"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe
miércoles, 20 de noviembre de 2024
Historias fantásticas, de Stephen King
lunes, 18 de noviembre de 2024
Mr. Mercedes, de Stephen King
sábado, 16 de noviembre de 2024
Si te gustó la escuela, te encantará el trabajo, de Irvine Welsh
jueves, 14 de noviembre de 2024
Después, de Stephen King
martes, 12 de noviembre de 2024
Joyland, de Stephen King
domingo, 10 de noviembre de 2024
El almanaque de mi padre, de Jiro Taniguchi
Bibliometro #51. Sorpresa me causó encontrar un manga del maestro Jiro Taniguchi en Bibliometro, pero no puedo decir que me haya apresurado a asegurarme con un préstamo inmediato. Hace meses que estoy al tanto de la existencia de El almanaque de mi padre, pero recién ahora me decidí a pedirlo, principalmente por puro impulso, improvisación, para aprovechar el viaje a su respectiva sucursal, si bien, en el fondo, siempre he estado deseoso de por fin tener este ejemplar en mis manos. Durante mi tiempo de bartender, o lo que es lo mismo, de hombre asalariado, compré varios mangas de Taniguchi, pero nunca pude encontrar disponible El almanaque de mi padre, así que alegría, alegría, arriba los corazones. Estamos empezando a cumplir objetivos de vida. Qué lindo que se cumplan tus sueños...
La ficha bibliográfica de El almanaque de mi padre no es muy movida, pero es que tampoco es que el manga sea un formato muy leído, y estoy seguro de que las personas que gustan de los cómics japoneses tienen otras formas de acceder a sus historias favoritas. O dicho de otro modo, puede que sea difícil pensar que en Bibliometro van a encontrar mangas; ciertamente, yo me sorprendí. De todas formas, como digo, ocho préstamos en dos años no está mal. Me pregunto si serán lectores casuales o conocedores de la obra de Taniguchi, o quizás no conocedores necesariamente, pero sí personas al tanto de la importancia de su nombre. Porque es un nombre importante, sin duda alguna, Taniguchi es un grande. Si pueden, léanlo.
viernes, 8 de noviembre de 2024
Revival, de Stephen King
Bibliometro #50. Medio siglo de lecturas bibliometrinas, faltaría más. A veces no sé si tengo la impresión de que debería ser más, o incluso menos, ¿cuánto hemos estado leyendo durante todo este tiempo? Como sea, pueden comprobar que seguimos de la mano de Stephen King, en este caso con Revival, una novela relativamente reciente, de la década pasada. Vamos en racha, ja, ja.
miércoles, 6 de noviembre de 2024
Dolores Claiborne, de Stephen King
Bibliometro #49. Verdad que ahora tenemos nuevo formato para los préstamos bibliometrinos. Ya estaba preguntándome qué temporada era esta, y no señor, ahora nos guiamos por una estricta secuencialidad hasta el infinito. ¡El infinito y más allá! Hablando de cosas infinitas... ¿Cuántos libros de Stephen King creen ustedes que hay en Bibliometro? ¿Cuántos llevamos? ¿Leeremos algo distinto? ¿Fue aposta, en el mes del terror, el maestro del terror? Bueno, no todo es terror/horror en la obra de King, eso ya lo hemos aprendido hace rato, lo aprendimos con su primer libro leído. Dolores Claiborne viene a ser el octavo o noveno, si no me equivoco.
Primero que todo debo señalar que, tal como se dice en el prólogo, Dolores Claiborne es, podría decirse, una novela hermana de El juego de Gerald, unidas ambas historias por un eclipse de sol y por el hecho de situarse cada una en un extremo de Maine (tal como se muestra en el mapa). ¿Qué tan crucial es esa unión, ese breve chispazo en donde una aparece en la vida/historia de la otra? Tendremos que leer El juego de Gerald para saberlo, aunque dicha novela no está ni en Bibliometro ni en la B.N.P.D., eso lo adelanto de inmediato. Pero he quedado con la curiosidad picada...
Dolores Claiborne es una novela, más corta de lo usual para Stephen King (unas 270 páginas, más menos), que destaca no necesariamente por estar narrada en primera persona sino que por replicar el habla de su protagonista (lo que también significa que viviremos todo lo que sigue desde su perspectiva, con los pies en sus zapatos, adentrándonos en su moral, su alma, su psiquis con una transparencia total), en tanto Dolores va a la estación de policía local (una pequeña isla frente al Océano Atlántico) a contar su historia, su verdad, y así acallar esos malditos y malintencionados rumores que circulan en torno a ella a raíz de la muerte de su jefa, de la que es sospechosa. De manera no lineal, alternando pasado y presente, Dolores no se limita a responder un par de preguntas de qué y cómo pasó tal o cual cosa, sino que hace un pormenorizado recuento de acontecimientos que contextualiza no sólo los hechos de interés, sino que también el espíritu del tiempo y el lugar en el que le tocó vivir. Años sesenta, lo más al norte de Estados Unidos, una comunidad rural, aislada, devotamente cristiana. Racismo, conservadurismo, violencia intrafamiliar, sexismo. Pobreza, falta de oportunidades. Dolores, una muchacha que se casó, apurada por haberse preñado, con un bruto alcohólico. Que trabaja y trabajó toda su vida con sus manos, su espalda, astillándolas hasta la extenuación. El amor por sus hijos, el instinto maternal. La belleza del mar, del cielo despejado, de los árboles y los caminos. Y la tragedia de ser humano, el círculo de la violencia, los tormentos de la muerte y de la culpa, el horror de la conciencia que se muerde la cola, las buenas intenciones que pavimentan el camino al infierno. Dolores nos pone en lugar, en contexto, y nos hace recorrer junto a ella el infierno que ha debido enfrentar casi toda su vida, un recorrido emprendido con entereza y fortaleza, nada de autocompasión y lamentaciones: King, se sabe, es un gran creador de personajes, dotándolos de dignidad y humanidad como pocos logran hacerlo en el ámbito del terror, si bien, como ha quedado claro, Dolores Claiborne no es una novela de terror, de género; acaso el horror se encuentra en los pequeños monstruos que nos rodean (el infierno son los otros), el monstruo de la envidia, de los celos, de la ira, de la lujuria, de la soledad, de la locura... Monstruos que, en mayor o menor medida, consumen e incineran por dentro a las personas. Qué más terrorífico que te atormenten fantasmas dentro de tu alma. Porque no todas son como Dolores, no todas pueden enfrentarse a los demonios propios y ajenos y vivir para contarla.
Así las cosas, tenemos una historia sumamente entretenida, terrible también por los pesares que viven sus personajes, escrita con el oficio maestro de King, con su innegable agilidad narrativo-dramática que aúna a la perfección el "estilo" literario-oral de su protagonista con el propio estilo del autor. Terror más, terror menos, Stephen King es el gran narrador de Maine: un gran observador, investigador y escritor que ha tallado en la literatura la historia de la zona. Como lo que Hernán Rivera Letelier ha hecho con la pampa y los pampinos: darles visibilidad a través de las letras. Dolores Claiborne no será la mejor o más ambiciosa novela de King (quizás sea una gran novela, pero por ser parte de semejante corpus bibliográfico sufre de menor consideración, "una obra menor"), pero sí es una novela 100% King que tiene todo lo que hace grande a su narrativa: interés y retrato humano/comunidad, misterio-suspenso, construcción de tiempos y lugares, y claro, lo terrorífico y sus múltiples formas. Totalmente recomendada. Además, Dolores es pura actitud, estoy seguro que nadie podría aburrirse de escuchar a una mujer con semejante personalidad y manera de ver/contar las cosas.
lunes, 4 de noviembre de 2024
22/11/63, de Stephen King
Bibliometro #48. Terminada la pasada temporada de Bibliometro, ahora vamos a cambiar un poco el formato de los posts de libros pedidos ahí. Esto de las temporadas ya no funciona realmente, en parte porque en cualquier momento podría comenzar a disponer de menos tiempo (he estado mandando mi currículum de bartender pero no ha habido suerte, vaya uno a saber, ¿tres años de experiencia y aún así me dejan el visto?, que se jodan), en parte porque me estoy desencantando con la incompetencia de Bibiliometro (libros que no están, que desaparecen, reservas que no se reservan...) y estoy pidiendo menos libros por cada hornada, sin mencionar que así tampoco me pongo tan contra la pared debido a los plazos. Así que ya no hay temporadas en Bibliometro, tenemos nueva nomenclatura (intuyo que esta palabra está mal usada): tan sólo el número que le corresponde a cada libro, algo estricta y puramente secuencial. Hasta ahora habían sido siete temporadas, y sumando y sumando, dieron 47 libros comentados en total. A partir de este momento, desde luego, seguimos desde donde quedó. Y con otra novela de Stephen King, oh sí.
22/11/63 es una absoluta maravilla, una grandiosa obra maestra. No hay otra manera de comenzar este post que no sea constatando tal hecho. Un libro de casi 900 páginas que se lee, como es usual en King, de un tirón, con un atado de nervios y la atención captiva de inicio a fin. Supongo que cualquiera sabe más o menos la premisa de esta novela: sobre viajes en el tiempo con el fin de evitar que Lee Harvey Oswald le vuele la cabeza a John F. Kennedy, pero tras y/o bajo dicha premisa hay mucho, tanto más que de seguro no se imaginan, incluso aunque ya hayan leído a King con anterioridad y sepan que sus relatos no son solamente meras historias de género.
Para empezar, hay varias sorpresas bajo la manga y guiños que no son sólo guiños a la obra pasada y más célebre de King, sino que referencias del todo coherentes y hasta diría que necesarias para meternos en atmósfera, en el ambiente de lo que significa intentar viajar al pasado y alterar un acontecimiento tan crucial como lo es el magnicidio de uno de los países más poderosos del mundo. Claramente, no será un paseo por el parque y fuerzas poderosas intentarán poner freno a semejante locura. Ese terror mudo e inasible, esa tensión paralizante que acecha tras los rutilantes focos del pasado. Y este viaje al pasado no es sólo un trepidante thriller que tiene tanta acción como suspenso, misterio y hasta conspiranoia (de la buena, eso sí), porque de que lo es, lo es; es sobre todo el retrato de una época, con sus altos y bajos particulares, y más aún de algo intemporal y lamentablemente imperecedero: la locura y los extremismos, el odio, la violencia, los populismos, el ciclo fatal de la historia humana, el sino fatal del Tiempo y su correspondiente lección filosófica, incluso metafísica, pero más que nada íntima como una semilla, tan pesada como el plomo, alojada en tu corazón: hay que saber aceptar las cosas tal cual han ocurrido, tan sólo existe el ahora, sea ahora o ayer o mañana, el ahora es uno solo. Y eso no lo cambiará ni toda la bondad del mundo ni todo el odio de la raza humana. De hecho, la mayor parte del relato 22/11/63 es sobre relaciones humanas y formas de vida, de vivir: aprender que, en el pasado o en el futuro, las personas sufren y aman y odian y trabajan igual, porque los preceptos vitales son los mismos. Y eso es lo maravilloso, la manera con que King nos empuja a vivir con los personajes, porque esta novela es toda una odisea, una epopeya humanista temporal que se construye férreamente a través de sus numerosas tramas y sub-tramas (porque no todo tiene que ver únicamente con salvar a Kennedy) llenas de mitologías propias y personajes atribulados por sus propios problemas. Y por sobre todo, el Pasado, acaso el gran antagonista de esta novela.
Debo destacar que 22/11/63 es una de las últimas grandes novelas de King (si es que no es la última, así tal cual, pero habría que revisar lo que ha publicado posteriormente) porque, como he dicho, tiene esa grandeza humanista en su interior expresada en un romanticismo arrebatado y rabioso, en reflexiones morales constantemente punzantes y ambiguas, en un sentido del humor tan fino como corrosivo pero jamás aparcado, en un retrato histórico centrado en el alma de la época y no (necesariamente) en la reconstrucción calcada y documental, tiene todo eso, ok, pero tiene un montón de oscuridad, brutalidad, y violencia y mala leche y pesimismo, fatalismo, nihilismo, que son también marcas de la casa de King, y que son elementos que en algunos libros más recientes han ido desapareciendo, dando paso a tramas ágiles, sí, entretenidas y asfixiantes y todo, porque su imaginación y su habilidad/agilidad narrativa no cesarán nunca, pero, en comparación, se sienten ligeras, impropiamente ingenuas. En 22/11/63 lo que engrandece la dignidad del retrato humano es, aunque suene contradictorio o paradójico, el devastador y eterno poder de la maldad, de la muerte. Si hay porciones que los conmoverán hasta las lágrimas, tengan por seguro que se encontrarán ante numerosas escenas cuya lectura será dura y áspera, desoladora y desalentadora, algo que no he sentido con sus novelas siguientes (las que he leído hasta el momento y estén pendientes de comentarios). Digamos que en 22/11/63 hay un justo equilibrio entre las fuerzas y que, con el tiempo, King se ha ido inclinando al espectro optimista y luminoso de la vida, del mundo. Y por ahí no va su magisterio como narrador, en mi opinión. En este libro casi pueden sentir el desgarrador dolor del protagonista por cumplir no sólo su misión sino por hacer todo lo posible por mejorar las cosas, algo que cualquier persona de buen corazón intentaría hacer de tener la oportunidad, aunque la realidad sea un rival implacable e infranqueable, y de eso se trata: la dolorosa aceptación de nuestra limitada capacidad humana. Nuestra capacidad de desear es infinita, claro, pero nuestro campo de acción e influencia y potencial resultado, no tanto... En fin, ya me estoy alargando...
Sumen a ello que King escribe con esa prosa maestra suya que es tan minuciosa y rigurosa como singularmente veloz. Si ya lo han leído, sobre todo sus novelas más largas y ambiciosas (como esta), sabrán de lo que hablo: King no apura la acción, no escribe como lo haría alguien que ya quiere dar vuelta la página, antes al contrario, se da el tiempo para crear atmósferas y permitir que las acciones y descripciones fluyan a su propio ritmo, pero a la vez es capaz de contarte años y años de historia como si nada. Tal es la magia del cine... o sea, perdón, de la literatura. La magia de un gran narrador que sabe como maravillarte, hipnotizarte, emocionarte y destriparte o desangrarte, todo a la vez. Imperdible y de lectura obligatoria. Cada página es pura y dura genialidad.
No es sorpresa que en la ficha bibliográfica del final veamos, en realidad, dos fichas. Esta novela me costó encontrarla disponible (además de los problemas de catalogación producto de que contraten a cualquier lego en la materia, es muy popular), lo cual se comprueba observando que este 2024 ha sido pedida en ocho ocasiones, incluyéndome. En total, desde el primer timbre a principios de enero del 2019, es decir en casi cinco años, 22/11/63 ha sido prestado en 36 ocasiones, y siendo el único manoseado ejemplar de que dispone Bibliometro (a pesar de que, según su web, haya un par más dando vuelta por ahí; créanme, no los hay), no sorprende semejante actividad. Salud.
domingo, 3 de noviembre de 2024
Que explote todo, de Arelis Uribe
Bibliometro S07E08. ¿Bonus track? Quizás sea una estrategia que deba comenzar a utilizar: descubrí la manera de alargar el plazo de los préstamos, aunque no entraré en detalles, sólo diré que se puede lograr devolviendo un par de libros (es decir, no todos de una vez) y pidiendo prestado otro. Con respecto al libro de hoy, qué tenemos: Que explote todo, tramposo y engañoso título que... bueno, hablemos de ello en el párrafo siguiente. Lo leímos, eso sí, porque es de Arelis Uribe, autora del recientemente comentado conjunto de cuentos Quiltras. Por un tema de continuidad, se entiende, no de admiración.