"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

miércoles, 22 de mayo de 2024

El Querisque, de Andrea Maturana

 
Bueno bueno, seguimos. El otro libro de los tres que pedimos en este retorno a la sección de préstamo a domicilio de la Biblioteca Nacional es El Querisque, de Andrea Maturana, el cual, como se puede apreciar en las fotos, es la recopilación de la obra cuentística de la autora, cuya escueta pero potente y rotunda bibliografía queda casi completa en este volumen (solamente El daño, novela, queda fuera, por obvias razones).


Aparte de los libros de cuentos (Des)encuentros (des)esperados y No decir, el presente volumen comienza con El Querisque, un cuento que, tras una fugaz y superficial (e infructuosa) búsqueda por la web, no sabría decir dónde apareció (si es que apareció en alguna otra publicación, o quizás simplemente estuvo guardado en el cajón), sin embargo hay otras cosas más importantes que decir, por ejemplo que es una notable y clarísima manera de introducirnos tanto en la prosa como en el mundo literario de la escritora, sutil, elegante pero profunda la primera, como complejo y lleno de capas, miradas,  el segundo. La escritura de Maturana es sensual y reveladora, puede pegar mazazos de cruda y brutal verdad con un lenguaje preciso y casi sereno. Con trazos suaves pinta cuadros de desesperación, abandono, soledad, desamor, en fin..., si bien también crea vívidas sensaciones de piel, cercanía, sensualidad, pasión, amor verdadero. Todo esto gracias a que Maturana construye, con gran profundidad psicológica y moral, personajes a los que no juzga, pase lo que pase, pues se pone en los pies de los muchos hombres y muchas mujeres que ríen y lloran en estas páginas en las cuales las realidades aparentes esconden sombras y presencias subterráneas que, como en la vida real, pueden cambiarlo todo, para bien o para mal, de un plumazo: uno nunca sabe lo que pasa más allá de nuestras narices y sería iluso pensar, o creer, lo contrario. Retratos de personalidades solas, relaciones interpersonales, trabajos dentro y fuera de casa, malentendidos y confusiones, revelaciones y secretos, mundos interiores y exteriores, todo escrito maravillosamente por Maturana. Todos los cuentos, sin excepción, son un placer de lectura y provocan sensaciones marcadas.
Bueno, quizás El Querisque, el cuento inaugural, sea el único que no me convención tanto, pero básicamente por un cierre bastante cursi y buenista que pega raro luego de un inicio y desarrollo demoledores: una mujer pilla a su pareja durmiendo con otra mujer, ante lo cual su mundo se desmorona por dentro y por fuera y, en fin, si pueden de alguna manera, descúbranlo por sus respectivas cuentas qué es lo que sigue.
Resultaría banal reseñar cada cuento por separado, pero insisto en que el poder de evocación y observación y narración de Maturana encuentran en su escritura, en su literatura, un poderoso y bello vehículo, estilizado y reluciente vehículo, capaz de pasarte por arriba sin frenos si no te avivas.
Totalmente recomendada esta lectura, y yo definitivamente me compraría esta recopilación solo para poder leer de vuelta, cuando se me dé la gana, cuentos como Doble Antonia, Roce I-II-y-III, Piernabulario, Cita, Como en el teatro, Las dos vidas de Perrito, Del boceto, Caperucita Roja y los perros, En el fondo del patio, Las cosas como son...

Por último, en Crimen mostraba la página final en donde se anotan los préstamos anteriores, viendo que la novela de Irvine Welsh llevaba once años en la Sección y yo era el lector número 13 o algo así. Pues bien, resulta que soy el primer lector de (Des)encuentros (Des)esperados. ¿Significa algo? No, pero la tradición de ver la hoja de préstamos ya está instalada.

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