Bibliometro #64. Como ya sabemos, Bibliometro tiene su buena cuota de cómics e historietas y mangas, por lo que siempre hay que tener una mirada atenta a cualquier título interesante y difícil de conseguir en el mercado. Ignoro si Kiky Bananas está fácilmente disponible o no, pero cuando vi que estaba en Bibliometro, no tardé en hacerle un hueco entre mis planes librescos. ¿Por qué? Porque cómo no va a ser interesante una compilación de cómics de un autor, Karto en este caso, que participó de la movida underground capitalina en los años de la dictadura, cuando tantas manifestaciones artísticas y contraculturales dieron un necesario soplo de aire fresco al clima opresivo y asfixiante de aquellos años, en donde se reprimía tanto la vida pública como la privada. Era obvio que querría leer una compilación así. De hecho, hace unos años me compré una edición que recopilaba gran parte de la obra de Lautaro Parra, quien también tuvo sus aportaciones en todas esas míticas revistas underground de finales de los ochenta y principios de los noventa, de esta misma línea editorial.
"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe
miércoles, 25 de diciembre de 2024
Kiky Bananas y otras historias, de Karto
Comenzamos con prólogos e introducciones (además de un escrito en la solapa del libro en donde el mismo Karto habla un poco de sus motivaciones y aprendizajes en el mundo del cómic, inspirado por todas esas geniales historietas españolas que tan bien deben conocer) en donde se nos pone en contexto. No seré yo quien los resuma, total, se imaginarán por dónde va la cosa: un país a oscuras, una población deseosa de libertad, un grupo de artistas y desadaptados que vertían en sus respectivos medios todo un despliegue de creatividad para combatir las cadenas impuestas por los asesinos. Entre ellos destacó y destaca Karto, con numerosas historietas y personajes que, sobre todo para la gente de la época, acabaron siendo míticos y memorables.
Comenzamos con historias de Kiky Bananas, una modelo que se mete en las más alocadas aventuras. Desde historias más bien ligeritas y preocupadas de lo chic, hasta otras que destacan por una inesperada e inusitada crudeza y violencia, tenemos páginas entretenidas y curiosas, pero no tan geniales ni inspiradoras como esperaba. Puede ser que a mí no me acompañe la nostalgia, total mis referentes culturales de infancia y adolescencia son otros, por lo que las aventuras de Kiky Bananas, aunque singulares, no me parecen muy originales ni impactantes, si acaso hay que celebrar, por supuesto, la calidad gráfica, el estilo de la pluma del autor, que obviamente referencia y homenajea títulos y cómics que alguien más ducho que yo podrá identificar y listar. Se me vienen a la mente, a vuelo de pájaro, historietas gringas de los cuarenta y cincuenta, un poco a lo Dick Tracy quizás, así como también la energía derrochadora y estilizada de autores y revistas menos comerciales. Obviamente, dado el carácter muy breve y muy episódico de las historias de Kiky Bananas, su lectura se siente muy fugaz y leve, divertidas ocurrencias de violencia y sexualidad que ahí quedan. Pero como entusiasta y hasta estimulante testimonio del arte de una época, sin duda su valor es importante.
Luego vienen numerosas historias en donde sí vemos mayor variedad de temáticas y estilos narrativos y gráficos, desde los lisérgicos y delirantes e hilarantes enredos en que se ve envuelto Amarillo Flipper (historias muy ingeniosas y divertidas, sin duda lo mejor del conjunto) hasta pequeños caramelos sobre el cuarto miembro de Los Prisioneros, historias de espías, de sexo, de ciencia ficción distópica, unos desagradables punkis convertidos en mocos pensantes y sintientes, entre otros. Sin duda alguna, la variedad mencionada te captura más y mejor. Y como son historias cortas, destacan por la intensidad de sus premisas y calidad gráfica; por ser historias conscientemente reconcentradas, aprovechando cada espacio y viñeta disponible al servicio de su propia identidad (al contrario de Kiky Bananas, en donde sus historietas daban la impresión de "aspirar a algo más" pero quedarse a medio camino, como cuando no se sabe en qué dirección conducir una saludable ambición, o cuando no tienes muy claro qué quieres hacer o decir con tu personaje: ¿Kiky era escapismo adolescente o alegoría sociopolítica, eran meras parodias cinéfilas o visiones originales, o todo junto y revuelto?, porque no parece decidirse y esa falta de coherencia interna, ya digo, termina siendo un arma de doble filo).
Ya para terminar está El zero sobre java, que es un soberano disparate, un absoluto despropósito. Es sobre una glamorosa y universalmente famosa banda de rock que es también un grupo justiciero a lo power rangers, y la alocada aventura en la que se meten cuando una de sus integrantes es raptada por una especie de chewbaca que sólo grita la más célebre frase de Twisted Sister. En el rescate se suman toda clase de estrafalarios personajes en tramas y escenas que no tienen mayor explicación salvo el comprensible y necesario "porque se me ocurrió y porque quise", en la línea del festivo y desaforado espíritu de una Tank Girl, por ejemplo, pero no tan genial. Si disfrutan o no de esta historia, no importa mucho. Es una historia curiosa, pero poco más. La verdad pasé volando esta parte y sin divertirme mucho. Pero oigan, acá la calidad gráfica también es una delicia y si acaso me tomé mi tiempo fue para apreciar sus líneas.
En resumen, podemos concluir que Karto es un grandioso dibujante, pero en cuanto a narrativa, ya sea él mismo el escritor de las historias o algún colaborador, la cosa queda más al debe. Como ilustrador de lisérgicas anécdotas, por ahí confluyen mejor sus talentos. Como sea, muy honestamente, si no llegan a leer esta compilación, no se pierden mucho; pero si son de la época y quieren revivir viejas sensaciones y emociones, háganle. Y si tienen un interés artístico-histórico, si tienen un carácter más estudioso, sobre todo de movidas así underground en contextos dictatoriales, entonces tienen una pieza clave del arte de esos años. No está a la altura de los comix españoles (en donde la impresionante calidad gráfica estaba a la par de asombrosas y geniales historias y personajes), en eso estamos claros, pero como exponente chilensis, al menos en términos gráficos, Karto es un pedazo fundamental de Historia.
Vaya libro más leído. Desde mitades del 2018 hasta nuestras fechas, seis años y medio después, Kiky Bananas ha sido leída en 16 ocasiones. La ficha bibliográfica es todo un maldito desorden pero podemos ver que hay épocas y épocas: 2018/2019 fue una buena temporada, luego recién a finales del 2022 volvió a ser pedida para seguir con un 2023 bien activo, y sólo yo he pedido este volumen este año, este 2024 que ya se nos escapa de las manos como agua entre los dedos. Sabemos que por acá somos la excepción así que quizás Kiky Bananas no sea leída otra vez hasta el 2026, quién sabe. El futuro es un abismo sin fondo, para que intentar vislumbrar algo...
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