"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

martes, 6 de agosto de 2024

Battle Royale, de Koushun Takami

(Bueno, primero que todo, una debida aclaración: lamento la ausencia entre la anterior entrada y esta de ahora, pero es que, demonios, ¡me quedé sin luz cuatro putos días seguidos! ¿Lo pueden creer? Hubo un temporal de lluvia y viento y estuve literal todo los primeros días de agosto sin luz ni internet -porque la puta red móvil sin luz parece que queda corta-, hasta este martes en la mañana que desperté con las buenas nuevas, y la indignación intacta. Es insultante y denigrante estar tanto tiempo sin servicios básicos, compañías de mierda, eso pasa cuando la prioridad es el lucro y no el bien común, me cago en este sistema de mierda).

Bibliometro S03E05. ¡Ah!, todos conocen "Battle Royale", la película de Kinji Fukasaku, una película adorada y evangelizada por multitud de otakus y de esos supuestos cinéfilos que no saben mucho de cine pero que se van a la segura al babear por esta cinta de culto. Nosotros la vimos y la verdad es que nos sentimos insultados y avergonzados: la película es una mierda. Así las cosas, con el tiempo me enteré que se basaba en un libro y hasta ahí quedó porque, ¿qué chances había de leerlo? Y hace poco, revisando el catálogo de Bibliometro, me topé con Battle Royale, el libro, primera y última, es decir la única, novela de su autor, Koushun Takami. El libro no podía ser tan malo; en la película se notaba que el problema, aparte de la dirección de un Kinji Fukasaku al que de todas formas le tenemos respeto y cierta admiración (revisen su filmografía: el tipo sabe hacer cine), iba principalmente por la adaptación. Así que, llevados por la curiosidad, ¡zas!, lo pedimos prestado en este lote.


Battle Royale es una novela muy entretenida y bien lograda, más que solvente, bien construida en su mundo-contexto, bien perfilados y utilizados y dosificados los personajes, y bien trazado y conducido este brutal relato de supervivencia y enfrentamientos entre pares. Estamos ante un libro de casi 700 páginas y en verdad es de agradecer la atención al detalle y al subtexto, además de la paciencia con que el autor narra esta historia, lo cual me recuerda a la forma de escribir de Stephen King, prestando atención tanto a las reflexiones internas, otorgándoles su espacio y libertad de flujo, como a la acción misma, siempre dinámicas y con excelente uso de las descripciones, del tiempo y el espacio, para crear sus numerosas secuencias. De lo que más me ha gustado de esta novela es que el autor siempre parece ser plenamente consciente de qué es lo que se necesita en cada momento, en cada página, sin recargarse en estridencias innecesarias ni mucho menos en moralismos baratos, ni solazarse con los múltiples recursos a los que acude. Para mí el resultado es una novela sumamente entretenida y genuinamente bien escrita, o bien relatada.
La trama se sitúa en una ¿ucronía? en la cual Japón es en realidad un gran conglomerado oriental cuyo principal rival es el imperio gringo, si bien lo crucial del caso es que estamos hablando de un gobierno tiránico, autoritario, dictatorial, gobernados por una élite que maneja todo con mano dura, con propaganda, con manipulación y toda la vaina que se puedan imaginar. Una de sus lindezas es el programa Battle Royale, que antes se asociaba a esa modalidad de lucha libre en donde era todos contra todos arriba del ring, pero que ahora inmediatamente te hace pensar en videojuegos online como Fortnite o PUBG, que es el de mi preferencia (y en el que inevitablemente pensé en las escenas de acción y tiros), y que acá consiste en agarrar a una clase cualquiera de algún instituto cualquiera y hacer que compañeros y compañeras se enfrenten a muerte porque sí, básicamente, aunque quien gane se lleva una pensión vitalicia, así que nada mal ¿eh?, jubilarse a los quince años luego de un par de días de extremo estrés (que es como toda una vida de decepciones y frustraciones e incluso miedos, pero comprimidos en dicho lapso). El resto, se lo imaginarán, es una cruenta y desquiciada lucha por sobrevivir. Pero ojo, que no es sólo eso...
Para ser lo que es, Battle Royale tiene su sustancia bien justificada, planteada y ejecutada. Es cínica (no idealiza ni cree ingenuamente en una bondad inherente del ser humano, o en su defecto, toda idea de bien común es inferior a cualquier emoción o pulsión más primaria y atávica, como el miedo: ser miedoso no es ser malvado, ¿cierto?, pero cegado por el miedo uno puede cometer cualquier fechoría), es fatalista (no existe tal cosa como un final feliz; nada es eterno, ninguna solución queda grabada en piedra; a lo Irreversible: le temps detruit tout), es crítica de los valores políticos y sociales (todo podría sintetizarse en que tanto a nivel institucional como a nivel individual impera, aunque nadie quiera admitirlo según qué caso, el antiguo mantra de el fin justifica los medios), es nihilista (no hay buenos ni malos, no hay nada, sólo humanos desesperados y tragados por la comodidad). Y como digo, está bien escrita: se toma su tiempo en presentarnos natural y justificadamente a los personajes, en introducirnos en este mundo cruel, en comenzar la batalla en sí, en lograr que el conflicto no sea sólo físico sino que también moral, en alternar personajes y lugares, en guiarnos fluidamente a lo largo y ancho de la isla y de cada minuto del juego, en darle verosimilitud y credibilidad de inicio a fin a una idea en general desquiciada y en teoría al borde del ridículo, en construir coherentemente a los personajes más presentes y sobre todo a los más violentos, en equilibrar la pausa y la acción (no hay agotamiento por acumulación, sorpresivamente), en hacer que te creas toda esta historia lo suficiente como para leer sin contratiempos, en reinventarse y no repetirse en las escenas de acción y darle su toque desagradable al gore y la violencia, y, sobre todo, en darle una buena razón a la verdadera intención del Battle Royale, que tiene mucho sentido una vez es revelado por cierto importante personaje, si bien la sensación predominante sería de desazón: el objetivo del juego se cumple, sin importar qué.
En resumidas cuentas, no estamos ante una obra compleja psicológicamente, o filosóficamente, o socio-políticamente, ni tampoco ante un prodigio de literatura, de narración o de prosa, de poesía. Y sin embargo, Battle Royale me parece, para lo que es, una excelente novela que, en simple, destaca notablemente en todos sus elementos. Más o menos en la estela de un Stephen King, para mencionarlo de nuevo. Podrán enarcar las cejas, pero en el ámbito del best-selling se pueden encontrar obras de incuestionable calidad. El asunto va en saber disfrutar de cada propuesta, saber en qué nivel nos movemos.


Diez préstamos en dos años y medio más o menos. Casi todo en orden, excepto por el timbre del 11 de Marzo del 2024, y claro, el 01/02/23 escrito con lápiz pasta, el mismo con el que se encerró la opción "N: Nuevo" en las observaciones. Imagino que será un ejemplar nuevo... ¿eso quiere decir que luego del tercer préstamo compraron otro libro, le quitaron al primer ejemplar la ficha de devolución y se la pegaron al nuevo? Lo otro que se me vino a la mente, y perdonen la ignorancia: no creo que haya un timbre para cada fecha del año, ¿cómo funciona eso?, se me vienen ideas a la cabeza, pero describirlas sería tedioso y ridículo, porque seguramente hay una explicación sencilla y lógica que me estoy perdiendo en mi cabecita.

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