"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

sábado, 16 de noviembre de 2024

Si te gustó la escuela, te encantará el trabajo, de Irvine Welsh

 

Biblioteca Nacional S08E03. Otro ciclo de préstamos de la B.N.P.D. ha llegado a su fin y lo hacemos en la siempre agradable y estimulante compañía de nuestro compadre Irvine Welsh, ya saben, el autor del universo Trainspotting. Iba a decir que por primera vez íbamos a comentar algo fuera de dicho universo tan querido pero es mentira, porque, de hecho, volvimos a este blog de la mano de Welsh y su novela Crimen, ¿recuerdan? Eso fue a inicios o mediados de mayo, cómo vuela el tiempo, gente. ¿Cuánto hemos leído desde entonces? Como sea, cuando en los estantes de la B.N.P.D. hay algo del escritor escocés, nosotros nos aseguramos. Venga pa'cá. Si te gustó la escuela, te encantará el trabajo es un libro que reúne relatos largos, novellas, aunque qué sé yo al respecto.


Serpientes de cascabel, el relato que abre el presente conjunto es un delirante e hilarante viaje de tres amigos por el desierto estadounidense luego de una nueva edición de Burning Man. Es una historia sumamente divertida, retorcida y alocada en donde hay drogas, sexo, violencia, amor, amistad y acontecimientos inesperados y pesadillescos, porque hablamos de un mal viaje, un muy mal viaje. Es una comedia negra negrísima, incorrecta a rabiar como es usual en Welsh, una historia inaugural perfecta para ponernos en ambiente. Lees esta historia con  ganas de partirte de la risa y también con una sensación de "qué mierda está pasando aquí" que te deja con su buena cuota de mal cuerpo, pero oigan, de eso se trata todo.

Si te gustó la escuela, te encantará el trabajo, el relato que da nombre al conjunto es la crónica de una mala racha, la mala racha del protagonista, un inglés expatriado que vive en una turística localidad española y que lleva una vida bastante buena, a decir verdad: es dueño de un bar, tiene un culito para descargar sus ansias carnívoras, el tiempo siempre es agradable y soleado. Pero de repente las cosas se complican cuando los problemas tocan a su puerta: la irritante ex; su rebelde hija; una amante neurótica y desequilibrada; unos tipos con mala pinta... todo junto y revuelto para hacerle pasar un muy mal rato. Si te gustó la escuela... es un relato menos escabroso y retorcido que el anterior, pero tampoco tiene ese realismo sucio propio de sus obras más conocidas. Se ubica en un punto intermedio (oscila entre la normalidad y el delirio, entre la paranoia y la extrañeza), pero siempre con ese corrosivo sentido del humor marca de la casa, en donde un hombre común y corriente con problemas comunes y corrientes parece verse envuelto en un asunto peligroso y tenebroso. Este contraste crea una deliciosa atmósfera de suspenso (el suspenso de a pie) en donde cada pequeña cosa se siente emocionante, así que sí, una lectura la mar de divertida, agradable y ulteriormente sorprendente: Welsh jugando con las convenciones del género, subvirtiendo los puntos de quiebre típicos. Y nosotros pasándolo más que bien, oh.

Las DOGS de Lincoln Park es una historia similar a la anterior en el sentido que juega con convenciones y prejuicios, tanto en lo relativo a narrativas y clichés como a ideas preconcebidas sociales y políticas. La protagonista es una corredora inmobiliaria, soltera, que vive sola con su perrito faldero, que se junta regularmente con su grupo de amigas (más o menos como las que verías en un docureality de treintonas blancas, ohmygosh) y cuya vida, aparentemente superficial, comienza a dar vueltas cuando sus propias ideas y prejuicios se ven enfrentados por las cosas que ocurren a su alrededor, y cuyo centro neurálgico parece ser un restaurante de comida coreana y uno de los chefs, con una personalidad la mar de, ejem, llamativa. Hemos de señalar algo que se nos ha quedado en el tintero hasta el momento: la habilidad de Welsh para crear buenos personajes y dotarlos de sustancia y personalidad aunque parezcan ser simples patanes y arpías. Y de eso se va tratando este, para variar, divertido relato también lleno de incorrección política aunque apuntando certeramente a las verdaderas fuentes de esos prejuicios: no deja títere con cabeza.

Miss Arizona. Este relato tiene los ingredientes vistos en las historias anteriores pero acá sí tienen un giro decididamente tenebroso y grotesco, en tanto el protagonista, un director de cine y escritor que se encuentra escribiendo un libro sobre su cineasta favorito, nos cuenta su vida, bastante buena y yendo a mejor, con una buena novia, perspectivas profesionales promisorias, retos artísticos estimulantes, en fin... todo lo cual tiene su contrapunto con la presencia de una señora, última mujer del cineasta independiente sobre el que está escribiendo, que a todas luces es una mujer perturbada e incómoda con la que estar, y la cual hará que las cosas se pongan oscuras que te cagas. Sobre este es mejor no hablar mucho salvo para señalar lo que imagino ya intuyen: es una historia bien escrita, bien construida y que cuenta con su interesante mitología propia, con personajes atractivos y un justo equilibrio entre argumento/misterio y ese estudio de personaje o estilos de vida que tan bien se le da a Welsh. Si no fuera por el toque mórbido, este relato seguiría siendo interesante de leer, he ahí su calidad como escritor. Pero claro, ya sabemos que para lo mórbido y grotesco y tenebroso Welsh también tiene mucho talento, por lo que no hay por dónde perderse con esta Miss Arizona, cuyo tramo final resulta bastante desolador a decir verdad.

El reino de Fife es lo más parecido al universo de Trainspotting (además del hecho que sus doscientas páginas la hagan, a mis ojos, una novela de tomo y lomo, pero como suelo decir, qué sé yo al respecto) en tanto Welsh nos sitúa en una región escocesa, con sus ciudades/pueblos y rivalidades y características o identidades culturales, y nos cuenta la vida de sus habitantes de la voz en primera persona de dos personajes: un ex jinete desempleado sin oficio ni beneficio que vive de los cheques de la seguridad social, y una adolescente (o adulta recién salida de la adolescencia), hija de un conocido pero vulgar empresario/mafiosillo local, que fuera de un caballo al que ama con todo su corazón no tiene muchas razones para entusiasmarse por la vida. Por lo que tienen más o menos lo que pueden esperar: conversaciones entre colegas, pintas en el pub a la vuelta de la esquina, anécdotas para regalar (algunas de lo más delirantes), personajes tan reales y genuinos como estrafalarios (en todos los barrios hay personajes así), matones y mafiosos de poca monta, noches de sexo y alcohol, todo englobado por el talento innato e infalible de Welsh para capturar y retratar y transmitir ese estilo de vida modesto pero colorido (desde luego que el autor, tal como él mismo señala, agrega de su propia cosecha dramática e imaginativa) de la clase media y/o trabajadora escocesa en donde verdaderamente no parece haber futuro, sólo un presente de "ir tirando para adelante". O de la vida en un pueblo de mierda chico, infierno de mierda grande. Ambas voces están escritas replicando el habla propio de sus personajes, enriquecidos además con la floritura literaria de Welsh. Una gozada de tomo y lomo; ciertamente más ligera, o mejor dicho menos cruda y rabiosa y devastadora y nihilista que Trainspotting, pero aún así otra incontestable muestra del mejor Welsh. Se aconseja leer con un mapa a mano.

Como ven, un conjunto de relatos todos sólidos, todos muy bien escritos y ejecutados, todos interesantes y llamativos, incluso originales, al menos distintivos y que, al leerlos, tienes la seguridad de que no estás leyendo algo ya visto antes, sino que es una historia que sí justifica su existencia, lo cual es algo que a veces me surge leyendo cuentos o relatos cortos: que leemos experimentos o ejercicios o anécdotas o meros lucimientos disfrazados de cuentos, y claro que pueden ser divertidos y todo, pero igual la duda persiste: ¿era necesario? Bueno, semejante duda no me surgió jamás con este volumen. Brindemos por ello.


Lleva su tiempo este libro en la B.N.P.D. Once años desde que llegó, desde que fue comprado, según señala el timbre. Siete préstamos en total en todo ese tiempo, quizás a los lectores casuales no les interese tanto lo que Welsh tenga que decir más allá del cuarteto maldito, pero es una especulación injusta, lo sé. Lo que sí, hemos despertado una larga siesta de seis años. Los Excepcionales nuevamente en acción.

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