche ni como crítica negativa, para mí no es una decepción ni nada similar el que esta historia no sea una película de los hermanos Hughes: es McCarthy registrando los últimos latidos de una humanidad a través de un padre y un hijo que se niegan a caer en la barbarie imperante, un survival horror más bien atmosférico y con toques de sombría aventura: buscar por ahí, buscar por allá, esconderse tras un árbol, hacer una fogata, aguzar el oído, olvidarse de todo y caminar y caminar.

Ahora bien, todo lo que he descrito es lo que la novela ofrece, lo que la novela es. ¿Me gustó, me impactó? No realmente, pero tampoco me disgustó ni me mosqueó ni me cansó; su lectura es fluida, como dije quizás por efecto de haber venido de No es país para viejos debo decir que su prosa me ha gustado lo suyo, me ha gustado la manera en que esporádicamente verbaliza la desesperanza del padre, en que describe el paisaje como cuadros oscuramente impresionistas, pero ojo, como dije, La carretera, así como no es una historia de acción, tampoco es una historia filosófica o de reflexión o de estudio de personajes, es exactamente lo que es, lo que se ve, lo que se oye: supervivencia extrema, ¿supervivencia necesaria? Quizás ahí descanse su gracia, en esa incesante e insistente interrogante: ¿por qué los personajes se esfuerzan tanto por seguir vivos a pesar de tantas dificultades, a pesar de que seguir vivos, nunca mejor dicho, es una condena? Si todos morirán de todas formas porque eventualmente no quedará nada para beber ni comer en todo el mundo, ¿para qué seguir, para qué empujarse a un empeoramiento constante? Nadie en su sano juicio se lanza a ser comido por los leones; y de ser así, mejor lanzarse de una y que de un zarpazo te desencajen la cabeza del torso en vez de primero ofrecer una mano, luego la otra, luego el antebrazo, luego un pie, luego el otro... Será porque a veces es bonito ver el mar, aunque sea una masa gris, no lo sé. Es decir, no hay nada flojo, nada blando, nada mediocre en esta novela, pero tampoco nada excelso, nada memorable, no encuentro mucho su razón de ser a pesar de que comprendo lo que es: de nuevo, exactamente lo que se ve, nada más, nada menos: manualidades para seguir con vida. ¿Será un muy soterrado y críptico tratado sobre el vacío filosófico? ¿Una demostración de un determinismo cruel que empuja a los humanos a "sobrevivir" por más muertos que quieran estar? En este punto ya estamos en la pura especulación, la pura conjetura y nada de eso vale la pena, es perder el tiempo, escupir palabras porque sí.

Lo cierto es que La carretera es una novela que se lee sin problemas y que tiene varios puntos a favor, casi ninguno negativo, al menos no en lo formal (como dije, la prosa tiene su atractivo, te mantiene atento, tiene su impacto con las palabras), no en lo narrativo (no se puede decir que no pasen cosas, que sea un relato estático, si acaso, aparte del hecho de tener que sobrevivir, podríamos decir que no hay un conflicto, un antagonismo concreto, pero esto ya es del orden de lo dramático==>>), no en lo dramático (casi no hay personajes y por ende no hay mucho desarrollo de los mismos, pero no puedo decir que sean personajes planos o pobremente construidos; estos personajes son abismos, no necesitan mucha explicación: uno los mira y los entiende, así son los abismos), acaso en lo ontológico, en qué otra cosa si no: ¿esto es todo lo que es La carretera? Sí, así parece. Y claro, no es un desperdicio en lo absoluto, pero, y esto depende ya de sus estómagos o de si son muy impresionables (y ya hablamos de que no es precisamente explícita ni truculenta), no se verán ni muy perturbados ni muy impactados, pero seguir la historia se puede seguir, pasan cosas interesantes, hay hartas manualidades desde luego, el paisaje no cambia mucho pero hay una curiosa variedad de lugares y estaciones, en efecto, un libro entretenido a su modo, grismente entretenido, mustiamente entretenido, pero de ahí a alzarla como una de las grandes obras de la literatura universal contemporánea, uf, bájale unos cuantos cambios por favor. Y, esto lo agrego justo antes de publicar el post, me topé con que esta novela... ¡ganó el Pulitzer! Mira tú, si le apostabas un dólar ganabas cien de vuelta, eso seguro.

Ojalá podamos leer eventualmente al McCarthy primero, parece que por ahí es donde está su obra más memorable, al menos eso dicen, pero claro, se dicen muchas cosas...

Miren, hagamos esto rápido, me da no sé qué mirar mucho tiempo esta ficha bibliográfica tan fea, tan desordenada, tan apocalíptica. En casi siete años de existencia bibliometrina, catorce préstamos, digamos que dos por año. No se puede decir que sea un libro abandonado o que haya caído en letargos lectores, eso sí. Pero ya, demos vuelta la página, no quiero mirar más esta ficha, ¡argh!

No hay comentarios. :