Bibliometro #55. Philip K. Dick no necesita presentación. No alcanzó a verla estrenada pero todos amamos "Blade Runner", obra maestra cinematográfica basada en una novela suya, y de ahí es cosa de buscar, de indagar, de adentrarse en su obra, prolífica obra conocida mayormente por la ciencia ficción aunque tiene por ahí novelas de corte más realistas. Como sea, primera novela de Dick que leemos en la vida, estaba esperando que llegara este momento.
Ja, ja, me quedaron desordenadas las cuatro partes de esta novela, pero bueno, qué se le puede hacer, ya nada, absolutamente nada.
Fluyan mis lágrimas... no es una magnífica o grandiosa novela, partamos por eso, pero sí tiene como un aire magistral, una pulsión de excelencia, una ambición propia de los grandes; y sí me ha gustado considerablemente y pienso que, como carta de presentación (aunque es una de las últimas novelas que publicó, o al menos está situada en el tramo final de sus publicaciones en vida), sí ha sido una novela reveladora y genial en dicho aspecto.
Primero que todo me ha gustado la construcción de mundo y la manera completamente natural y despreocupada, como distanciada, con que Dick ni siquiera nos introduce, sino que nos lanza como si nosotros supiéramos ya todos los detalles. Sin explicaciones o clases de historia previas; comenzamos a leer y ya estamos con autos voladores, un estado estrictamente policial, una historiografía previa, un ambiente o atmósfera de quieta locura (como la calma antes de la tormenta), lo cual resulta intrigante y estimulante: que no te lleven de la mano y en cambio sea uno quien deba descubrir o intuir qué clase de vida, de sociedad, es la que el autor nos propone: un mundo supravigilado, ultraconectado, semidesquiciado y definitivamente exacerbado en todos los desequilibrios que caracterizan las sociedades modernas: desigualdades, inequidades, abusos de poder, violencia y desamparo...
Segundo, esa deliciosa mezcla de realismo sucio (como dije, Dick no nos presenta el mundo con intenciones de maravillarnos o sorprendernos como a veces sucede con novelas futuristas, en plan "¡contemplad, contemplad!", más bien de su prosa destila desencanto, desilusión, hastío) con un lirismo igualmente sucio o polvoriento, una poética de la desidia existencial, la incertidumbre metafísica y el furtivo horror de las espirales sensoriales y las apariencias. Aunque pueda ser un error comparar, debo decir que leyendo este libro pude comprender bastante la atmósfera de "Blade Runner" y su puesta en escena. Esta prosa como elegíaca sobre la interminable y laberíntica búsqueda del propio ser (ese diabólico juego de verdades y falsedades humanas), envuelto en un maremágnum de ilusiones y hologramas.
Tercero, la construcción de personajes. Por pequeños que sean, llegas a conectar con ellos. Y para qué hablar de aquellos que tienen mayor protagonismo y peso argumental, dramático. Aunque esta novela fluye como una historia de argumento, cabe preguntarse y reflexionar sobre si en realidad, ni tan al fondo, es un estudio de personajes asediados por sus propias y diferentes circunstancias personales-emocionales-mentales-espirituales y socio-económicas. Un estudio de personajes, un estudio sobre el tiempo, sobre ese personaje inasible que es, no lo sé, una ciudad, un zeitgeist: el espíritu de unos tiempos locos y desorientados. En cualquier caso, son personajes al borde del colapso, como rendidos pero tampoco tanto (no se sueltan del borde del acantilado al que se sostienen), al menos esa es la impresión que dan en el trato de "tú a tú", al escucharlos y verlos caminar, reflexionar.
Cuarto, la atmósfera. Aquí no me adentraré mucho porque tiene que ver con cosas argumentales pero Dick introduce el elemento de las percepciones y de la realidad, qué es real y qué lo hace real, la realidad es un ente autónomo o es una construcción mental/sensorial, individual y/o colectiva. Qué somos nosotros como personas, como humanos: ¿somos entes autónomos o dependemos exclusivamente del soporte físico? ¿Qué hay de nuestro espíritu, de nuestra alma? Todas estas divagaciones están perpetuamente flotando en el aire de esta novela, acrecentando esa sensación paranoica y de suspenso, además de dotarlo de capas de reflexión filosófica.
En términos concretos, Fluyan mis lágrimas, dijo el policía cuenta la historia de un exitoso músico y presentador de televisión que un buen día despierta en un mugroso y pringoso hotel, sin saber cómo demonios acabó ahí, aunque lo peor es que su existencia parece haberse evaporado: nadie lo recuerda, nada puede confirmar que es quien dice ser (¿documentos? No los hay). A partir de esta premisa argumental digna de una película de Hitchcock, el protagonista hará todo lo posible para, quién sabe, recuperar su identidad o descubrir qué demonios produjo "el olvido" o, ¡al menos!, no morir en el intento, porque no será nada fácil ser un fantasma en una ciudad hipervigilada y en manos de unos burócratas policiales que sólo funcionan by the book. En el camino se cruzará con toda clase de personajes que están tan perdidos como él, aunque por diversas razones, y quizás ahí radica su salvación: que los demás están tan perdidos como él, o viceversa: que la debilidad humana es más fuerte que el más encorsetado y acerado sistema cuasi totalitario: jamás podrán gobernar en la mente, en el corazón, en el alma.
Ahora bien, ¿por qué no me parece una magnífica novela? Aunque la resolución es bien ingeniosa y tiene su punto interesante, siento que no está tan a la altura del planteamiento inicial; que como remate argumental no cierra satisfactoriamente ese inicio tan arrollador y esquizoide, casi parece una solución caída del cielo y extrañamente anticlimática (curioso en una historia de ritmo pausado y reflexivo), ciertamente repentina. Pero de todas formas, por si no se ha notado, me ha gustado y entusiasmado mucho su lectura: sus personajes y mundo, su relato a la vez pausado y trepidante (coherente y convincente), su multitud de reflexiones y planteamientos filosóficos, éticos y sociales; el grandioso rango que como escritor Philip K. Dick le otorga a una novela que en otras manos menos imaginativas y hábiles pudo ser una correcta pero olvidable novelita futurista sobre gente que huye y persigue. No tendrá el mejor cierre, pero tal como está, Fluyan mis lágrimas... me ha parecido una genialidad a su manera. Y eso es lo que vale.
Fluyan mis lágrimas, dijo el policía es un libro que les recomiendo sin duda alguna. Si no han leído nada de Dick (como era mi caso), se llevarán una gran, una excelente, una entusiasta primera impresión. Ya quiero leer más de este autor tan único.
Debo entender que desde agosto del 2023 hasta esta fecha Fluyan mis lágrimas... ha sido prestado en siete ocasiones, cinco de ellas este 2024 (su año de gloria), pero si miramos debajo de la ficha bibliográfica vemos que quedan restos de una ficha previa despegada, arrancada, arrebatada. ¿Significa eso que llevaba más tiempo en Bibliometro? Como suelo decir, porque es lo único que se puede decir en estos casos: nunca lo sabremos.
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