Muy bien, debo aclarar algo: cuando me decidí a retomar la lectura, y por ende renovar mi suscripción en la sección Préstamo a domicilio de la Biblioteca Nacional, lo hice con tres libros de los cuales he comentado dos, Crimen de Irvine Welsh y El Querisque de Andrea Maturana; el tercero es Nuestra parte de noche, monumental novela de la argentina Mariana Enríquez. Si no la he comentado es porque a veces ciertas obras, por sus dimensiones, exigen más tiempo para elaborar algo decente, a la altura de sus méritos artísticos. Pues bien, terminé esos tres libros y he acá lo siguiente: como estoy loco, fui a la Biblioteca a devolver los ejemplares y pedir otros tres más, hasta ahí todo bien; lo loco es que Metro de Santiago tiene un programa de lectura que se llama Bibliometro, el cual consiste en pedir prestados libros en cualquiera de sus sucursales, como kioskos que encuentran dentro o fuera de las estaciones, entonces, camino a la Biblioteca Nacional, me dije "bueno, aprovechemos de pedir más libros", y sin planearlo mucho, pedí otros tres libros. "Estás loco", me dijo una amiga. Tiene razón.
"Los Intramarchas: cómo el poder se infiltró en el estallido social" es uno de los tres libros que pedí a Bibliometro. Hablemos de ello.
El estallido social. Para qué resumirlo, para qué explicarlo. Todo quedó en nada, por desgracia. Un lustro después, la llama se ha apagado y quedó como un sueño que se esfumó demasiado rápido. El Poder, haciendo de las suyas. Ni siquiera el triunfo de Boric en las presidenciales significó algo, ahí lo tienen diciendo en el funeral de Piraña (que murió como el imbécil egoísta y estúpido que siempre fue) que el difunto fue un baluarte de la democracia, un gran estadista. Y vamos a ir a peor porque para nosotros el único horizonte es ser gobernados por gente de derecha, tal es el cambio de la gente, del electorado, y nada bueno sale de un gobierno de derecha, al menos por acá en latinoamérica.
Pero, como digo, fue un sueño que brilló con una intensidad impensada. Era hermoso salir a protestar, a pesar de ciertos desmanes inevitables en ciertos sectores. Y una de las tantas cosas que sucedieron, con fuerza y alevosía, fue la represión policial (y del ejército, cuando los milicos andaban en las calles) encabezada por el difunto defensor de la democracia, el señor brazos cortos. Ojos mutilados, arrestos arbitrarios, golpizas y torturas psicológicas, abusos sexuales y de influencias... Carabineros de Chile actuó sin control, y los resultados fueron heridas que aún no cicatrizan, especialmente en las víctimas, en la falta de justicia y reparación sistémica.
"Los intramarchas" ahonda en este asunto. Casos con arrestos arbitrarios y profundas capas de irregularidad y oscuridad metódica, policial, judicial. Los intramarchas eran los pacos que se infiltraban en las manifestaciones, apuntando "sospechosos" para delitos de sospechosa procedencia. Operando al margen de la legalidad y del Estado de Derecho, leemos con rabia e impotencia cómo la Justicia chilena fue el brazo cómplice, el perrito faldero de montajes policiales. Edificios en llamas, estaciones de metro en llamas, sofisticados grupos de saqueadores que conocen a la perfección sistemas de seguridad... El rol de la prensa, de los poderes fácticos para crear culpables de la famosas tesis de la intervención extranjera y, sobre todo, la criminalización de la protesta social, que a la larga ha funcionado porque por algo el electorado ahora se inclina hacia la derecha: todo lo que tenga que ver con reivindicaciones sociales y derechos humanos es sinónimo de destrucción e inestabilidad.
En todo caso el presente libro se atiene a lo factual, a los hechos, no a la especulación, acotados también a los casos en los que la actuación y presencia de los intramarchas ha sido corroborada. Se nos informa desde varios ángulos: desde el de las víctimas, desde el de los carabineros, explorando también la parte judicial, los casos en tribunales, pruebas desestimadas para mandar de todas formas a los acusados a la cárcel... Para una persona medianamente informada esta lectura no será tan sorpresiva, sin embargo es un valioso compendio de información y una forma de recordar que en Chile impera la mentira y el clasismo para resolver sus problemas. La diferencia de clases existe y hay un Chile para los ricos, un Chile para los pobres y de clase media. En cualquier caso, estoy seguro de que si no pueden acceder a este libro, bastaría con googlear el nombre de la autora para encontrar los casos en distintos medios informativos; a fin de cuentas, "Los intramarchas" es una recolección de artículos e investigaciones periodísticas, actualizadas en su segunda edición, que es la que pedí prestada.
En términos artísticos, es como ver esos documentales true crime en donde no hay mucho cine, en donde no destaca el lenguaje cinematográfico/documental, sólo la exposición de datos y acontecimientos. "Los intramarchas" se limita a describir datos y hechos, de manera sucinta y algo reiterativa en su redacción y lenguaje (errores de tipeo incluidos), y algo de estilo encontraremos cuando los protagonistas de ciertos casos tiene el habla/la pluma a través de cartas en donde exponen sus puntos de vista. Tampoco se le debe pedir mucho más, el objetivo de este libro es otro y se logra: exponer casos en donde ha imperado la Injusticia, aunque sea de manera algo superficial. Es cierto que la mayoría son casos judiciales que aún están en proceso y que no se pueden divulgar según qué cosas, pero tampoco esperen investigaciones muy reveladoras o respuestas rotundas. Pero como digo, es elocuente en su forma de demostrar la existencia e irregularidad del actuar de los intramarchas, y de poner en duda otros casos delictuales emblemáticos que ocurrieron durante el estallido. Pero como estamos en Chile, la verdad nunca se sabrá por completo y, como es usual, los culpables tampoco serán peces gordos, solamente los perros rabiosos que cumplen en la calle las órdenes que vienen de arriba, ¿de quiénes?, podemos imaginarlo, pero nunca se confirmará y nunca pagarán. Que sirva también para limpiar el nombre de los acusados y del acto de protestar por una sociedad más justa y equitativa.
Finalmente, la tradición republicana de todo préstamo: checar el panel de devoluciones. Soy la quinta persona que ha leído este ejemplar en casi un año. Seamos más.
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