Bibliometro S07E02. Seguimos con Stephen King, qué demonios, ha resultado ser un autor fascinante para mí, de hecho he estado viendo hartas entrevistas suyas y me gusta su proceso creador, además de demostrar ser un gran lector, un gran amante de la literatura, del cine igual, de las historias a fin de cuentas, de ser un devorador de todo cuanto pueda enriquecer el mundo interior propio, un eterno aprendedor (me gusta más que aprendiz), que es como se debe ser, maldita sea. Así que por eso seguimos con él, en esta ocasión con La niebla, un conjunto de relatos, tres en total, sacados del volumen Skeleton Crew, el cual reúne más de veinte cuentos, pero bueno, no se puede tenerlo todo y los tres cuentos que leímos y de los que hablaremos abajo han sido todo un maldito placer. Let's go!
El libro comienza con un prólogo en el cual Stephen King habla un poco sobre el arte de escribir cuentos (usa una metáfora sobre que los cuentos son como besos en la oscuridad, que me gustó pero que saco a colación por una razón que develaremos en otra ocasión), sobre la pasión de escribir y, desde luego, sobre el origen de sus historias, lo cual siempre resulta inspirador, sobre todo en un escritor tan prolífico, creativo e imaginativo como él. De paso, lo cual también es inspirador, nos cuenta un poco sobre su vida antes de que fuera un escritor pecuniariamente exitoso. Sobre eso, pienso también en Irvine Welsh, que publicó Trainspotting con alrededor de 35 años. Y así varios más... Luego, vienen las tres historias que componen este libro: una novela, una nouvelle y una novelette (creo).
-La niebla. El relato más largo, 200 páginas, una novela, vamos. Esta historia tiene toda la pinta de que puede ser el típico relato apocalíptico transitando sus lugares comunes más notorios, sin embargo King demuestra su notable oficio e inventiva como escritor sorteando cada paso o peldaño peligrosamente previsible para darle una pequeña vuelta de tuerca, para darle un toque y un sabor propio, para imprimirle entidad y autonomía. Luego de una tormenta sin precedentes, una amenazante niebla, una niebla perfecta, comienza a recorrer cada palmo de suelo y espacio estadounidense, cubriendo el paisaje con el manto del horror y lo inimaginable. Las personas no tardan en quedarse aisladas y darse cuetnta de que es mejor alejarse de la niebla, porque en su interior te puedes encontrar con monstruos salidos como de novelas de Lovecraft. La familia protagonista bien puede dar cuenta de ello al quedarse atrapada en un supermercado en donde imperan la incertidumbre, los nervios y el miedo, los cuales se apoderan y devoran implacablemente la paz que la gente intenta sostener. Como digo, si tal premisa puede parecer algo manida, King es capaz de inyectarle dinamismo y misterio a una historia que constantemente va revelando nuevas capas y posibilidades de tensión dramática. Es una historia de supervivencia extrema, en las más duras y desoladas y pesimistas condiciones posibles, un particular apocalipsis del cual no se ofrecen sino especulaciones, lo cual es un gran acierto que potencia esta atmósfera densa y reconcentrada, y que, como digo, sorteando una valla peligrosa, King remata con un final perfecto que sigue siendo igual de pesimista y desolado que todo su devastador conjunto de acontecimientos, pero que es una posibilidad, incluso una esperanza, narrativamente hablando un punto de fuga interno que le da profundidad y tridimensionalidad a la prosa y al relato. Ese era el término que quería usar, punto de fuga interno: si bien la historia de un grupo de personas desconocidas obligadas a aislarse en un pequeño espacio apurados por circunstancias extremas puede parecer caldo de clichés y soluciones predecibles, historias bidimensionales y estáticas que se estancan en su premisa, King logra que cada palabra y cada página tengan una actividad interna que atrapan tu mirada, tu atención, algo hacia lo que avanzar... y vaya que avanzan, aunque el relato transcurra en su mayoría dentro del mismo lugar. Quizás no sea La niebla la historia más memorable o magistral de Stephen King, pero es un relato sumamente entretenido, inquietante, desolador y que confirma, nuevamente, su gran oficio como escritor de historias de terror y de interés humano, porque obvio (casi olvido decirlo, qué más es nuevo), King es un gran creador de atmósferas humanas y humanos creíbles, de carne y hueso, razón por la cual su terror siempre resulta más portentoso y tremebundo: el terror nace del insondable miedo humano, no necesariamente (aunque igual, obvio) de las características de ese peligro externo.
-El mono. Me sorprendió encontrarme con esta historia, principalmente porque Osgood Perkins va a estrenar dentro de poco una adaptación cinematográfica, la distribución a cargo de Neon. ¿Qué tiene que ver una cosa con otra? En mi mente... mucho. Pero en fin, hablemos del relato. El mono es sumamente entretenido, una loca historia sobre un hombre adulto, casado y padre de dos hijos, que se ve terriblemente atormentado por uno de esos feos monos de juguete que, armados de sendos platillos en cada mano, si giras la llave se ponen a chocarlos como si les fuera la vida en ello. Es sólo que este mono en particular tiene algo tenebroso, tétrico, sobrenatural... Alternando entre pasado (la llegada del mono a la vida del protagonista, cuando era niño, y el pausado y ominoso descubrimiento de su verdadera naturaleza malvada y asesina) y presente (el protagonista intentando solucionar de una buena vez todo este rollo, en tanto ni loco va a perder a su familia), King entreteje una historia que, bajo sus motivos terroríficos muy bien narrados y descritos, en esencia nos habla sobre el amor y aquel impulso a enfrentarse a la más absoluta oscuridad con tal de proteger aquello que se ama. Su secuencia final, ese apoteósico clímax, es un improbable pero efectivo devorador de nervios. Porque, por cierto, King logra extraer el miedo atávico e instintivo de una situación que, en malas manos, podría haber resultado ridícula. ¿Un mono de juguete asesino? Pero he aquí que el genio del terror lo hace con una sólida base de verosimilitud. Dudo que Perkins sea capaz de sortear semejante escollo en la pantalla grande. Por cierto salió un trailer, vayan a verlo, en honor a la verdad, tiene buena pinta.
-El atajo de la señora Todd. Esta historia me parece una maravilla, un relato realmente bello y precioso. Tiene magia, tiene sentimiento, tiene personajes profundamente humanos y auténticos. Es Stephen King en estado puro. Es una rutilante historia de modestas existencias tocadas sutilmente por lo fantástico. Es mejor no revelar mucho, pero la premisa es la siguiente: dos hombres viejos charlan en el porche de una tienda en su pueblito de Maine. El más viejo, veterano guarda y hombre de múltiples talentos técnicos, le cuenta al otro la historia de la desaparecida primera esposa de su jefe, una mujer amable y humilde que, sin embargo, despedía un imponente e indómito aura de grandeza, y cuya mayor cualidad, lo más llamativo y representativo de ella era su temeridad para conducir su endemoniado Mercedes, obsesionada como estaba en recorrer las comarcas estadounidenses en el menor tiempo posible, descubriendo caminos desconocido e impensados, atravesando parajes que jamás habían visto a un ser humano. El viejo guarda es testigo privilegiado de esa obsesión hasta su punto culmen. Y la vida nunca se acaba, la vida puede disfrutarse sin importar qué, la vida puede ser maravillosa si rompes el mapa y te labras tu sendero propio hacia tu destino. Como dije, maravillosa historia, preciosa y magistral. Y debo decir que me sentí identificado con la mujer buena para pisar a fondo el pedal, porque yo también intento encontrar las rutas más rápidas entre, por ejemplo, la piscina y mi casa, trayecto que primeramente me demandaba 45 minutos, pero que hoy por hoy completo en 21 minutos, a veces en 18, así que, bella señora Todd, comparto su placer y su ímpetu de querer luchar contra el Tiempo.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario