Bibliometro #54. Ampliación del campo de batalla es la primera novela de Michel Houellebecq, aunque, en realidad, el mismo autor considera su publicación previa, una biografía sobre Lovecraft, como su primera novela. Por acá ya habíamos leído y comentado Serotonina, su penúltima novela publicada hasta el momento, así que no es de extrañar que continuemos leyendo la obra de este autor tan controvertido y del que se discute tanto, según he podido ver. Por cierto, hice gala de la pronunciación correcta al momento de acercarme y preguntar "¿está Ampliación del campo de batalla, de Michel /uelbec/?
Me pregunto qué me habría parecido Ampliación... si no hubiese leído Serotonina primero, la cual leí por pura casualidad e impulso, de lo contrario capaz que hubiese emprendido la lectura de la obra de Houellebecq de la manera en que suelo hacerlo (cuando se puede): en orden. Lo digo porque Ampliación... me parece un libro interesante, cargado de lúcidas ideas e intenciones, además de una energía bien potente, de una mirada aguda, mordaz y punzante, cargada de ironía e inteligencia, pero, más allá de eso, no me parece muy buena novela, muy lograda en tanto relato y narración, dejando un regusto amargo e insatisfactorio al final. ¿Y por qué menciono Serotonina? Pues porque, en esencia, son el mismo libro, hablan de lo mismo y cuentan lo mismo, sólo que Serotonina lo hace mejor, de manera más compleja, profunda y completa. ¿De qué va Ampliación... entonces? Es la implacable crónica de un hombre progresiva y definitivamente desencantado con la vida, tan decepcionado y destruido por dentro que inevitablemente este estado se materializa exteriormente en sí mismo y en sus relaciones profesionales, sociales, interpersonales, amistosas, etc., cristalizando en un descenso de empatía y moralidad, en una deshumanización total. Nuestro hombre es un alto empleado de una compañía informática, soltero y solitario, digamos que asqueado de la sociedad que lo rodea en cada uno de sus aspectos.
Las intenciones se entienden y de hecho el protagonista está bastante bien retratado en su simplicidad (un misántropo deprimido), y diría que los demás personajes también; con un estilo austero y casi minimalista a veces, Houellebecq perfila con precisión y mala leche (aunque, a pesar de que aparente lo contrario, dicha precisión transparenta que es un gran observador y no se puede ser un gran observador/retratista sin una pizca de empatía y compasión, porque lo que acá tenemos no son caricaturas triviales unidimensionales, sino seres, aunque patéticos y en esencia tontos, de carne y hueso) este abanico de singulares y estrafalarios caracteres representativos/víctimas de la presunta decadencia de la sociedad francesa que el autor denuncia, carácter satírico que también queda bastante bien logrado. Mi problema es que, más allá de la presencia de tal o cual personaje y de tal o cual situación que hable del estado de cosas que tanto repugna al protagonista, el principal arco dramático se siente demasiado abrupto, forzado y algo gratuito: el protagonista cae en esa espiral descendente como de forma espontánea, sin mucha coherencia argumental, más que nada para explicar/explicitar su vacío interior. En Serotonina la construcción de ese descenso sí que está lograda porque Houellebecq parte de una certera y compleja construcción psicológica de la cual se entiende cada fase de su autodestrucción, que tiene tanto de moral como de mental o médico, apuntaladas por distintas tramas que contribuyen a ese desmoronamiento. En este caso tenemos un protagonista sencillamente hastiado de todo, sí, hasta nos damos cuenta de que está deprimido y completamente consumido por ese agujero negro, pero insisto, en mi opinión no hay una férrea correlación dramática entre su rechazo a los valores sociales modernos (además de otras opiniones impopulares, resentimientos y rencores varios) y el que de repente, de buenas a primeras, pretenda desaparecer de todo y acometer actos inmorales e ilegales, ser un peligro para sí mismo y la sociedad. No es Camus, no es El extranjero. Podrán decirme que esto se explica con su depresión, pero volvemos a lo mismo: tal razonamiento funciona en Serotonina, donde el elemento bioquímico sí está presente en el relato, en el argumento, en el componente dramático; en cambio Ampliación... es un ensayo o conjunto de ensayos bien interesantes que se disfraza de novela a medias.
Eso sí, vaya que hay opiniones e ideas interesantes; sería banal listarlas y hablar sobre ellas, aunque podrán imaginar que tienen que ver con dinámicas económicas, políticas y sociales, y cómo dichas dinámicas afectan en las relaciones colectivas e individuales, entre otros tantos y variados temas. Sin entrar en detalles (para no contravenir lo que acabo de decir), me ha gustado bastante eso que dice en un momento sobre que hay también un liberalismo sexual que sigue las mismas lógicas del liberalismo económico; no deja de tener su gracia y su cuota de verdad. También están las reflexiones que tienen relación con el título: el campo de la norma en que vivimos, el campo de batalla y su ampliación, que tiene que ver más con lo existencial y filosófico, es decir hay harta materia y sustancia en este libro de menos de 200 páginas... Me sigue llamando la atención que Houellebecq sea tan polémico y controvertido; ciertamente lo que sus personajes dicen (y quizás él, aunque no he leído entrevistas) no será popular y políticamente correcto, pero no me parece que sea un vulgar y burdo provocador descerebrado (como Andrew Tate, por mencionar un caso extremo), antes al contrario, quedo con la impresión que Houellebecq es un inteligente impulsor de debates e intercambio de ideas. Que vengan de boca de personajes convencionalmente repulsivos es irrelevante y accesorio al quid de los asuntos. ¿Qué piensan ustedes sobre Houellebecq?
Pero en fin, para que se hagan una idea final: al protagonista lo tenemos describiendo su empleo, las personas que lo rodean (bellos y feos, charlatanes y honestos, ricos y pobres, triunfadores y perdedores), luego lo vemos de gira con un compañero cumpliendo sus tareas en distintos pueblos no parisinos, ¿y luego adiós?, ¿luego "Oh al demonio todo"? Más allá de las reflexiones e ideas compartidas, y de las entretenidas y alegóricas anécdotas, no hay más, no hay verdadero relato, lo cual no es suficiente: tiene que haber una coherencia entre la sustancia y la forma. Debo admitir (e insistir en ello) en que puede que me haya condicionado la lectura previa de Serotonina, que como dije, me parece una versión mucho más completa de Ampliación..., que en sí misma puede ser una novela buena y todo lo que quieran (no me lo parece, pero se entiende que en su tiempo haya tenido buena recepción: es una propuesta diferente, eso se le concede) pero que a mí me ha parecido una idea bien pensado pero ejecutada a medias, faltándole varios paneles capaces de robustecer su arquitectura básica. No creo andar muy equivocado en todo caso, intenten comprobarlo ustedes por propia cuenta y me dicen qué piensan al respecto.
Intentaré echarle otra lectura si es que me da el tiempo y les cuento.
Pues bien, tuve tiempo de echarle otra lectura y mis opiniones se mantienen y hasta se han reforzado. He dicho: ¡caso cerrado!
Siete préstamos en... ¿cuánto tiempo? No entiendo la primera fecha escrita a mano. El tres del... ¿del uno?, del... ¿19? Tendría sentido porque luego viene un préstamo en marzo del 2020, luego otro del 2021, luego otro del 2022 y luego tres este 2024, aunque de nuevo hay algo raro ahí: una devolución para el 14 de mayo, ¿la siguiente el 16? De verdad no entiendo cómo demonios funciona este puto sistema de mierda, a veces me da la impresión de que los "bibliotecarios" de Bibliometro hacen lo que se les da la gana. Si al menos me beneficiase de vez en cuando a mí...
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