Biblioteca Nacional S09E01. Nueva temporada de la B.N.P.D. y he acá que seguimos con Stephen King de la mano de uno de sus libros que tenía muchas ganas de leer, hablamos de Christine, adaptada por John Carpenter, razón por la cual me interesaba tanto echarle un ojo, y es que además, cómo no interesarse por una historia en donde el villano es un auto fantasma y asesino, aunque conociendo la obra de King es obvio que Christine sería mucho más que eso. Por cierto, cuando en Cine en tu cara hicimos una retrospectiva a la obra de Carpenter nos saltamos esta película por razones obvias; ahora que ya hemos leído el material original, quizás algún día lo primero que hagamos sea ponernos al día con esa película pendiente.
Primero que todo debo comentar algo importante: había algo malo o extraño en este ejemplar. No estoy seguro de si esta edición era pirateada o no, no podría poner las manos al fuego por una opción. ¿Qué me hace dudar?
Para empezar, el libro está lleno de erratas: palabras mal deletreadas (de una manera grosera y ridícula considerando la editorial a cargo) y casi todas las putas letras de canciones que encabezan cada capítulo (la música siempre está sonando en este libro), que están en inglés, están mal escritas. La impresión, si bien no da la impresión (no pun intended) de ser un trabajo propio de una imprenta clandestina, tiene varias páginas en donde las letras se ven borrosas y como impresas a medias, y no necesariamente por el contacto de dedos, por la erosión lectora por así decirlo. Lo peor es la traducción; si bien no afecta mayormente a la lectura, sí hay dos cosas notorias: algunos párrafos redactados de una manera algo enredada y palabras que claramente se tomaron de una manera muy literal, por ejemplo un personaje le pregunta a otro "¿estás complicado en el asesinato de X?", y uno queda asombrado porque claramente quiere decir "implicado", o en otra parte sale la frase "aura de realización", traducción incorrecta porque estoy seguro que en inglés tenía que ver con la palabra "to realise", que viene a ser algo como "darse cuenta", sólo que mucha gente lo toma de esa manera, "no realicé que estaba equivocado" (en lugar de "no me di cuenta de que estaba equivocado"). Lo que te hace pensar poco menos que por momentos estamos ante una traducción de google. Ahora bien, ¿todo esto es debido a una edición pirateada? Ahí es que me surgen las dudas, porque las imprentas clandestinas simplemente copian el ejemplar original producido por las editoriales, con papel barato y tinta barata y un acabado notoriamente poco prolijo, que no es el caso con este ejemplar de Christine; las imprentas piratas no se dedican a escribir o traducir ni esas cosas. En definitiva es todo una molestia enorme porque ¿cómo demonios una editorial como Sudamericana permite un trabajo de traducción e imprenta tan chapucero como el que tengo entre manos? La verdad es que es desagradable leer de esta manera y, aunque como dije, a grandes rasgos se entiende, te saca de la lectura toparte con estos problemas y errores que van más allá de erratas. Me produce un mosqueo enorme. Mi recomendación sería que si quieren pedir prestado o directamente comprar Christine en algún momento, eviten esta edición de Sudamericana impresa en Argentina (producida para ser distribuida en quioscos a través de un periódico), eviten la traducción de Adolfo Martín. Porque si de verdad es pirata, ¿cómo demonios se les pasó por alto detectarlo en la Biblioteca Nacional? Eso sí que suena improbable; en la biblioteca son profesionales de verdad, se habrían realizado (já) del problema.
Quedé con la espina clavada y, de hecho, intentaré algún día leer Christine en inglés. Sé que César Aira hizo una traducción de esta novela, suena interesante y podría ser otra opción; espero, eso sí, que Aira haya traducido evitando la tendencia de ciertos traductores argentinos de argentinizar las novelas. Imaginen estar leyendo una novela gringa en modo "Che, Arnie está metido en tremendo quilombo con los pibes del salame ese Buddy, el otro día tuvieron tremenda bronca y el gil ese debió quedar con la pija re metida hasta el fondo del horto que tanto sigue jodiendo". Pero lo dudo, Aira es un profesional.
Como sea, es el ejemplar/edición que nos tocó. Por ahora nos aguantamos y, por fin, llega el momento de comentar la novela como tal.
Muy bien. Christine es una novela de casi 600 páginas. Parece obvio que no es sólo una novela sobre un auto asesino. Parece obvio que, tratándose de King, bajo esa premisa argumental habría una sustancia o intención de fondo que nos hable de temas más complejos y oscuros. Y es así, pero tampoco tanto.
Por encima, tenemos la típica historia de adolescentes terminando el colegio y enfrentando las dudas y miedos propios de ir entrando al mundo adulto, lejos de la seguridad de los colegios y los hogares paternos y todo esa rutina tan empaquetada y plástica. Adolescentes con sus amores, sus amistades, sus trabajos de verano, sus matones y toda clase de íconos made in usa. Aunque la vida no es perfecta para Arnie (los matones, una familia demasiado estricta, la soledad, ser un bicho raro y feo que con suerte tiene un amigo, aunque es un buen y conveniente amigo: la estrella del equipo de rugby), las cosas cambian cuando se enamora de un auto clásico y decide comprarlo aunque esté en pésimas condiciones. La compra de Christine y su proceso de restauración hará que tanto Arnie como todo a su alrededor cambie, y no para bien precisamente. Y, por encima, la historia es eso: un relato de adolescentes, casi a modo de grito generacional, que se tuerce hacia el terror cuando Christine comienza a matar y Arnie parece ir convirtiéndose en otra persona totalmente opuesta al bobalicón pero bien intencionado muchacho que era. La trama toma giros previsibles y, si bien goza del talento de King para la creación de personajes (que tampoco es que sean la mar de originales o complejos, pero al menos te los crees hasta cierto punto, son lo suficientemente convincentes para seguirlos), de espacios/lugares, de atmósferas o cuadros cuasi costumbristas que se sienten completamente naturales y reales, casi como si fuéramos una persona más ahí metida, lo cierto es que para semejante extensión no cuenta mucho y sorprende poco: un auto que le arruina la vida a la gente y al que hay que enfrentar, y cuya naturaleza tampoco es que sea el colmo del impacto, de la sorpresa (pero tampoco se las voy a revelar).
Por debajo la cosa se pone más interesante, pero tampoco es una constante. A ratos sí, a ratos no. Qué se esconde tras la premisa del auto asesino, qué significado hay en su misteriosa naturaleza. Poco importa si es un demonio o un simple fantasma o si es un auto del espacio exterior, lo importante es: por qué el protagonista se engancha tanto con Christine. Por qué casi todos los personajes parecen estar tan aferrados a ciertas cosas. Es de sobra conocido el oscuro período en que King luchó contra el alcoholismo y otras drogas duras. Quizás vaya por ahí la cosa: la adicción, ese lazo aparentemente irrompible que te acurruca, te protege. ¿Pero de qué? Del miedo, de la soledad quizás, del fracaso, de los traumas. Un muchacho que se enamora de un auto y que se aferra tanto a su cuidado que todo lo demás queda en segundo plano, una forma de escudarse de los problemas del mundo: cuida a Christine, Christine cuidará de ti. Hay una fuerza subyacente tan visceral, tan rabiosa, tan brutal que por momentos parece salir de las páginas y manotearte; en sus mejores páginas, Christine nos muestra la brutal lucha entre la parte consciente de nosotros y la inconsciente, la bestia sedienta que quiere poseernos alimentándose de nuestras virtudes y pilares fundamentales. Sin embargo esta pulsión tan poderosa no encuentra afortunada ni constante correlación con un relato que, si bien resulta entretenido y para nada cansino en su ya descrita extensión, sí es demasiado arquetípico y está resuelto de manera bien predecible (y alargando el chicle, que es una tendencia de King en ciertos libros). El final, eso sí, ese epílogo, me gustó porque recupera una malicia y un nihilismo que, curiosamente, no se asoma mucho ni siquiera en las escenas más sangrientas y violentas del libro, y que parece indicar: la vida es un infierno que va tras de ti, nunca podrás descansar. Sus mejores libros tienen esa energía: la de lo inevitable.
Me late que Christine es uno de esos libros que "se escribían solos", pero demasiado a su ritmo, sin que King tuviera muy claro qué demonios quería decir y contar más allá de unas cuantas ideas iniciales, básicas, primordiales. Le falta una visión más certera, un empaque algo más compacto, una ejecución más precisa y concisa de esas ideas tan poderosas: la violencia del mundo exterior, los peligros de engancharse con algo, la desesperación del amor tóxico, el monstruo agazapado escondido en nuestro interior esperando a consumirnos hasta hacernos cenizas, en fin...
Ha sido una pequeña decepción. No es un mal libro en lo absoluto, como dije su trama resulta cuanto menos entretenida y tiene ideas poderosas, pero sí es desordenado y poco concreto en la ejecución de sus intenciones. Christine ciertamente me ha dejado con gusto a poco y, en el mejor de los casos, es tan sólo un buen libro, una novela ok y solvente. Le daré otra oportunidad en su idioma original, eso es seguro, aunque no vaya a cambiar mucho mi opinión. O quizás no, quizás me sorprendo.
Parece que casi todos los libros de Stephen King que están en la B.N.P.D. llegaron en mayo del 2017. Desde entonces, Christine ha sido pedido prestado en diez ocasiones, la última ocasión antes que yo fue hace cuatro años, nuevamente una larga siesta interrumpida en este 2024 y, desde luego, por mí.
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