"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

martes, 10 de diciembre de 2024

Barrio lejano, de Jiro Taniguchi


Bibliometro #60. Hace unas semanitas habíamos comentado El almanaque de mi padre, del maestro Jiro Taniguchi. Me sorprendía el hecho que Bibliometro tuviera mangas y más específicamente algo de un autor tan "calmado", lejos de las fantásticas aventuras que por lo general uno se imagina cuando se habla de mangas o animé. El caso es que no sólo se encuentra El almanaque de mi padre, también Barrio lejano, por lo que era necesario pedirlo prestado. Ojalá tuvieran más obras de Taniguchi en Bibliometro, pero oigan, con los dos títulos mencionados nos damos por pagados momentáneamente.

Acá tenemos la particular visión que Jiro Taniguchi tiene de una historia sobre viajes en el tiempo, aunque... ¿es así? La premisa argumental de Barrio lejano parte con un convencional y arquetípico hombre de negocios japonés, presumiblemente de clase media, de esos que se la pasan trabajando y parecen estar más tiempo viajando entre ciudades que en casa junto a la familia. Quizás por cansancio y agotamiento, no se da cuenta de que toma un tren hacia su pueblito natal, en el cual, una vez allí, se dedica a recorrer aquellos lugares que componen su memoria sentimental y emocional, estampas del pasado que contrastan con los cambios presentes. Sin embargo, este inusitado viaje se hace aún más extraño cuando, luego de una siesta, el hombre despierta siendo él mismo... pero a los 14 años, décadas atrás. ¿Un sueño, una alucinación, un verdadero viaje al pasado? Sea cual sea el caso, que Taniguchi sabiamente nunca revela de manera explícita (aunque se dedica deliciosamente a jugar con las expectativas de la esquiva naturaleza de tan extraordinario acontecimiento), este recurso le sirve al autor para elaborar otro de sus amenos y sensibles, también profundos y conmovedores, relatos sobre la memoria, la nostalgia y la reflexión emocional, espiritual, moral y familiar, narrados con ese ritmo tan calmado pero sutilmente cargado de intensidad y dilemas. Por último, al protagonista le sirve para "revivir" su adolescencia, acaso de una manera más relajada y confiada ahora que su mente/espíritu no ha perdido la experiencia de tantos años de vida y puede desenvolverse con mayor agilidad en los intrincados pliegues de la temprana juventud. También le sirve para comprender ciertas preguntas y cuestiones fundamentales que aún siendo adulto lo acosan: ¿su madre fue feliz luego del abandono paterno? ¿Por qué su padre los abandonó? ¿Qué es lo que no vio cuando fue realmente un niño de 14 años, qué será lo que podrá ver ahora que en el fondo es un adulto? Por cierto, este viaje en el tiempo también tiene el recurso de la misión en el pasado, aquello que el protagonista tiene que resolver antes de que sea demasiado tarde, misión que irá llevando a cabo mientras se dedica a re-vivir. Barrio lejano destaca magistralmente, además de por su preciosa calidad gráfica (es un auténtico y genuino placer leer mangas/cómics/novelas gráficas en formato físico, uno aprecia los detalles, los matices, el efecto del viento en las hojas o de la luz del sol iluminando las calles o los arroyos a la vera del camino, las expresiones en los rostros, todo adquiere otro nivel de percepción y apreciación cuando uno los tiene, en efecto, a mano), perfecta forma de transportarnos dentro de la acción y de sentir esa atmósfera tan absorbente, esa belleza natural sin parangón, por su brillante retrato y construcción de personajes, ninguna sorpresa considerando que el autor es un gran humanista, además de gran narrador, por lo que el mazazo emocional está asegurado, ya sea por esas "grandes escenas" de gran impacto dramático como por esos instantes "menores" igual de potentes, como esa pequeña escena (a la que le saqué foto) en donde la hermana del protagonista se pone a llorar porque su hermano no es el mismo de siempre (escena que no tiene mayor peso narrativo, por así decirlo, en el gran esquema de la obra -si es que de verdad alguien le hace caso a que toda escena debe "aportar" algo a la trama/conflicto central-, pero que por sí misma, insisto, resulta ser una escena muy memorable, al menos para mí, por lo espontánea). Supongo que el asunto va también sobre la autenticidad de los afectos, un ensayo sobre el entendimiento, una elegía sobre los eternos misterios que albergan nuestros corazones y que jamás podremos conocer. Aunque Taniguchi es un autor de tomo y lomo, no dejaba de pensar, así como para ilustrarles un poco el estilo del japonés, que Barrio lejano también retrotrae al cine de Mike Leigh o a la literatura de Patrick Modiano, incluso de un Daniel Clowes más comedido, menos delirante y corrosivo.

Como sea, tenemos entre manos una obra magnífica, otra historia de una belleza incalculable, otra hermosa pieza que se suma al enorme e invaluable legado que nos dejó el gran Jiro Taniguchi. Leyendo Barrio lejano van a suspirar, van a alegrarse, una sonrisa cómplice se dibujará en sus rostros, y también se encontrarán intentando aligerar ese nudo en la garganta que te agarra y no quiere soltarse. Y van a terminar y van a pensar "pero qué obra maestra". Aunque algunas cosas duelan, pero duelan para mejor.

Tenemos dos fichas bibliográficas al final de Barrio lejano, lo que de por sí es una excelente señal: este manga ha tenido una saludable y rica actividad. Desde finales de agosto del 2022 hasta nuestras fechas, ha sido prestado en 18 ocasiones, este 2024 su año de grandísima gloria. En la primera ficha, es decir en la ficha más antigua, no hay nada de prolijidad, llega a doler tanto desorden, pero qué le vamos a hacer, no debería ni estar mirando esas putas fichas, ja, ja, pero ya se ha convertido en una de esas inamovibles tradiciones del blog.

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