"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

miércoles, 21 de agosto de 2024

El caso Morel, de Rubem Fonseca

 

Bibliometro S04E03. Primero que todo debo avisar que en el post de Lucía McCartney (también de Fonseca, Rubem) agregué algo más al final, en las fichas bibliográficas, pues no me había percatado de que había otro papelito con devoluciones. Informada tal cuestión, continuemos, como ven, con El caso Morel, primera novela del brasileño Rubem Fonseca, que publicó el año 1973, y que sería su cuarta publicación, en una década, luego de tres volúmenes de cuentos.


Bien, la traducción, del mismo sujeto que tradujo Lucía McCartney, sigue teniendo los mismos baches (baches en mi opinión), es decir, primordialmente, darle una jerga barriobajera chilena a una novela brasileña. Como dijimos con el libro de cuentos, es notorio que Fonseca apuesta por un lenguaje procaz, sobre todo en los diálogos, para situarnos de tú a tú con los personajes, que por lo demás no son nada barriobajeros, aunque cualquiera fulano puede hablar en el más vulgar y sucio chilensis si así se lo propone, a lo que voy es que los personajes no parecen ser del tipo que hablen así. En todo caso esta especie de realismo sucio, insisto, se ve roto y descontextualizado por esta traducción mal perfilada. Además, el libro está lleno de erratas, así que más distracción innecesaria a la lectura. Como sea, hablemos del libro como libro.
El caso Morel es una novela bien interesante y medianamente lograda en la que su autor intenta aunar en un todo de largo aliento (la novela no es muy larga en todo caso, doscientas páginas por ahí) los intereses y obsesiones que vislumbramos en sus cuentos: abordar la novela negra, actuar como observador social, tratar sobre el amor/sexo, reflexionar sobre el arte de vivir y vivir el arte. Este es su primer ensayo en el ámbito novelesco. El experimento tiene intenciones bien logradas pero como novela no termina de cuajar. Parece como si fuera dos novelas en una, y muy separadas una de otra, aunque el vínculo entre ambas vertientes sea el protagonista, Paul Morel, artista y pintor que recibe a un escritor en su celda para que éste escriba y/o edite una novela sobre él, sobre la vida de Morel, o eso pensamos, que la cosa va de un reo refinado y educado que se cree muy interesante y cuya vida debe ser conocida, pero ya más adelante todo se convierte en un relato policial con todas sus claves y tópicos.
Entonces tenemos una parte en la que la voz del propio Morel nos cuenta su vida: su infancia privilegiada y luego en la pobreza, su vida como pintor famoso que se codea con la rancia e hipócrita élite brasileña, y más importante, sus reflexiones sobre la importancia del arte en la vida en general y su particular forma de relacionarse con las mujeres, enamorado de una y de otra, su forma de disfrutar del erotismo y del sexo con cada mujer en concreto, cada cual única y diferente en varios aspectos (social, económico, mental, psicológico, etc.). Esta parte es bien interesante la verdad, la  voz de Morel resulta tener su toque cándido e inocente, bonachón, mientras nos cuenta sus andanzas entre atriles y faldas, y no falta el humor. La otra parte es la del escritor que va a escuchar y recoger los manuscritos de Morel, escritor que, poco a poco como iremos viendo, se propondrá resolver un misterio criminal en torno a Morel (no por nada está encarcelado el hombre), momento en el que el asunto se vuelve una seguidilla de acciones, preguntas, respuestas, correrías, un caso policial a fin de cuentas, narrado con el fraseo corto y veloz y áspero del primer Fonseca, en donde de paso el autor deja ver las distintas justicias que hay en Brasil (como en todos lados), muestra el lado sórdido y más abandonado y mísero de los asentamientos urbanos, y nos pone en contacto con esa gente desesperada y dejada a su suerte.
Para no centrarnos tanto en lo negativo, hay que destacar eso: la habilidad y agilidad de Fonseca para elaborar una mirada crítica y amplia, en donde se abarcan comentarios sociales, económicos, filosóficos, artísticos, policiales, etc., y cómo se desenvuelven dichos tópicos según qué estrato, que fluye orgánicamente con la narración en sí, con el devenir del argumento y los personajes, para unificar relato y sustancia, o dicho desde otra perspectiva, su manera de elevar el relato policial y otorgarle una visión/identidad propia. Nada parece impostado o forzado, ni aleccionador o pedante: es Fonseca construyendo una realidad narrativo-dramática, reflejo de lo que él ha visto y vivido en su vida, compleja y de múltiples capas interconectadas. ¿El problema? Que lo que no quedó orgánicamente engarzado es el estilo por así decirlo, la parte policial de la parte del retrato vital del artista/amante, parecen dos piernas que caminan en direcciones diferentes y con ritmos contrapuestos. Y, curiosamente, la prosa agresiva y ametralladora termina por cansar, como dijimos de sus cuentos, a veces parece ir avanzando a tropezones. Digo curiosamente porque, aunque comenzó a escribir y publicar antes, Fonseca no perfeccionó ese estilo como lo ha hecho James Ellroy, por ejemplo, que puede escribir novelas largas de esa forma sin parecer que le faltan dientes a la sonrisa.
En resumen, El caso Morel es un buen libro para conocer a Fonseca y su propuesta literaria, pero como novela en sí es un descompensado ejercicio que no logra dar el remate, el cierre, el broche de oro a todos sus prometedores elementos, desperdigados en varias direcciones irreconciliables... en esta ocasión. La traducción por momentos no ayuda mucho tampoco pero creo que ese problema es más mío...


La ficha bibliográfica de El caso Morel (la única que encontramos, y en esta ocasión verificamos meticulosamente), aparte de ser un verdadero desorden -timbres mal colocados, una fecha repetida ¡tres veces!, si bien el lado derecho se ve bien decente-, qué tenemos: tenemos un libro circulando desde hace más de siete años, prestado diez veces. ¿Qué podría significar ese 2 dentro de un círculo, en la columna de al medio?

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