Bibiometro #52. He acá una novela de Stephen King que tenía muchos deseos de leer, ¡por fin he logrado encontrar un ejemplar disponible en este maldito Bibliometro de los demonios!
Mr. Mercedes es un trepidante thriller a la vieja usanza del juego del gato y el ratón entre el señor Bill Hodges, un policía retirado, muy condecorado y apreciado en su tiempo gracias a los numerosos y complicados casos que resolvió, y Mr. Mercedes, un hombre que un buen día se subió a un mercedes, fue a un evento de empleos para gente desocupada y arremetió contra todo aquel que se le pusiera por delante, asesinando a ocho personas e hiriendo de gravedad a otras cuantas más. Mr. Mercedes nunca fue capturado y es uno de los pocos casos que Bill Hodges no pudo resolver. ¿Cómo es que se reaviva el juego? Pues porque Mr. Mercedes le envía una carta a Bill Hodges, quien, aplastado por la abulia y el aburrimiento post-retiro, decide seguirle el juego y ver si es que acaso lo puede atrapar, porque eso es lo que siempre ha querido: ponerle las manos encima a ese hijo de puta. De todas formas el juego le dará sentido a su solitaria y aplanada, grisácea vida.
Mr. Mercedes, entonces, es la estimulante y fantástica interpretación y ejecución de Stephen King de un relato puramente detectivesco, con una trama ágil y avasalladora en donde todas las claves del género están bien dispuestas y adaptadas a la visión de King, como por ejemplo los ayudantes (los Watsons) de este particular Sherlock, que por cierto no es un típico antihéroe cínico, amargado y deshecho. Sí es cierto que Hodges es medio alcohólico y que está sumido en una honda depresión, pero el suyo es un retrato fresco que no cae en la archiconocida oscuridad y pesadumbre del investigador atormentado hasta la médula, antes al contrario, más allá de sus problemas de ánimo Hodges es un personaje lúcido, entusiasta y sumamente lógico, que no es lo mismo que pesimista: es un personaje que cree firmemente que vale la pena luchar; que se motiva por su férrea moral y fe en la justicia, no por mera inercia profesional; digamos que el suyo es un idealismo con los pies en la tierra. A mí me gusta la figura del detective atormentado y nihilista que no cree en nada pero que hace lo que hace porque alguien tiene que llevar a cabo el trabajo sucio; sin embargo, me ha gustado este Bill Hodges, pues como dije, ofrece una visión refrescante a dicha figura, sin por ello perder del todo ese toque corrosivo y ácido inevitable en toda persona que deba lidiar con el lado oscuro de la psiquis o comportamiento humano. También me ha gustado el retorcido y enfermizo retrato (sin remilgos ni contenciones, sin miedo al espanto que puede provocar su maldad tan intensa y desaforada) que elabora del antagonista, el Mr. Mercedes, un tipo pretendidamente ordenado y compuesto que esconde un caos de ira, rencor y resentimiento; un espíritu negro perfectamente escondido entre las demás personas, siguiendo las normas sociales mientras, soterradamente, busca cualquier método posible para infligir daño y destrucción a una sociedad que detesta, amén de su contradictoria mezcla de delirios de superioridad y complejos de inferioridad. Esta novela es la lucha de estas respectivas voluntades, de ingenios o inteligencias, de sendas psicologías resquebrajadas que se provocan, se alteran, se engañan...
Sin ser una obra maestra ni nada por el estilo (como 22/11/63), sí me ha gustado bastante porque, aparte de la agilidad narrativa con que nos detalla este trepidante juego que va escalando en una verdadera bomba de nervios que te mantiene como colgando de un hilo, y a diferencia de lo que hemos comentado en algunos títulos suyos más recientes, King presta gran atención a la construcción psicológica (aunque no alcanza la profundidad ni la complejidad de, por ejemplo, Carretera maldita, un verdadero descenso a los infiernos de la desesperanza y la inestabilidad mental) y a las atmósferas pesadas y sombrías; además no se anda corto en lo enfermizo, lo esquizoide, lo perturbador ni en lo devastador, características que también destacamos y agradecimos de Revival (comentada por acá también), la cual, casualmente, fue publicada el mismo año que este Mr. Mercedes. King es un escritor que puede alcanzar grandes cotas de calidad pero éstas están inevitablemente ligadas a lo macabro, y cuando se suaviza y se contiene (en términos de "impacto" y de extensión: King brilla cuando se pone minucioso), cuando se pone medio condescendiente y pedagógico (o "juvenil", en mayor o menor medida), pues es cierto que el resultado puede dejar un regusto descafeinado porque, sin ánimo de encasillarlo (ya le hemos leído bellas historias que no tienen una gota de morbidez o sordidez), King es experto en adentrarse en los abismos humanos o, en su defecto, en los abismos de la realidad. Esta novela no teme en provocar y en perturbar, en incomodar al momento de describir psiquis alteradas e inclementes acontecimientos, lo cual es de agradecer.
Un libro muy recomendable, sin duda alguna, en donde tenemos a un Stephen King en muy buena forma y que es capaz de estar a la altura de sus talentos. Mr. Mercedes es una novela con una trama brillantemente escrita y desarrollada, además de personajes y psicologías complejas; es decir: perfecta combinación. O pueden leerlo sin tanto rollo como el que acaban de leer, ja, ja.
No te creo mucho que este ejemplar sólo haya sido prestado tres veces, todas este 2024, porque... ¡Ah!, pero miren nada más, debajo de la ficha hay otra más, la cual a su vez ha sido estampada en su reverso. En dos años y medio, Mr. Mercedes ha sido prestado en 21 ocasiones. Muy bien, ¿no? Observando fechas hay cosas que llaman mi atención: hay timbres muy seguidos en junio del 2022 y julio de 2023. No me hace sentido, se supone que te dan dos semanas de plazo, pero ¿un 21 de junio y luego un 22 de junio de inmediato? ¿Qué demonios pasó ahí? ¿30 de junio, luego 7 de julio y luego 20 de julio? No me cuadra tampoco. Suena a que hay personas que devuelven un libro y se lo piden de inmediato, pero me dijeron que eso no se podía. Igual no espero algo distinto de Bibliometro, su desorden me estresa...
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