"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

domingo, 5 de enero de 2025

Rant, de Chuck Palahniuk


Bibliometro #69. Yo no sé qué pensarán ustedes de Chuck Palahniuk ni tampoco sé qué piensa la oficialidad, la crítica especializada y esas entidades. Lo qué sé es que Palahniuk es el autor del libro homónimo en el que se basó la película de Fincher, "Fight Club", El club de la pelea, una película que me gusta tanto como me disgusta, o quizás no disgusto pero es que hay escenas tan ridículas y vergonzantes (lo cual debe ser intencionado, ese carácter autoparódico propio del autor del material original), si bien se compensa con su buen toque de mala leche y entretención, eso es lo que sé y con eso me basta para hincarle el diente a cualquier cosa suya, para ver qué tal es su literatura. Tampoco vamos a generalizar a partir de una sola novela, ni tampoco vamos a caer en el baboseo que, también sé, provoca Palahniuk, al parecer conocido por abordar de manera satírica y esperpéntica, algunos dicen que transgresoramente también, temas candentes e incómodos. Pero, debo decirlo, Rant me ha sorprendido muuuuuuy gratamente.


Si les digo que Rant. La vida de un asesino es una locura probablemente me crean pero probablemente también piensen que no estoy diciendo nada sorprendente, habida cuenta del autor que tenemos entre manos. Vayamos por partes, partamos por lo formal: como se puede ver en la nota del autor, Rant es un relato coral y oral en cierta forma, la narración conformada por los testimonios de una gran variedad de personajes, testimonios que giran en torno a Buster Casey, más conocido como Rant Casey, en torno a su vida y a varios otros temas relacionados con él. Desde su infancia hasta su muerte, con algunas reflexiones y especulaciones post-mortem. Rant Casey, por cierto, es, en el universo de este libro esquizoide y delirante, el mayor superpropagador pandémico de la historia de Estados Unidos, el paciente cero o como-se-diga que incubó en su cuerpo una agresiva variante de la rabia y luego la propagó a medida que iba creciendo y mudándose de ciudades, razón por la que es tan famoso e incluso legendario: el nuevo María Tifoidea.
Su familia, sus vecinos de la infancia, la gente del destartalado pueblito rural en el que creció, luego sus amigos de la ciudad, sus jefes, algunas personas con las que trató, estudiosos de la medicina, de la antropología, investigadores privados y policías, políticos y autoridades municipales, en fin, las historias que cada personaje tiene que contar van construyendo un universo, una mitología propia de manera tan fascinante como inusitada, inesperada (tanto que podría ameritar una segunda lectura, en caso de haber tiempo disponible de sobra), a la par que nos dan pistas de quién era este tan misterioso y peculiar sujeto, Rant, excéntrico desde que nació prácticamente. No seré yo quien les agüe la fiesta, pero lo que comienza siendo una reconstrucción biográfica en uno de esos pueblos rurales al estilo redneck o hillbillies dejados de la mano de dios, da paso, con toda coherencia debo decir, con una sólida e improbable verosimilitud, a la ciencia ficción, a lo esotérico o místico, lo fantástico incluso, lo distópico, si bien este explosivo y desaforado cóctel de estilos nunca pierde esa base de realismo sucio, de feísmo, de realismo grotesco y sórdido, mugroso y grasoso, para mí un perfecto ejemplo de Nueva Objetividad Alemana (o Neue Sachlichkeit, búsquenla, es una corriente artística que me encanta) hecha literatura, lo que nos da paso a otro aspecto importante de esta novela: el retrato socio-político que Palahniuk elabora, no sólo de la sociedad estadounidense (aunque primordialmente lo es) sino que también de occidente y sus vicios, un retrato ácido y satírico, sumamente efectivo e hiriente, como un gancho al mentón, porque no pierde de vista el factor humano: si el constructo social es, en esencia, una vil trampa, un burdo chantaje de castas, quienes están atrapado en esa trampa son seres humanos de carne y hueso, imperfectos y a veces ciegos, ciegos por negarse a ver lo obvio y ciegos por dejarse encandilar demasiado por tantas retorcidas conspiraciones para explicar sus pesares materiales. La sociedad, en efecto, del espectáculo, del pan y circo, pero también del desapego, de la amoralidad, del escapismo escatológico: un retrato perfecto de las dinámicas sociales, culturales, interpersonales, y sobre todo políticas y económicas de nuestros benditos tiempos dominados por este capitalismo salvaje que circula libremente por nuestras venas, o peor, por nuestras tripas. Podría entrar más en detalle pero como dije, no quiero revelarles todos los detalles que tiene esta novela, apocalíptica sin apocalipsis, apocalíptica espiritualmente, he ahí la clave: pareciera que todo lo externo, todo lo aparente, está muerto y deforme, repulsivo y grotesco, y que el único reducto en que los personajes se sienten a salvo del asco de vivir en una sociedad tan inhumana es en sus refugios introspectivos, salvados por sus abstracciones... o eso creen, pero quiénes somos nosotros para juzgar. Esta deliciosa relatividad viene del hecho de que, al ser un relato coral, está lleno de potenciales narradores no confiables, o unreliable narrators, lo que nos hace elegir entre si estamos leyendo un sesudo y meticuloso documento histórico o una indulgente performance posmoderna de lisérgica creación colectiva, que es también, quizás, la razón por la que la novela de repente toma giros sombríamente fantásticos. Depende de ustedes abordar esta biografía desde un punto de vista racional y sociológico, incluso filosófico, o abierto a los misterios místicos de la existencia. 
Rant me ha parecido un libro sobresaliente, no sólo por la historia en sí, por la habilidad fabuladora de Palahniuk de inventar personajes e historias (y de enhebrarlas con datos y episodios verídicos, dándole un piso de cierta verosimilitud científico-histórica, que potencia el efecto), también por amalgamar su visión de los géneros literarios con la feroz e inteligente crítica social desplegada, de manera más sutil de lo que aparenta, en cada una de las poco más de 300 páginas. Cada aventura del tal Rant Casey (algunas de su infancia son verdaderas delicias argumentales y narrativas) es también una manera de Palahniuk de evidenciar la atribulada y contradictoria (e incluso hipócrita) alma de la época, ese zeitgeist convulso e involuntariamente paródico. Porque he ahí el pilar fundamental, la verdad dolorosa y tenebrosa que Palahniuk identifica y nos arroja al rostro: no estamos libres de la parodia involuntaria; en estos tiempos locos, aunque intentemos engañarnos, todos acabamos turnándonos por ser el payaso del pueblo. Es el gran y cruel chiste contemporáneo, da risa y no la da, es algo serio que no hay que tomarse en serio, no seas tan grave pero tampoco seas tan superficial, es todo y nada a la vez, capisci?
Supongo que por ahí va verdaderamente el sentido de la cita inicial: el escapismo definitivo.


La ficha bibliográfica principal nos muestra que, desde mediados de mayo del 2022, que por lo demás ha sido el año de gloria de Rant, este ejemplar (el único de la red bibliometrana) ha sido pedido en ocho ocasiones. Pero si echamos una mirada bajo esta ficha veremos que hay un miserable post-in pegado, con fechas estampadas (lo que sugiere que, quizás, antes hubo otra ficha que al llenarse quitaron, o quizás nunca hubo una ficha previa), ocho en total, dando un súper total de dieciséis préstamos desde mediados del 2017, unos siete años y medio hasta nuestros días. Desde el 2019 hasta el 2022 Rant tuvo una mini-siesta lectora, pero se ha mantenido sorprendentemente activo.

viernes, 3 de enero de 2025

Facsímil, de Alejandro Zambra

 

Bibliometro #68. Nuevamente Zambra, uno de los mejores escritores actuales y vigentes que hay en Chile, para qué negarlo, para que contenerse. Facsímil es un libro que tenía hace mucho tiempo entre ojo y ojo, más o menos desde que se publicó, hace una década creo, porque siempre me llamó la atención su propuesta, que nunca pude entender por completo cuando hablaban al respecto en las reseñas de los diarios, hasta ahora que por fin hemos leído sus páginas. El resultado es talento puro. No sólo un ejercicio literario experimental, sino que literatura en toda su expresión. Asombroso y excepcional.

1-3-4-2-5 era mi idea, pero no está entre las alternativas :(
Educar no es ni domesticar ni programar, para mí, pero... ¿para el modelo/sistema capitalista?
No es lo mismo "aunque nada tenga sentido" que "hasta que nada tenga sentido". ¿Eres de un cinismo amargo o de un rabioso romanticismo?

Replicando el formato de una de esos exámenes para entrar a las universidades, Facsímil consta de cinco secciones:

1.- Acá hay que elegir la palabra que menos tenga que ver con la del enunciado. Es una manera suave y sencilla de comenzar, pero soterradamente aguda e ingeniosa, pues te hace pensar concienzudamente en el significado de las palabras, en su significado real y en el significado que convencionalmente se les da (y el significado que tienen para nosotros como individuos, como lectores, claro), sobre todo cuando la semejanza o disonancia entre las opciones no es tan clara ni obvia, a veces es inexistente, entonces te quedas reflexionando sobre qué determina un significado, qué significa significar. Como es un ejercicio posmoderno, también es una pulla o una burla a los verdaderos facsímiles, al modelo de evaluación de estudiantes, pues conscientemente el autor plantea preguntas y respuestas que no tienen correspondencia lógica ni causal, aunque como son las únicas opciones estás "obligado" a elegir una alternativa aunque ninguna te haga sentido ni tenga sentido de por sí, ¿si comprende parce? Este burlón gesto posmoderno se irá haciendo más notorio y desolador a medida que avanzamos y el autor te obliga de verdad a elegir una sola opción, del mismo modo en que estas pruebas de aptitud te obligan, te programan, te normalizan hacia una determinada respuesta=opción=camino=conducta. Porque una cosa es lo que TÚ QUIERAS responder, otra cosa muy diferente es lo que TÚ DEBAS responder/ELLOS QUIERAN que respondas. 

2.- En esta sección tenemos un título o enunciado, luego varias oraciones numeradas, luego nuestra misión es ordenarlas de la mejor manera. ¿Cuál es la mejor manera? He acá que está presente nuevamente el gesto posmoderno: en vez de mirar las alternativas, yo ordenaba las oraciones y redactaba algo a mi gusto, claro, pero a veces dicho orden no estaba entre las alternativas de selección múltiple, por lo que correspondía ver dichas alternativas y leer las oraciones en el orden propuesto por el facsímil. Algunas alternativas tienen un orden bien sensato, otras alternativas son obviamente una tomadura de pelo. A veces todas las alternativas son una tomadura de pelo, a veces todas las alternativas son no sólo sensatas sino que auténticas y pequeñas maravillas literarias, a veces todas las alternativas tienen el mismo orden, es decir hay una sola respuesta, entonces uno se da cuenta de que está obligado a plegarse a la visión del facsímil, que por supuesto representa simbólicamente al comité que elabora dichas pruebas de aptitud, el cual a su vez representa menos simbólicamente los intereses superiores al momento de determinar criterios de selección de ilusos universitarios. El mensaje es claro: el lector, que somos la juventud obligada a tomar semejante examen de ingreso universitario, si queremos ser parte del sistema debemos aparcar nuestra propia visión y aceptar/acertar lo que se nos impone.
Por lo demás, en otra nota, como dejé entrever: en esta sección hay piezas que son verdaderas delicias literarias, algunas cargadas de rabiosa ironía, crítica social, otras de nostalgia y melancólico humanismo. Además, más allá del gesto posmoderno al que tanto le he dado cuerda, me gusta que también sea una forma de escritura colectiva. Con limitaciones, pero colectiva al fin y al cabo. 

3.- Esta porción es el clásico complete la oración. Por acá Zambra saca a relucir su lado poético y también nos invita a nosotros a sumarnos en esa onda poética, dándonos la posibilidad de explorar nuestro lado más romántico y metafórico así como nuestro lirismo más sucio y realista: la poesía de lo inasible, lo espiritual, o la poesía de lo cotidiano, de lo rutinario, incluso de lo feo y de lo injusto. Es una forma literaria/poética de dime qué comes y te diré quién eres. ¿Qué refleja la alternativa que elijes? ¿Tu lado pesimista, tu lado optimista, tu lado anárquico, tu lado conformista, tu lado sensible, tu lado rudo y grosero? Lo cierto es que esta sección también parece afirmar una verdad bastante linda: la poesía está al alcance de todos, aunque no lo sepamos.

4.- Acá lo que debes hacer es quitar la frase o las frases que menos aporten. Es relativamente similar a la sección dos. Como crear un monstruo de Frankenstein narrativo. También una forma de creación narrativa/literaria colectiva, también una forma de descubrir qué parte de ti late con más fuerza, porque elegir no es fácil, remover tampoco, quitar menos: ¿Qué refleja de ti el que consideres que tal o cual oración/fragmento sobre o no sobre? Hay algunas preguntas en donde hay dos historias separadas que también hacen sentido juntas, entonces qué eliges: ¿la historia A, la historia B, o una mezcla de A y B (si es que se puede, claro)? Qué es importante, qué es superfluo. A veces hay alternativas, a veces no las hay...
Desde luego, los resultados literarios de esta sección son fascinantes, sin perder por ello su potencia o poderío discursivo, la lucidez de su gesto político.

5.- Comprensión de lectura. Zambra nos deleita con tres fenomenales cuentos en donde están presentes sus intereses y obsesiones: crecer en el Chile hipócrita y neoliberal, crecer como una persona de clase media; las amistades y los amores de adolescencia, la adolescencia como una época que te marca de por vida; las turbulentas relaciones sentimentales/amorosas, el fracaso, el desprecio; las relaciones de familia, el amor paternal, los abismos generacionales; retrato social, retrato político, retrato individual y colectivo; etc.
El primer cuento es sobre un hombre que recuerda ciertos curiosos personajes de su paso por el Instituto Nacional, uno de los mejores liceos del país y, supuestamente, ejemplo claro de que la meritocracia existe en Chile, en tanto alumnos de todos extractos sociales puede acceder a una educación de calidad, sólo que, tal como nos muestra el cuento, entre otras cosas, la vida dentro del liceo no es la más, ejem, luminosa o iluminada. El segundo cuento tiene que ver con divorcios, separaciones y anulaciones, las leyes en Chile al respecto, el Chile conservador e hipócrita y retrasado, y es la historia de las turbulentas relaciones del protagonista, un hombre chilensis promedio, es decir, no la gran cosa. El tercer cuento es una sentida carta que un padre le escribe a su hijo, una carta de amor, de honestidad, de liberación, de aceptación: un padre que le entrega las alas a su hijo para que este pueda volar a donde quiera.
Luego le siguen preguntas muy divertidas y jocosas en donde Zambra deja entrever su proceso creativo, además de la siempre saludable y necesaria autocrítica, que es una forma también de invitar a los lectores a que hagan el mismo ejercicio de examen introspectivo. O una forma de interpelarnos: ¿te diste cuenta de lo que pretendía hacer con este cuento? ¿Hacia dónde se dirige tu mirada al momento de leer?

Como ven, tenemos un libro que es poesía, que es cuentos, que es una suerte de ensayo o crónica literario-social, todo inteligentemente ordenado en un formato de preguntas y alternativas que es una invitación a una forma de literatura colectiva pero que es también una desolada y feroz crítica a lo absurdo de estos putos exámenes de mierda, al explicitar que, en realidad, NO TENEMOS NINGUNA OPCIÓN y que todo este rollo de la meritocracia y del camino correcto no es más que una ilusión para obligarte a ser una pieza productiva más de este cochino sistema neoliberal inhumano y utilitarista. Intenta pensar distinto y ya verás como te aplastan. Intenta encontrar alternativas fuera de la norma y ya verás como te excluyen, te apartan, te marginan. Si no tienes respuestas a sus preguntas, no existes. Si decides elegir una de las alternativas que generosamente te ofrecen, muere una parte de ti, queda sepultada bajo el discurso oficial. Este libro es una bomba en ese sentido, una verdadera granada, política y socialmente inteligente e incendiaria (no como ese egocéntrico y autocomplaciente librito pueril de Arelis Uribe: aprende, niña) a la vez que grandiosa literatura con todas sus letras.
Magnífico e imprescindible.

¿Qué párrafo extirpas del conjunto? ¿Separas el encuentro romántico del horror de la noche de la dictadura, o queda todo junto porque son inseparables? Yo elijo E) 2.

La prolija y ordenada ficha bibliográfica de Facsímil nos dice que en un año y tres meses de existencia bibliometrense el libro de Zambra ha sido prestado tan sólo cinco veces. Demasiado poco para un libro tan único y tan genial, así que ya saben, consíganselo, léanlo, disfrútenlo, jueguen con él. Van a salir ganando.

miércoles, 1 de enero de 2025

Un saco de huesos, de Stephen King

 


Biblioteca Nacional S11E02. Un saco de huesos es una novela de Stephen King que pertenece a la etapa de finales de los noventa, lejos del salvajismo y la áspera brutalidad de sus primeros quince años de carrera, también lejos de la solvencia PG-13 que ha caracterizado sus más recientes publicaciones posteriores a 22/11/63. En Un saco de huesos tenemos a un King revisionista, por así decirlo, pero ya hablaremos de ello luego (y si es que puedo explicarme bien en todo caso). Lo que de momento importa es que, observen: un libro de casi 700 páginas dividido en dos tomos. ¿Era necesario? Parece que los amigos de esta editorial así lo pensaron, como si fuera muy difícil sostener un mamotreto. Al menos estaban los dos tomos disponibles, no como con La cúpula, libro del que en la B.N.P.D. encontrarán solamente su segunda parte. Así no tiene gracia, ¿no? Por cierto, primer día del nuevo año. Aunque para mí el año nuevo es una medianoche más y todo esto del calendario no es más que un constructo social y económica que se aprovecha de fenómenos astronómicos (soy muy agradable en las fiestas, como ven), debo decir que me suelo contagiar de esto de las resoluciones y por acá tenemos las mías, que he venido rumiando durante tiempo y como es nuevo año, qué mejor momento para ir cumpliéndolas: leer más poesía, aunque no sabría muy bien cómo comentar poesía (pero lo intentaremos), y desde luego, leer libros en inglés, que hay hartos de esos en Bibliometro. Esperemos que ahora en enero veamos esa clase de novedades...


Si dividimos Un saco de huesos en tres partes bien académicamente diferenciadas, es decir en su inicio, desarrollo y final o tercer acto (clímax incluido), entonces podemos decir que las dos primeras partes son verdaderamente magníficas y magistrales. Son las porciones en las que King se decide rotunda y contundentemente por este giro revisionista del género del terror pero, sobre todo, de su propia obra. Es un soplo de aire fresco narrativo y literario, con una atmósfera mucho más pausada, gótica e intimista y lírica de sus intereses y obsesiones, centrando la deconstrucción y (re)construcción del terror de un modo eminente y puramente atmosférico, sensual, psicológico. Una novela de personajes y sus inciertos mundos internos, partiendo por el protagonista, escrito maravillosamente bien, uno puede palpar su dolor, su vacío, su desesperación, su desamparada confusión vital, esa compleja oquedad alojada en su corazón, una verdadera clase magistral de cómo crear y describir psicológicamente a un personaje; una novela de sensaciones, sentimientos, pensamientos, fascinante en su hermetismo y exquisita ambigüedad, en su conflicto argumental virtualmente inexistente, cuya única llave parece ser la reservada y reconcentrada personalidad de su protagonista, un viudo enterrado y aplastado por un dolor todavía quemante, un luto que aún cuatro años después de la súbita muerte de su esposa sigue recorriendo sus venas como ácido sulfúrico. El protagonista es un escritor de novelas de romance y misterio afectado por un terrible bloqueo escritural, una voraz abulia existencial, una soledad que lo atenaza desde que despierta hasta que se queda dormido, además de ser acechado por vívidas y sugerentes pesadillas en donde se entremezclan sus referentes literarios y ese mencionado dolor post-viudez, los fantasmas de sus sueños, los espectros de su vida feliz esfumada como por encanto. Una novela de fantasmas, sí, pero qué novela de fantasmas: poética, hermosa, sombría, misteriosa... King parece interesado menos en los golpes de efecto propios del género, en lo sobrenatural del caso, que en la dimensión personal y humana del asunto, como jugando con nosotros entre si estamos ante fantasmas de verdad o, por el contrario, ante las puertas de la locura de un hombre que no puede superar aún esa pérdida devastadora e irremplazable, abismante. Novela brumosa, lunar, sobre lo irreconciliable entre el mundo real y ese mundo mental conformado por fantasías, memoria, historias, recuerdos, sombras y luces.
La cosa se pone aún más interesante cuando el protagonista, como una manera de enfrentar sus fantasmas, decide viajar a la casa del lago en donde vacacionaba con su esposa (escenario de sus pesadillas, por cierto), ubicada en una comunidad que tiene sus propios problemas, los cuales no tardarán en enredar los pasos del escritor bloqueado, quien decide no hacer la vista gorda y ayudar a una muchachita, madre soltera, a la que su acaudalado suegro, confabulado con los habitantes de dicha cerrada comunidad, le quiere quitar la custodia de su pequeña. King, como si no fuera suficiente con la impresionante calidad de ese terror fantasmal humano y poético, del furtivo monstruo de la soledad que acechante le respira en la nuca, demuestra su inmenso talento para la construcción de personajes y lugares, de conflictos humanos en donde la mezquindad y la miseria viven en perfecta armonía con la falsa amabilidad y supuesta perfección de dichas zonas regidas por sus propias delirantes leyes internas. Complicado como es el caso, quizás sea la solución para los fantasmas del protagonista: nada como un poco de fangoso realismo para espantar los inasibles pesares espirituales. Y he acá que dicha dualidad funciona a la perfección, en perfecto equilibrio alternando esa magistral atmósfera gótica con este costumbrismo sucio e injusto, entre la introspección emocional y psicológica y la mordaz observación cuasi antropológica.
Todo lo anterior además está envuelto en una deliciosa y estimulante bruma de recursividad narrativa o literaria, ¿puede que toques meta?, no sabría decirlo pero King nunca deja de sugerir un juego de espejos provocado precisamente por la confusión psicológica de su protagonista, cuyo concepto y percepción de la realidad, dependiendo de su estado emocional, puede entremezclarse de manera sutil y sigilosa como suele pasarle a toda persona que viva con la cabeza en la luna (o en el mundo de las historias leídas y visionadas), algo con lo que, estoy seguro, todos nosotros podemos empatizar en una sonrisa cómplice: ¿Cuántos de ustedes, de nosotros, no ha pensado "oh pero si esto sucede en tal libro o tal película que vi/leí hace tanto tiempo" ante algún suceso de la vida cotidiana? Un "esta persona se parece a tal o cual personaje" cuando vamos conociendo gente nueva en el camino o un "en qué trágico arco argumental me metí ahora por la conchesumadre" cuando no nos gustan nuestras propias decisiones... Por momentos pareciera que no todo es real, o que lo real es una extraña invención, que la vida es ficción y que la ficción es vida, que vida y ficción pertenecen al mismo reino y nuestras vidas pueden ser tan emocionantes y dramáticamente sensacionales como en una película o novela... Es ese el juego de espejos y despistes que King va dejando caer constantemente, por cierto sugerido directamente en el título de la novela y su interesante significado (los sacos de huesos), dándole otra dimensión a una narración de por sí compleja a varios niveles y que podría llegar a ser más de lo que aparenta... Esos coqueteos con lo meta conforman una perfecta tríada dramática que hacían de la lectura de esta novela un auténtico y absoluto placer.
Pero todo conflicto debe resolverse y debo decir que no me gusta el cauce que toma King, revolviendo todos los ingredientes en una masa informe pero, aún así, muy solvente y bien escrita, porque es King y King es un gran escritor y aunque argumentalmente los hechos pierdan fuerza y asombro, siguen siendo estremecedores y perturbadores, de repente estarán leyendo escenas sumamente desagradables y casi insoportables de seguir. Lo más decepcionante es que King se olvida del componente revisionista que conducía tan bien los derroteros argumentales de la novela y en su tercer acto hace gala de todos los lugares comunes propios de sus más reconocibles obras, presentados casi de la misma forma que ya le hemos leído antes, a veces incluso con un poco de inesperada e impropia cursilería y sentimentalismo bobalicón. Ya saben: personajes que inevitablemente se enamoran, conflictos e historias que inevitablemente son producto de posesiones de espíritus malvados que actúan en venganza por afrentas pasadas, personajes que pierden su fascinante y desoladora ambigüedad moral y pasan a ser villanos trillados y unidimensionales (los cochinos hillbillies de toda la vida)... King, en mi opinión, se equivoca al "sobrenaturalizar" o "paranormalizar" el conflicto humano de la comunidad (como si el autor fuera incapaz de concebir que la gente de carne y hueso actúa mezquinamente porque son mezquinos consumidos por bajas pasiones mundanas... nooo, tiene que ser algo maligno lo que esté actuando sobre ellos, los pobres campesinos); y también erra el tiro al hacer terrenal y "real" la atmósfera fantasmagórica que acechaba al protagonista, a "sacarla" de su cabeza o de su alma, restándole poder poético y evocador a dichas apariciones y representaciones, banalizándolas incluso en fantasmas típicos, como si el autor no pudiera concebir o aceptar que algunos misterios no necesitan explicaciones, que los misterios de la mente y del alma pueden ser mundos eternos, herméticos, cerrados en sí mismos y ajenos a la realidad tangible. En fin...
Que conste: como dije, Un saco de huesos sigue siendo una excelente novela, superior a otras varias de la obra de King, pero es terriblemente decepcionante el giro que toma en su tercer acto porque tira por la borda todo el maravilloso mundo poético, aterrador y literario que había propuesto en su inicio y desarrollo, reduciéndolo al enésimo enfrentamiento entre hombre y espíritus malvados corporeizados en campesinos ignorantes, sumado a la típica escena final en donde dos personajes se explican qué pasó a modo de explicación para el lector. Al final, resulta que eso de los sacos de huesos era más literal que poético, vaya decepción...


Como son dos libros en uno entonces son dos fichas bibliográficas, y uno pensaría que ambas fichas tendrían la misma cantidad de préstamos/devoluciones, sin embargo, como podemos ver, el primer tomo tiene más préstamos que el segundo, lo que quiere decir que varias personas no terminaron de leer la segunda mitad de la novela. ¿Por qué será? El primer tomo fue pedido en ocho ocasiones, mientras que el segundo solamente cuatro. La mitad de los primeros lectores no quiso leer la segunda mitad de la novela. Tal parece que, de la izquierda, solamente los lectores segundo, quinto, sexto y octavo (yo) terminaron de leerlo todo. Incluso hay un tipo del 2023, el único de estos nuevos locos años veinte aparte de mí, que lo dejó ahí a medias. En fin, quién entiende a la gente.