"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

lunes, 30 de septiembre de 2024

Klara y el sol, de Kazuo Ishiguro


Biblioteca Nacional S06E02. Kazuo Ishiguro es ganador del Nobel de literatura, su nombre siempre ha estado flotando en mi radar, sobre todo porque algunas de sus novelas se han adaptado al cine, como Los restos del día o Nunca me abandones, de hecho Klara y el sol, novela que escribió después del gran premio, también está en proceso, dirigida por el payaso de Taika Waititi, vaya vaya qué saldrá de ahí. Este libro quería pedirlo la temporada anterior pero alguien más se me había adelantado así que en su lugar me traje Pánico, de Ellroy. Por suerte ahora sí estaba y no dudé en asegurarme esta vez. Por cierto, qué linda portada ¿no les parece? Bien minimalista pero elocuente, bella, poética incluso. Así sí pues.


Me ha encantado Klara y el sol, ha sido una lectura sumamente refrescante y re-energizante, motivadora, sobre todo luego de libros que no me parecieron del todo redondos y logrados y aprovechados a su mejor potencial (como El museo del silencio, Los perros y los lobos, El misterio de Salem's Lot). Klara y el sol es una novela perfectamente construida y ejecutada en todo aspecto. Es la historia de Klara, una androide bien especial, que destaca de otros modelos por su capacidad de observación de la realidad y, por lo mismo, de empatizar con los humanos como no lo hacen otros androides, lo cual es todo un plus considerando que fue creada para hacer compañía y cuidar a niños y niñas.
Narrada en primera persona y desde su singular perspectiva, Klara nos cuenta su experiencia de vida, desde que es expuesta por primera vez en la tienda de androides (que funcionan a base de energía solar), centrada, desde luego, en lo que sucede cuando es comprada por Josie, una niña aquejada de una extraña enfermedad. La prosa/narración de Ishiguro destaca por una exquisita sencillez iluminada y potenciada por la ingenuidad propia de Klara, que casi ve todo con los ojos asombrados de un niño o de un animalito trasplantado de hábitat, pero que también, por lo mismo, es capaz de notar cosas que los demás no, lo que ofrece un cuadro bien detallado de las circunstancias temporales en que se ambienta la novela. Porque estamos en un futuro indeterminado en donde nada se explicita (lo cual es un acierto, pues genera un clima de extrañeza e inestabilidad perpetuo, como si la realidad misma estuviera próxima a un barranco y cualquier viento inoportuno e impredecible pudiera empujarla al abismo), en el cual son temas capitales la inteligencia artificial, el cuidado (o abuso) del medio ambiente, las alteraciones genéticas de la población, los avances tecnológicos penetrando el alma humana y su zeitgeist,... todo lo cual sirve también para reflexionar en torno a temas tales como qué es lo que nos hace humanos, lo frágil de las relaciones interpersonales y sociales, lo aún más frágil de los sistemas políticos y económicos, el caos y la anarquía siempre latente a lo largo de la flecha del tiempo...
Todo un complejo escenario del cual vamos obteniendo retazos a medida que Klara conoce más y mejor a su niña así como a la familia, a los amigos, a los vecinos, pero siempre de manera estimulantemente incompleta, pues Ishiguro se enfoca en los personajes, en su intimidad, y en cómo éstos se ven afectados por ese futuro menos brillante de lo que alguna vez quizás se esperó, retrato humano y socio-económico-político nada complaciente, bastante crítico y desolador en ocasiones, que tiene reminiscencias de Bradbury, por lo menos yo no podía dejar de pensar en Fahrenheit 451 o en los cuentos de El hombre ilustrado, en la forma en que dichas obras hablan del vacío y la crisis existencial del ser humano pensante y sintiente, hablan de una sociedad apagada, deshumanizada, perdida y dolorosamente consumida. El incierto futuro de Ishiguro es, como dije, una suerte de transición: está en el momento clave en que cae o se mantiene en pie, pero sus personajes, aunque no lo admitan, están al borde de la desesperación gracias a los avances tecnológicos que llegaron cual estampida, cual tsunami.
Otro aspecto que llamó mi atención y que me encantó es que se lee como una película, y no me refiero a que la prosa de Ishiguro intente replicar o imitar recursos cinematográficos, es más o menos la estructura del relato, el ritmo de las escenas, el flujo y estilo de la prosa, la concisión y organización del argumento con sus respectivos elementos narratológicos: escenarios, personajes, diálogos, puntos dramáticos. Tiene sentido, Ishiguro dice que es cinéfilo y esta novela, al menos, combina a la perfección energía cinematográfica con literatura y su lectura es una gozada que se realiza en un suspiro, y sin perder detalle alguno... Su dominio escritural se nota en numerosas escenas de una tensión asfixiante, o en los momentos tiernos, o en esas ocasiones en que quedamos boquiabiertos casi como si estuviéramos mirando una imagen.
Por último, debo admitir que me conmovió y emocionó cierto toque decididamente milagroso o infantil que adquiere la trama, que por lo demás tiene toques de aventura, de misiones, en tanto la cándida y bonachona Klara se propone, a su particular manera, ayudar a mejorar la salud de Josie, su niña, de una manera bastante poco ortodoxa. ¿Alegoría religiosa? No necesariamente, Ishiguro habla de algo más humano, quizás de lo que nos haga humanos: la fe en tanto esperanza y bondad, en la capacidad de desear lo mejor para otros y mover cielo y tierra para lograrlo. La fe como aire que respiramos y nos purifica aunque todo alrededor sea un infierno de polución.
Así que eso, bellísima novela, excelente narración, gran historia, magistrales personajes, brillante construcción de caracteres y circunstancias o escenarios... Y muy emocionante también. Una novela sencilla, sin grandes ambiciones, y que por eso mismo alberga una humilde grandeza en su corpus, porque todo está ahí, alrededor de esta íntima historia de afecto y amistad. Totalmente recomendable.


Seis préstamos en poco más de un año, siendo este 2024 que avanza a pasos agigantados, hasta el momento, el año de gloria de Klara y el sol, y quién sabe si más aún cuando salga la película, supongo que el 2025, después de todo el rodaje se completó temprano este año. A menos que ocurra un milagro, seguramente no veré esa película como tampoco estoy viendo ninguna película, así que nada personal, Taika.

sábado, 28 de septiembre de 2024

La cigarra del octavo día, de Mitsuyo Kakuta

 

Bibliometro S06E03. Desde luego que no conocía para nada ni la existencia de este libro ni de su autora, pero en la parte de recomendados de Bibliometro (un algoritmo que se basa en tu propia actividad, así que ya deben tener un perfil más o menos fidedigno de mis lecturas) me apareció La cigarra del octavo día, de una tal Mitsuyo Kakuta, célebre y exitosa escritora japonesa que en su tierra natal es sumamente reconocida y que, según dicen, ha publicado alrededor de ochenta libros a lo largo de su carrera. Desde luego, no se han traducido muchas de sus obras al español, parece que solamente Galaxia Gutenberg se ha dedicado a ello, con tres libros hasta el momento.


La cigarra del octavo día es una sencilla y serena novela, incluso en sus tramos más angustiosos, que trata, en primera instancia, sobre la huida que emprende una mujer que roba un bebé que no es suyo, que no le pertenece, que no dio a luz, del cual, sin embargo, siente que es su verdadera madre, la madre que dicho bebé merece. La autora elabora así un relato que es, a la vez, un certero y complejo retrato psicológico de una mujer en constante contradicción con sus propios principios (no le es ajeno el hecho de que, en efecto, ha cometido un delito que, seguramente, tiene destrozada a la pareja de la que sustrajo el bebé; no le es ajeno, tampoco, que ella es una víctima de las circunstancias tanto como es victimaria de esta otra) aunque plena y conscientemente decidida a llevar a cabo su misión hasta las últimas consecuencias, así como una suerte de sutil thriller de personaje siendo perseguido y al que constantemente le pisan los talones, en tanto no son pocas las peripecias que esta mujer debe sortear para evitar ser atrapada con el bebé. Más allá de eso, que de por sí constituye un notable ejercicio narrativo, La cigarra del octavo día es una honda y dinámica reflexión en torno a temas universales como lo son la familia, la identidad propia, los lazos y construcciones sociales, las conflictivas relaciones interpersonales (profesionales, sentimentales, familiares), la autenticidad de los afectos y uniones, la soledad y alienación que viven muchas personas acosadas por rígidas e inflexibles posiciones morales, el machismo de las instituciones y de los individuos, las dificultades propias de toda madre soltera, el odio y el amor... En esta novela veremos numerosas mujeres despreciadas y empujadas, aisladas, doblemente víctimas en tanto sufren toda clase de violencias y luego son ellas las que pagan el precio, las que llevan el peso de la culpa y la vergüenza. Veremos el abandono al que son sometidas cuando las cosas se tuercen para mal. Veremos qué significa ser familia, ser hijo/hija, ser padre o madre, si es algo biológico, si es algo afectivo, qué demonios es. En realidad tendría que entrar más o menos en detalle para explicarme mejor porque ciertas frases, ciertas ideas, muy elocuentes y poderosas, son a su vez revelaciones argumentales que es mejor que ustedes puedan experimentar por propia cuenta. La palabra secuestro se usa bastante y se usa dándole una vuelta de tuerca bien interesante, bien reveladora. A veces padre y madre son sólo apenas palabras, como meros títulos nobiliarios. Y eso es tan sólo la punta del iceberg; como digo, a partir de este caso, la autora elabora una historia en donde, a su manera sutil pero ciertamente feroz y crítica, repasa a la sociedad japonesa de cabo a rabo, de punta a punta, desde lo más general a lo más particular, no hay estrato que no se salve. Podría decirse que La cigarra del octavo día es una historia de orfandad, ya sea material o emocional o de lo que sea, pero de orfandad al fin y al cabo, orfandad a partir de la cual sus personajes intentan encontrar su camino, intentan llegar a puerto en esa búsqueda existencial que inconscientemente emprenden. Una historia de orfandad y esperanza: una razón para vivir. Y un lugar, tu lugar en el mundo.
Por lo demás, también vale la pena mencionar el grácil y certero manejo del suspenso de parte de la autora, capaz de crear una atmósfera permanentemente tensa, anticlimática, que le viene a la perfección porque de eso se trata también en términos dramáticos: ¿habrá algún momento en que la vida de esta mujer y la bebé por fin podrá alcanzar la paz y la armonía con su propia circunstancia, con el presente?, ¿o por el contrario cada página, cada palabra, cada momento de aquí hasta quién sabe estará bajo el peso del miedo a la captura? Visto de esta manera, este libro también funciona como relato de supervivencia, urbana y todo, pero supervivencia al fin y al cabo: la perpetua lucha con lo desconocido, con el misterio del porvenir, acechando en cada esquina y cada recodo del camino.
Una lectura, en efecto, totalmente recomendable que les deparará muchas más sorpresas de las que creen (he sido bien escueto) y que conducen a un final bellísimamente trágico y devastador a su manera. Orfandad, esperanza... y felicidad. Ejes de esta excelente novela.


Sólo préstamos producidos este 2024, cinco en total, es lo que arroja la ficha bibliográfica de este ejemplar, uno de los siete que andan dando vueltas en el sistema bibliometrino. Como ven, los timbres están bastante bien colocados a excepción del último, pero qué le vamos a hacer, ya nos hemos resignado a una vida de mediocridad. Me pregunto cómo andarán los otros ejemplares de este libro. 

jueves, 26 de septiembre de 2024

Quiltras, de Arelis Uribe


Bibliometro S06E02. No era esta la edición que esperaba, me gusta más la primera que salió, un librito amarillo con dos colegialas tiernamente dibujadas en el centro, muy lindo libro; el minimalismo del que tenemos ahora más parece falta de imaginación, ejemplo de desidia. Como sea, nunca está demás seguir en las lecturas constantes de lo que se escribe en territorio nacional. Quiltras, primer libro publicado por Arelis Uribe, publicado por allá por el 2016, ya lo había leído en su momento, gracias al Préstamo a domicilio de la Biblioteca Nacional, ahora quería refrescar la memoria, luego de haber leído Reinos.


Un volumen de ocho cuentos. Vayamos por parte.

-Ciudad desconocida. La historia de dos primas inseparables en su infancia que, por disputas familiares, deben separarse en la adolescencia y que luego se reencuentran nuevamente en la universidad, ya más dispuestas a defender su lazo. Es una historia que más o menos adelanta lo que veremos en cuentos venideros: historias familiares, familias imperfectas, traumas escondidos, el tedio de la clase media, las desigualdades sociales, sueños y frustraciones personales, luchar por la identidad y la individualidad en un medio poco clemente con las personas "excéntricas". Con precisión y concisión, con una prosa bien dinámica y bastante agudeza, este primer cuento es un grato inicio.

-Bestias. La anécdota nocturna de una universitaria que de madrugada vuelve a su casa y, ya en el tramo final, entrando a su población, se encuentra con una perra callejera, una quiltra, animosa y confianzuda, con las tetas sueltas de recién parida. La noche no terminará ahí y no será muy agradable. El cuento podría leerse como una especie de alegoría sobre la violencia de género, o la violencia a secas, el componente "animal" o salvaje de las agresiones, también como una semblanza de los perros callejeros y la precariedad en la que viven, también una historia que todos podríamos compartir porque los quiltros son casi consustanciales a cierto sector y cierto estrato social y en toda memoria corretean estos infatigables amigos y se escuchan sus pasos y quedan marcadas sus polvorientas huellas.

-Italia. Acá tenemos una historia de enamoramiento, o encaprichamiento. La protagonista es una estudiante universitaria (o puede que ya se haya graduado, el cuento no quiere especificar su edad) que cae rendida por una adolescente de 16 años. La protagonista es una tipa de clase media que siempre ha tenido lo justo, y que con lo justo se las va arreglando; la adolescente es una muchacha de clase alta y privilegiada, que no sólo ha recibido todo sino que más, la clase de estímulos y apoyos que a todos nos hubiera gustado tener, una consumada artista de promisorio futuro. Acá se nos habla, primordialmente, de las diferencias de clase y cómo dichas diferencias pueden afectar, por ejemplo, una relación, por más informal que esta sea. Dos mundos irreconciliables incluso muy a pesar de las personas. Otro que se puede traer a colación es que no toda persona privilegiada de clase alta es conservadora, de derecha ni esas cosas, en este caso la adolescente no deja de ser una hippie que puede serlo porque su clase se lo permite, es bastante común el izquierdismo cuico, lo de apoyar luchas sociales y luego trabajar en la empresa familiar o irse de viaje por el mundo gracias a los intereses del patrimonio familiar. Élite, se llama, y no distingue mucho colores políticos.

-Rockerito83@yahoo.es. Crónica de una relación a distancia a través de internet. Un cuento sumamente entretenido, la remembranza de una época muy distinta, el internet de los dos mil, de sus inicios. La protagonista conoce sujetos en el chat de un programa para bajar música, con uno inicia una "relación" que, ciertamente, tendrá altos y bajos y traerá una que otra sorpresa. Si bien tenemos el retrato de la clase media y la vida de una muchacha en colegios públicos y en esos barrios de toda la vida, acá el foco, pienso, es el relato sentimental y el proceso de maduración de una adolescente que va llegando a la mayoría de edad (no diría que eso es adultez, ¿o sí?), con las expectativas y las decepciones que dicho proceso inevitablemente te escupe en la cara. Muy divertido y con un final de antología.

-Bienvenida a San Bernardo. Consideremos este cuento como una secuela del anterior, o un spin-off. La misma protagonista, ya universitaria, y otra anécdota nocturna: una fiesta que sale mal y se va a la mierda. ¿Por qué? En ello tiene que ver un sujeto que conoció en esos chats del internet de antaño, sí, antes del rockerito del cuento anterior, sujeto de San Bernardo al que le cortó la mano por intenso y que ahora, como digo, desgraciadamente reaparece, pero en persona. Tanto en este cuento como en el anterior queda patente la inmadurez sentimental, emocional y afectiva de los hombres, al menos por la experiencia de la protagonista, sin duda alguna unos cerdos que no saben como comportarse ni hablar y que sólo tienen una cosa en sus cabezas.

-El kiosko. Una recién titulada de Trabajo Social es enviada a un modesto colegio de un modesto pueblito cercano a una ciudad del sur. Tiene que revisar cosas. En corto: es un colegio que refleja la precariedad del sistema público, la pobreza de herramientas de estos establecimientos para preparar a sus estudiantes (sobre todo si hablamos de instituciones lejos de la capital o de grandes ciudades, en sectores rurales), que a su vez son un reflejo de un sector de la sociedad que apenas tiene acceso a la educación (y otros servicios) si no es a través de lo público, estableciendo un círculo vicioso del que, en Chilito, es casi imposible salir. Tiene el tono más duro del conjunto, más triste y despojado.

-29 de febrero. El relato de un lento y aburrido y tórrido verano en una familia de clase media que no sale de vacaciones por problemas económicos. Para no revelar todo: la protagonista es una pre-adolescente que ve lo duro que puede ser dejar de ser una niña. Todo a su alrededor ese verano parece querer darle bofetadas, intentar empujarla hostilmente a una pretenciosa adolescencia. Amores imposibles, fiestas, amistades rotas, problemas familiares, niñas malas que se creen adultas, el cotilleo propio de los barrios... Y sí, el retrato de un sector y de un momento de la vida, el típico y monótono modus vivendi chilensis. Muy entretenido eso sí, muy bien descrito y con una protagonista memorable.

-Quiltras. Más o menos a modo de carta, en segunda persona, una mujer le habla a otra mujer que fue su amiga en el colegio: rememora cómo fue, desde que la destinataria llegó al precario colegio, pasando por los novios y los estudios y las pruebas universitarias y las carreras y en fin, la distancia, el alejamiento, el olvido... y el recuerdo. Con buenas anécdotas entre medio y un tono entre jocoso y nostálgico, temáticamente Quiltras viene a cerrar los motivos centrales que sustentan el conjunto con un final abierto y potencialmente explosivo que te deja con deseos de más. Perfecto cierre para un muy buen conjunto de cuentos.

Entonces, en resumen:
Los cuentos hablan de temas que no son mucha novedad la verdad, en mayor o en menor medida, de manera más o menos evidente, la narrativa corta chilena de reciente hornada se caracteriza por querer visibilizar estas problemáticas sociales, esa es su misión y parece ser inseparable del carácter literario. Independiente de su autor o autora, si leen cuentos recientes por lo general son sobre anécdotas alcohólicas, de calle, amorosos, sexuales, sobre ser pobre o de clase media en Santiago (o, para "variar" un poco, en alguna otra ciudad), episodios ocultos de violencia intrafamiliar, el terrible silencio de los abusos, el machismo chilensis... todo lo cual sale inevitable y catárticamente a flote. En ese sentido Quiltras es otra muestra más que también cae en ese fastidioso y ya cansino y abusado modo pluscuamperfecto para contar las cosas que leerán en la mayoría de los cuentos sobre algún fulano que conocieron, sobre algo importante que ocurrió, sobre lo que en ese entonces había pasado y que nadie pudo imaginar. Un par de cuentos de Quiltras evitan ese recurso, que no por repetido afecta en su innegable calidad ni nada de eso, sólo me quejo de la repetición. Por lo demás, si bien Quiltras aporta al panorama tanto como cualquier otro volumen de cuentos recientes (qué diferencia hay con los cuentos de Andrea Maturana, por ejemplo, comentados acá en su recopilación El Querisqué, escritos en los noventa: un estilo realmente propio que al menos le da frescura y originalidad a sus temas tratados... y ya ni hablar de Lucía Berlín, el vigor de sus letras), es imposible negar la calidad de la escritura de Arelis Uribe, con su notable precisión y concisión para crear personajes, para relatar acontecimientos, para darles un aire tan casual como trabajado y profundo, para mantener su toque coloquial e informal a la par de cierto lirismo, de una sensibilidad literaria notoria, presente, muy bien lograda, para inventar pequeñas vueltas de tuerca que le dan otra perspectiva a las manidas temáticas que mencionábamos, lo que en realidad eleva un poco la vara en este caso.
Con todo, si pueden, leer Quiltras vale totalmente la pena. Son cuentos sumamente buenos que, claramente, te dejan algo luego de la lectura. Y eso es lo importante, a fin de cuentas.


Nueve préstamos en año y medio, más o menos, no está mal, para nada mal, y tampoco es de extrañar, aunque no es precisamente la escritora más conocida del panorama chilensis sí tiene su nutrido grupo de admiradores y seguidores que pregonan la palabra. Aparte de este ejemplar que tengo en mano, hay otros trece circulando en Bibliometro, así que tan sólo imaginen cuántos préstamos en total puede tener Quiltras a su haber. De la presentación de la ficha para qué hablar: es casi perfecta, pero de qué nos sirve el casi. En este país, es todo a lo que se puede aspirar... o casi todo.

martes, 24 de septiembre de 2024

Kaiki Cuentos de terror y locura

 

Bibliometro S06E01. ¡Otra temporada bibliometrense ha comenzado! Y vaya vaya, miren lo que tenemos: una colección de cuentos de terror y locura que se me apareció inesperadamente y yo me dije, aprovechemos, es una señal del destino. La editorial, merece la pena decirlo, es Quaterni, especializada en literatura oriental; un vistazo a su web te deja babeando. Es un verdadero placer leer, honestamente, ¿qué otra cosa se puede querer hacer en la vida? Saber lo que tienen que decir y contar personas de todo el mundo.


Primero que todo, Kaiki comienza con un prólogo que consiste en una breve reseña informativa sobre los doce autores que componen esta compilación, mencionando sus rasgos más destacados y sus obras más famosas. Desde luego, estos doce autores varían en fama o reconocimiento así como en cantidad bibliográfica. Hay entre medio un par de escritores malditos que murieron demasiado jóvenes, todo eso queda dicho en el prólogo. Luego de la nota de traducción y la introducción, de la que podemos destacar la definición de kaiki, "un término que sirve para definir las cosas sobrenaturales y tétricas", vienen los doce relatos:

-La lengua del diablo, por Kaita Murayama ("famoso por la vida extraña y destructiva que llevó"): Cuento escrito y/o publicado el año 1915, sorprende por lo escabroso y violento que es, además de su sórdida imaginación. Es un cuento que por lo demás me gustó un montón y que trata más o menos de lo siguiente: un hombre se hace amigo de un acaudalado y excéntrico poeta, de quien recibe un extraño telegrama que lo guía a una carta en donde le explica, con lujo de detalles, su vida plagada de desgracias y maldiciones que, más o menos, explican su extraña forma de vida. Es mejor no revelar mucho más, pero lo que se cuenta es sangriento, brutal y fatal. Juega, además, con una dulce y atractiva ambigüedad: la sugestión y la locura pueden ser más monstruosos que los verdaderos monstruos, si es que acaso existen estos.

-El demonio del cabello blanco, por Kido Okamoto. Del año 1928, tenemos una historia que igualmente juega con esa ambigüedad entre locura humana y misterios/sucesos sobrenaturales. Tenemos a un estudiante universitario alojado en una pensión en la que se hospeda también otro brillante estudiante de derecho que, sin embargo, no puede aprobar su examen final y graduarse por una singular razón: lo acosa una fantasmal mujer de cabello blanco. ¿Puede ser posible? Este hecho, de por sí intrigante, se cruza con las penurias amorosas del brillante casi abogado y la hija de la pensionista, una susceptible muchacha que no quiere ver partir a su amado. Este es un cuento bastante efectivo y solvente, un poco rutinario eso sí, pero escrito con una prosa elegante y bastante sugestiva, por lo que de todas formas genera una atmósfera de expectación que te mantiene atento a este terror de carácter más bien espiritual y contemplativo. Y menta, por qué no.

-Kaiiki: un relato de espíritus marinos, por Kyoka Izumi. Del año 1906. El mar es fuente inagotable de historias anómalas, criaturas monstruosas, misterios eternos. En este cuento tenemos a un pescador que vive con su familia en una humilde cabaña ubicada en lo alto de un risco al borde del mar. El marido se va de pesca, la mujer queda en casa cuidando de la recién nacida. Es una doble historia por así decirlo: llega un muchachito repartidor de periódicos que también trabaja de pescador y que, para limpiar su honra (tiene reputación de llorón y miedoso), le cuenta a la mujer la historia por la que es conocido, para que vea que es totalmente natural cagarse de miedo cuando algo así sucede. Esta historia contiene los elementos propios de un relato de fantasmas (marinos): la normalidad trastocada, el miedo, el clímax, la salvación por los pelos. Además está narrado por la voz del personaje, lo que le da un carácter oral o tradicional, como si te la contara un pescador en persona. Luego viene la definición dada por los editores de Kaiki: el terror y la locura, si acaso la imaginación contaminada y envenenada de miedos empuja a las personas a trágicos finales sin explicación para quienes no "vieron" lo que vio la persona afectada. El autor, como los anteriores, aunque de manera menos velada, se pregunta si mucha superstición no termina siendo así de perjudicial, si es prudente tomarse estas historias tan en serio... podrías perder más que tu cordura.

-La cara dentro de la hornilla, por Kotaro Tanaka. Del año 1934. Este cuento se decide por completo por el misterio inexplicable, por el "se encontró con una maldición porque estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado", por la fatalidad inevitable. El protagonista es un samurái que se la pasa jugando Go con un viejito al que siempre le gana. Un buen día aparece un bonzo, un monje budista errante, con quien comienza a tener partidas más competitivas. Pero el bonzo es un hombre misterioso y, por querer saber más de él, quizás el samurái vea cosas que le traerán terribles consecuencias. Este cuento alterna entre una atmósfera bien relajada y festiva con un ambiente tétrico tangencial que, poco a poco, se apodera del relato. La resolución es algo abrupta pero se entiende su carácter inusitado e intempestivo de dejar impotente al pobre humano.

-Una noche de primavera, por Ryunosuke Akutagawa. Del año 1926. El cuento más corto, es una miniatura anecdótica. Una enfermera le cuenta al protagonista algo muy raro que le pasó en un trabajo anterior, y que tiene que ver con caminar de noche y ser acosada por alguien que podría ser un simple maleante o un espíritu de manos inquietas. Una historia muy curiosa que se enfoca no tanto en lo terrorífico como atmósfera o como efecto, sino como temática a desmitificar. El autor definitivamente parece darle un toque cómico, descreído y algo desdeñoso a todo el asunto de impactarse tanto por supersticiones, lo cual parece explicarse con un final bien jocoso y no carente de tórrida malicia.

-La serpiente, por Ogai Mori. Del año 1911.Quizás el cuento menos interesante (mentira, el penúltimo es, con diferencia, el menos interesante, el "más peor") por su excesode racionalismo en los personajes, algo que nunca viene bien en relatos así, siempre debe haber un contraste, una concesión a lo inexplicable, como en el cuento anterior, burlesco y todo, pero el hecho sobrenatural en sí no se resuelve, queda en un misterio que interesa menos que su carácter lujurioso, pero queda como misterio abierto a las posibilidades al fin y al cabo. En este caso es sobre un médico hospedado en una casa regentada por una familia que siempre lo ha pasado mal porque, bueno, la gente se vuelve loca por cosas más o menos triviales (al médico le cuentan la historia familiar, entre medio hablan de cosas culturales). Es el que menor impresión me dejó y quizás lo extraño venga de una serpiente que el protagonista debe eliminar porque le causó un ataque nervioso a la esposa del dueño. ¿Fantasmas, monstruos, locura? Naranjas...

-Jimenso: El bubón con rostro humano, por Jun'ichiro Tanizaki. Del año 1919. Ciertamente uno de los que más me gustaron porque tiene que ver con el cine y con un misterio sumamente interesante. La protagonista es una actriz japonesa a la que le llega el rumor que hay una extraña y desconocida película suya siendo exhibida en cines del extrarradio de Tokio. Se nos describe cómo es la cinta, que tiene que ver con fugas, amores imposibles, maldiciones post-mortem, deformaciones corporales, espíritus malignos y rencorosos... Un filme muy terroríficamente nipón, vamos. Pero... ¿de dónde salió esa película? Y eso es lo que la actriz se propone, iniciando su fascinante investigación. Oh, claro, como toda película de terror, se dice que los espectadores experimentan inexplicables fenómenos durante el visionado, así que no hay forma de que este cuento no les interese de alguna manera, pues invoca el terror como un agente de género, el terror como algo estético y narrativo más que atmosférico o efectista.

-La momia, por Atsushi Nakajima. Del año 1942. Otro breve cuento, pero realmente entretenido del que es mejor no revelar mucho salvo que, más que terror, tiene que ver con la locura y, ojo, paradojas temporales-espirituales, si es que eso les hace sentido. Pero el cuento tiene sentido dentro de su contexto y te deja, en efecto, bien loquito. Ojo, que es sobre persas y egipcios, muy lejos del país del sol naciente.

-El infierno está en el espejo, por Rampo Edogawa. Del año 1926. Un grupo de amigos están reunidos para contarse historias insólitas, fantásticas, terroríficas. La que se nos remite es la última de la velada, y de nuevo, se caracteriza más por su carácter esquizoide, desquiciado, alocado, excéntrico. Es la historia de un singular muchacho que, desde pequeño, mostró fascinación por los espejos, fascinación que fue creciendo y adquiriendo tintes tétricos a medida que crecía y, gracias a su fortuna e inteligencia, podía dar rienda suelta a ideas cada vez más descabelladas y depravadas. Una historia curiosamente bastante lógica y racional, en tanto cada escena terrorífica (el loco tenía por costumbre crear ilusiones ópticas que podían hacerte pensar que estabas frente a un fantasma decapitado, por ejemplo) tiene su explicación, todo excepto qué demonios tenía el loco en la cabeza para terminar como terminó: aprisionado y víctima de sus invenciones. Un cuento sumamente entretenido, diabólicamente creativo. Un imperdible, pero no podía ser otra manera con el especialista de Rampo Edogawa, quizás el más conocido de los autores listados (al menos en lo que se refiere al género).

-La sombra de la muerte, por Juran Hisao. Del año 1939. Una enfermiza y desquiciada y divertida historia de amor sobre un profesor que es contratado por una excéntrica y solitaria mujer, heredera de una fortuna que le permite vivir con comodidad y tranquilidad, pero dueña de una, ejem, singular y peculiar forma de ver la vida y de comportarse, dueña de un carácter impredecible, apabullante y muy desequilibrado, en tanto le gusta jugar con las personas, someterlas a toda clase de ocurrencias, sin mencionar su crueldad para con los animales. Sin embargo, el profesor poco a poco se enamora de tan extraña muchacha y hará toda clase de cosas para demostrarle su cariño. Otro cuento que me ha gustado mucho y que además lleva hasta el extremo esto de la locura humana como el verdadero terror que se puede tener en este mundo.

-Una historia de apariciones, por Rohan Koda. Del año 1938. No es un mal cuento, seamos claros, y tiene su aquel, pero es tedioso y se alarga demasiado para contar algo que no deja de ser una anécdota poco terrorífica. Primero cuenta una breve historia sobre una expedición que escaló, en ese entonces, por primera vez una alta y escarpada montaña, que luego cae en la desgracia y termina con los sobrevivientes creyendo ver un homenaje espiritual a los caídos. Por lo breve y lo conciso de su narración, esta historia de montaña me gustó y me interesó. Luego viene una historia de mar, una historia de pesca, que en esencia trata sobre un hombre y su barquero que pescan algo que no deberían haber pescado y cuyas consecuencias podría perseguirlos terriblemente. ¿El problema? Este segmento consiste en una larga e innecesariamente detallada explicación de técnicas de pesca, lugares idóneos para pescar, métodos y soluciones a las que recurrir cuando tal o cual cosa sucede, todo lo cual, demonios, no viene a caso por más que el narrador diga que es su deber precisar todo ello dado que es una historia de mar y pesca. Qué gracia tiene describir anzuelos, cañas, botes, con sus características ergonómicas e históricas, por favor. Al menos cuando los viejos están pescando y ocurre lo "sobrenatural" la lectura se hace más amena porque los viejitos son simpáticos y para variar te están contando algo concreto, pero no veo justificación para solazarse tanto en detalles intrascendentes. Es como si alguien contara una historia terrorífica en un tren y se la pasara el 80% del cuento explicándote el mecanismo de los trenes, el motor, las ruedas, los rieles, quién inventó qué máquina, por qué es mejor a vapor que a carbón o petróleo o electricidad. No viene al caso.

-El muchacho de los naufragios, por Kuysaku Yumeno. Del año 1934. Acá tenemos otra historia que ocurre en el mar, en un inmenso buque mercante, con sus estrafalarios personajes todos presas de un miedo supersticioso e irracional: un bello y femenino muchacho que, se dice, lleva los naufragios a todo barco en el que se sube. ¿Será real? Este cuento es más bien una aventura (o desventura) marítima que basa sus peripecias en el terror como locura humana y como elemento efectivamente sobrenatural, sin explicación, que te deja con la duda de si todo fue superstición o fue real. Como sea, lo más peligroso de cuento es, desde luego, el mar y su carácter tempestuoso. Qué mayor terror que el mar, en medio de la nada. El hombre contra la brutal naturaleza. Muy buen cuento y muy buena manera de concluir este viaje. Había que hablar de cada cuento, no podía ser de otra manera.


Ese 05 FEB 2024 timbrado parece uno de esos imbéciles que conducen camionetas gigantes que luego estacionan ocupando dos espacios porque sí, porque pueden, porque sus ruedas de tamaños extremos y dimensiones hercúleas vienen a compensar quién sabe qué. Como sea, Kaiki parece estar en circulación desde este avanzado 2024, siendo pedido en cinco ocasiones. Hay ocho ejemplares más dando vueltas, lo cual me parece llamativo. Esperemos que mucha gente se esté aterrando con estos cuentos venidos no sólo de tierras lejanas sino que también de tiempos antiguos. Los terrores no han cambiado mucho, ¿no? Son universales e intemporales.

domingo, 22 de septiembre de 2024

Gambito de dama, de Walter Tevis

 

Biblioteca Nacional S06E01. Comenzamos un nuevo ciclo en la B.N.P.D. renovando autores. Nadie me corrige pero en el post de La información, de Martin Amis, había puesto que era el S03E03 y no señores, era S05E03, me carga cuando ni yo mismo me ubico con mis propias clasificaciones y denominaciones. Al menos siempre ando alerta a mis propias cagadas, ojo avizor, hay que cuidarse del ridículo. Imagino que muchos de ustedes habrán visto "Queen's Gambit", la miniserie de Scott Frank protagonizada por Anya Taylor-Joy. Yo lo hice, creo que nunca la comenté, pero me gustó un montón. Y a mucha gente. Tuvo un éxito inesperado que además acarreó consigo un inusitado y notable interés por el ajedrez, que por entonces, plena pandemia aún, ya estaba aumentando su popularidad gracias a los chess streamers y, sobre todo, a las grandes figuras de dicho deporte, tales como Nakamura, Firouzja, Caruana, Nepo, Dubov, Giri, entre otros más, mucho más mediáticas que unos años antes y, ciertamente, aparentemente más humanos y cercanos, aunque gran parte de ello se deba al reinado del gran Magnus Carlsen, que por sí solo atrae mucha gente, interés creciente que debido a esta miniserie tuvo su remate perfecto, el cual, por cierto, aún no conoce límites: el ajedrez es cada vez más popular, y para muestra de ello el reciente enfrentamiento entre Carlsen y un desagradable muchacho llamado Hans Niemann, duelo que vaya que aglutinó un montón de espectadores, como si fuera un combate de box, de hecho yo creo que provocó más interés y ruido de lo que lo hará la partida por el Título Mundial entre Ding Liren y Gukesh D. Por cierto, hoy mismo terminaron las once rondas de las Olimpiadas del Ajedrez, con los equipos femenino y abierto de India triunfando claramente en ambas categorías. Si los ajedrecistas indios ya están pisando fuerte, sólo esperan a que Carlsen, al que aún le quedan años y años de calidad, rides into the sunset para poder reinar plenamente y sin rivales. Un mundo apasionante, como ven.


Para no hacer más larga la introducción mencionemos por acá que, en ese entonces, se me hizo sorprendente también notar que la miniserie estaba basada en una novela y que el autor de dicha novela era nada menos que Walter Tevis, para cualquier amante del cine conocido por ser el autor de las novelas en que se basaron películas como "The Hustler", de Robert Rossen, "The Colour of Money", de Martin Scorsese y "El hombre que cayó del cielo", de Nicolas Roeg, protagonizada por Bowie. Eso, desde luego, es motivo más que suficiente para interesarse aún más por Gambito de dama, así que cuando vimos que estaba en uno de los estantes en la sección de Préstamo a domicilio, takes takes.

Primero que todo, Gambito de dama transmite y expresa, con creces, la pasión y el entusiasmo del y por el ajedrez: ese mundo que puede parecer frío, demasiado lógico y cerebral y racional, incluso rígido e inflexible, pero que en realidad es genuinamente mágico y poético, abierto, fascinante en sus eternas posibilidades. Desde que la protagonista, la ínclita Beth Harmon, ve al bedel de su orfanato jugar solo ajedrez en el húmedo y polvoriento sótano, el bicho ha picado e inyectado su dulce veneno, que se extiende en cada página de este largo y pedregoso camino hacia el éxito y la realización personal, superando obstáculos tanto en lo relativo al ajedrez (rivales cada vez más difíciles de vencer, como el gran antagonista, que no enemigo, Borgov) como a su vida privada, íntima, psicológica o mental, en tanto Beth Harmon tiende a los excesos para evadirse y huir de las complicaciones, de las frustraciones. Con todo, no es un retrato tan, tan oscuro, tan desgarrador o tan fatalista, no es realmente una profunda y compleja exploración sobre la oscura naturaleza del ser humano y el abismo de la gloria o la perdición (aunque tiene sus leitmotives compartidos con esas otras novelas: el genio maldito, un arte u oficio maravilloso rodeado de un mundo gris e inhóspito, el solitario bajo la pesada mirada de una sociedad hipócrita y superficial), por lo general el tono de esta novela se mantiene bastante ligero, es más bien una carta de amor al ajedrez y una aventura argumental; más que el tormento personal Tevis se centra en la progresiva perfección del juego desde que Beth Harmon es esa niña silenciosa y hosca hasta que camina gloriosa por las calles de Moscú. De ahí que, más allá de la protagonista, el resto de personajes, bien definidos no obstante (convincentes, verosímiles), sean más bien arquetipos que, eso sí, fluyen la mar de bien en el torrente de acontecimientos. El excéntrico, el viejo solitario y gruñón, la directora estricta y rencorosa, la ama de casa inestable, los genios distantes, la muchacha negra cool de actitud altisonante... Lo que sí, Tevis describe bastante bien el infierno de las adicciones; en los momentos en que Beth Harmon parece hundirse definitivamente en esa oscuridad del abandono y la desesperanza, en las ansias de un trago más, es cuando la escritura de Tevis se vuelve tan intensa y palpable y humana como cuando describe los juegos y reflexiones y estudios de ajedrez: en ambos casos, se nota, escribe con las tripas y con el corazón. El resto, como se dice, es una novela bien escrita y bien narrada que mantene de inicio a fin esta atmósfera de encantamiento, como una suerte de fábula o alegoría sobre una chica, un peón, en su camino a la octava casilla para coronarse como la reina del tablero que de la vida, escaque a escaque. En el camino, denlo por seguro, se conmoverán y emocionarán, porque cómo no sentir en carne propia el vértigo que siente la protagonista en los momentos álgidos, cómo no alegrarse de sus merecidos triunfos, cómo no frustrarse ante sus tropiezos. Una historia de crecimiento.
Una muy buena novela, una lectura totalmente recomendable, y si la acompañan luego con la miniserie, tanto mejor. Genial experiencia.


Uno pensaría que la popularidad de Gambito de dama se extendería y reflejaría en la ficha bibliográfica correspondiente, pero he aquí que tenemos tres préstamos, uno cada año, desde abril del 2022. Mi teoría es que la gente prefirió simplemente comprar el libro en su librería más cercana o a través de internet, aunque también está el hecho insoslayable que hay menos usuarios en la B.N.P.D. que en Bibliometro, por ejemplo, que no tiene este libro en su colección, y si fuera así, estoy seguro de que Gambito de dama tendría mayor actividad lectora.

viernes, 20 de septiembre de 2024

El tren que ahora se aleja..., de Pablo García

Jimmyteca personal #1. Comenzamos una nueva colección, ¡gran inauguración!, démosle la bienvenida por favor. Ni se imaginan la cantidad de libros que tengo, que he ido comprando mientras trabajaba y tenía un sueldo fijo (que aumentaba con las propinas semanales), por desgracia el ritmo de trabajo no me permitía realmente leer todo lo que tenía, fue una de las cosas que me hacían sentir miserable, apenas leí unos cuantos libros en las dos o tres vacaciones que pedí, y así no se puede, si uno ama leer, no leer es un castigo horrible. Felizmente estos meses eso ha cambiado, pero apenas he tocado mis libros si no únicamente para ordenarlos, así que un buen día, más o menos poco después de cierto libro cuya lectura me dejó traumado, quise cambiar brevemente de aires y comenzar a compartir los libros que tengo. Qué mejor que inaugurar la colección con El tren que ahora se aleja..., de Pablo García, escritor chileno cuya obra es una de mis preferidas y a quien conocí gracias a un librero llamado Octavio Rivano, hijo del escritor Luis Rivano, quien un día, viéndome algo perdido entre tanto escritor chileno que descubrir, e intuyendo por dónde iban mis intereses más intensos y viscerales (porque, como saben, mis intereses suelen ser bastante eclécticos), me recomienda cierta novela escrita por García, novela que me hipnotizó y sorprendió, jamás imaginé que algo así podría escribirse en este país, pero bueno ya hablaremos de eso cuando le llegue su turno. El tren que ahora se aleja... lo leí en la Biblioteca Nacional, en uno de sus salones de lectura, era en los tiempos en que pensaba que nunca tendría dinero así que mejor leer gratis en dicha querida biblioteca pública. Ya con dinero, me puse a buscar los libros de este autor y apenas vi este conjunto de cuentos, ¡zas!, mío mío mío. Y me meto de nuevo en sus páginas y recuerdo por qué me gusta leer, el placer que  te provoca la lectura. Santo remedio, bendito antídoto :)


Un pequeño volumen de cuatro cuentos que Pablo García, hijo de un estricto pastor protestante al que en casa no se le decía padre sino reverendo, y que vivió en ambientes rudos y proletarios, y que ya de adulto era empleado público, trabajando en distintos poblachos, según dicen hombre de carácter áspero y sombrías obsesiones, escribió luego de su poemario El estrellero inútil (que también tengo, por cierto), en el cual, desde ya y marcados a fuego y sangre, quedan patentes los intereses y los temas que surcarían hondamente la obra de este escritor, sus atmósferas densas, pesadas, negras, oscuras, asfixiantes, en la que se mueven personajes heridos, sufrientes y castigados por los demonios internos y externos, por el fracaso personal y colectivo o individual (pero inseparable del contexto social), siempre presente el componente religioso en ese castigo, la sombra de Dios encima de los deplorables o sublimes actos de estos seres humanos de carne y hueso, de carnes trémulas y huesos frágiles, y la brutalidad de la vida, de la realidad: la pobreza, la soledad, el patetismo y el aburrimiento, esa cruel verdad que es una mentira a la que se despierta cuando se abandona la hermosa niñez, cuando se ensucia su pureza de alma y de corazón. Rumiando la derrota, hirviendo de ira y de pena, ahogándose en la incertidumbre de lo que viene y no será. Expresado todo a través de una escritura afilada y cortante, dura como un mazazo, cada palabra un golpe directo al estómago, al mentón, al pecho, dotado de un lirismo visceral, de un fatalismo poético que dan cuenta de una cosmovisión de gran sensibilidad, de un profundo romanticismo inevitablemente teñido de cinismo y decepción. Son historias de alguien desilusionado pero que se niega a dejar de soñar.

Los tres primeros cuentos están escritos en primera persona y dan cuenta de manera directa del tormento que viven sus protagonistas, producidos por penas de amor, por culpa de la cobardía, por el peso de la soledad desesperante. El tren que ahora se aleja... es una carta que un introvertido hombre le escribe a una muchacha a la que no se atreve a cortejar mientras abandona el pueblo para siempre. Notas de un formulario para telegrama es como un cuaderno de notas en donde el protagonista escribe pensamientos e impresiones, naturalmente provenientes de un alma atormentada pero lúcida y observadora, curtida en esto de soportar los violentos embates de la vida. Gavota triste para un amor lejano es sobre un hombre hablándole a una amante que ya no está.
La canción que estoy cantando, el relato más largo de los cuatro, se diferencia en primer lugar por su estilo en tercera persona sobre un moribundo anciano que, al borde de la muerte, comienza a revivir acontecimientos de su infancia, de su adolescencia, de los amores espirituales y carnales, los pueblos en los que vivió y padeció. Un relato más poético que los anteriores, temáticamente similar pero, al ser un narrador no-personaje, se permite esta construcción más sofisticada, más ordenada si cabe (en los primeros tres el autor apostaba por cierto caos estructural sustentado notablemente por el caos emocional y psicológico de sus protagonistas), más novelesca, para repasar la vida de un hombre a través de los pilares fundamentales de su existencia. De paso, el autor también elabora un retrato o construcción de esos ambientes oscuros y del bajo mundo que luego caracterizarían su obra literaria, de esos personajes perdidos y patéticos, consumidos por sus demonios, masticados y escupidos por la sociedad, esperando el tiro de gracia. La muerte siempre presente en la vida, una certeza tan grave que se nota en cada palabra, en cada gesto, en cada momento: cómo luchar contra ese destino que se asoma en cada esquina, cómo encontrar la paz interior cuando todo a tu alrededor parece confabularse para hacerte caer. Una profunda compasión se desprende de la escritura de Pablo García, aún más intensa y potente precisamente por la pesada y cautivante atmósfera que rodea a sus personajes, esa penumbra que no los abandona nunca. Imaginen una película de Bela Tarr, imaginen "Karhozat", ese es Pablo García, pero con sus propios términos y principios.

Cuatro cuentos que son un poderoso y elocuente inicio en la obra de un escritor único que, silenciosamente, construyó un sólido mundo que no es apto para ojos susceptibles. Su literatura no es amable ni reconfortante, pero es genuina, auténtica, honesta, coherente, aparte de ser estilística y formalmente deslumbrante y magnética. Es tan sólo el inicio del camino.

Obviamente no hay ficha bibliográfica que analizar, pero quise tomarle una foto a la contratapa por su fecha: 1952. ¿No les parece maravilloso? Solemos leer libros de fechas similares o anteriores, clásicos de siglos pasados, pero... pero en ediciones recientes, de este milenio. No digo que sea algo único, pero cada vez que compro un libro realmente confeccionado, impreso, todo-eso, de los años sesenta, cincuenta, cuarenta, treinta (creo no tener nada del veinte), quedo... no sabría describirlo. Es como un viaje en el tiempo en cierta forma: ¿un librito de mediados del siglo pasado, en una ciudad sureña, que ha resistido setenta años de existencia y un viaje de 500 km.? El esmero en la portada, en las letras, en los colores, en el papel mismo, me hace sentir un extraño placer, una extraña felicidad: es el trabajo y el oficio de personas, aparte de la creación del escritor, de esa litografía, que sobrevive y sobrevivirá, que perdurará por siempre. Es inspirador.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Serotonina, de Michel Houellebecq


Bibliometro S05E06. Serotonina, del siempre polémico Michel Houellebecq, es el último libro de esta temporada. Había un séptimo libro, pero no alcancé a leerlo; me encantaría culpar a La información, de Martin Amis (por cierto, Serotonina también sufrió estrés post-traumático por culpa del británico, pero ya en mucho menor medida), pero sería deshonesto, de todas formas no iba a alcanzar. Dicho libro no se pudo pedir de inmediato para la próxima temporada, así que ojalá esté disponible para la séptima, ojalá nadie lo pida, me ha dejado amargado tal cuestión. Por cierto, ¿cómo pronuncian el apellido de este escritor francés? Recuerdo que, cuando aún iba en el colegio, pedí justamente un libro de este sujeto y por alguna razón el bibliotecario de la sucursal a la que fui, que en ese entonces era un miserable y escuálido quiosquito apretujado en la esquina de un delgado pasillo de salida, se puso a dar su opinión y hablaba de /Jou-le-bek/, y siempre he pensado que así se pronunciaba. (En ese entonces ni siquiera leí ese libro, que ya no recuerdo cuál era, parece que uno de sus primeros). En la actualidad, la bibliotecaria que me tocó, que por alguna razón también se puso a hablar, opinar y entregar datos no sólo erróneos sino que improcedentes (¿Revival es la continuación de El resplandor?, vete a la mierda, anda a engañar a otro que sepa menos), de repente me pregunta si había leído Sumisión, le dije que no, ella me dijo que es bueno, que es súper interesante este, ejem, /Julia-bak/. Luego de eso pensé "ok, resolvamos esta mierda de una buena vez, si el tipo es francés no holandés o polaco o quién-sabe-qué-país-de-lenguas-impronunciables", y acá está la respuesta: Houellebecq se pronuncia /uel-bek/. ¿Y Virginie Despentes? ¿Será /des-pen-tes/? ¡No señor!, atentos: es /de-pant/.


Bueno, el nombre de Houellebecq siempre viene acompañado de polémicas y controversias, yo apenas he prestado atención a ello porque como no había leído nada suyo entonces para que entrar en detalles, pero a vuelo de pájaro es imposible no fijarse en que al hombre lo tachan de misógino, machista, xenófobo, clasista, en fin... Creo que Serotonina se ganó en su momento algunos de estos adjetivos, pero, como suele ocurrir, a veces toman las cosas demasiado lejos, exagerándolo para provocar una reacción en cierto consumidor no sólo pasivo sino que ignorante, en el sentido de que uno puede decir lo que sea y quien lee, si no ha leído el libro pero sí la reseña o crítica, no tiene cómo comprobar y sólo le queda reproducir el mar de violentos epítetos vertidos, y, si bien esta novela me ha gustado y me ha parecido una obra sumamente bien lograda y potente en cierto punto (sobre todo en su tramo final), la mar de lúcida, consciente y circunspecta al expresar sus minuciosas y punzantes observaciones, lo cierto es que, más allá de un par de salidas de tono, podría decirse que Serotonina es también bastante inofensiva (no por ello carente, en lo absoluto, de ironía y mordacidad, de sentido del humor), casi todo lo contrario al carácter provocador o de enfant terrible que suelen endilgarle a Houellebecq. En ese sentido me he visto sorprendido leyendo estas páginas, pero insisto, nada tiene que ver con su innegable calidad.
Serotonina es la crónica de un hombre perdido y desencantado con la vida, con la sociedad. Es un hombre enfermo (de melancolía, de depresión) en una sociedad aún más enferma, más agresiva y salvaje y brutal. El protagonista, con ese estilo lúcido y moderado que adelantábamos, disecciona fría y clínicamente sus propios demonios y fracasos (su soledad, su nula sexualidad, su desencanto moral, su hastío vital, su apatía emocional, su desesperación existencial, su inestabilidad ético-filosófica) a la vez que hace lo propio con la sociedad francesa, apuntando su mirada a múltiples asuntos de vital importancia: la política y el manejo de las políticas, de los acuerdos, de la economía y su efecto a niveles macro y micro, en los poderosos y en los vulnerables; las clases sociales y sus mundos abismantemente lejanos y diferentes, la configuración moral y existencial de sus respectivos habitantes; la vida en la ciudad y en las periferias, en sectores rurales, lo que se entiende por éxito o fracaso dependiendo de donde vives y cómo vives; las relaciones entre hombres y mujeres, la manera en que todo lo anterior afecta a cada cual, individualmente o ya juntos y revueltos. Todas opiniones sustentadas en la acción, en la narración en sí; no es un ensayo disfrazado de novela, es una novela enriquecida con características ensayísticas. El protagonista, ya completamente aburrido de su forma de vida, sin estímulos posibles que puedan entusiasmarlo (como dijimos, sexual e intelectualmente vacío y abatido, cerrado el futuro para él), decide desaparecer del mapa, deshacerse de todo aquello que podía identificarlo como hombre, ahora convertido en espectro de carne y hueso, espectro de la realidad y del presente, mientras intenta aferrarse aún a ciertas cosas a lo largo de este camino que ha decidido emprender. Entre medio también hay rememoraciones, recuerdos, recuentos del pasado: los amores fallidos, algunos fracasos profesionales, la derrota del idealismo, en fin, ya se imaginan, todo lo que lo ha llevado a ser el desolado cuarentón actual. Desde luego, no es menor el componente químico o farmacéutico (por algo se intitula de esta forma, ¿nones?): la influencia, el poder, que tienen en su personalidad los antidepresivos, cómo varía la personalidad de una persona de acuerdo no sólo a sus circunstancias socio-económicas sino que también biológicas, los niveles de serotonina, cortisol, testosterona, todas esas cosas que parecieran ser tan importantes como la configuración socio-política del constructo social en que se ha visto consumido, a todas luces un punto de vista polémico para ciertos análisis de los males de la sociedad occidental. Y así, lo que comenzaba siendo un curioso e interesante relato sobre las penurias sentimentales y sexuales de un hombre de clase media alta, poco a poco se transforma en un brutal e implacable descenso (dos descensos consecutivos, vamos en racha) a los abismos del yo y del otro, de la sociedad, cada vez más deshumanizado (capitalismo mediante) a medida que frente a sus ojos suceden escabrosos y violentos acontecimientos, relatados, como ya se dijo, con ese estilo fríamente lúcido, clínicamente sarcástico, que son como el impulso final a su (auto)exilio: no hay lugar para ti, no hay lugar para quien no comulga espiritualmente con el nuevo credo de los tiempos modernos.
En resumen, la crónica de una renuncia total que pega donde más duele y no deja títere con cabeza. Serotonina me ha gustado y convencido, es una lectura totalmente recomendable, dura, implacable. Como una película de Lars Von Trier sin tanto efectismo. Si pueden, háganle.

No es el único ejemplar, no he ido a mirar cuántos hay pero hagamos de cuenta que teníamos en mano la única Serotonina, entonces son tres lecturas en dos años, el primer timbre, por si no se nota (porque está terriblemente mal colocado), es del 29 de junio del 2022, luego dos años de silencio hasta el agosto que recién se fue y es como un revivir, quizás, pero en una de esas durante esos dos años otro ejemplar andaba moviéndose más. Tiene sentido: como se ha dicho, éste lo fui a buscar a la sucursal más lejana (no específicamente eso sí, pero dicha sucursal no contaba con algunos libros que en la web decía tener, y tuve que improvisar). Como sea, de alguna forma hay que rellenar un poco cuando la ficha bibliográfica queda tan vacía. Ya saben, clásica pregunta: como llenar el vacío.

lunes, 16 de septiembre de 2024

El hombre duplicado, de José Saramago

 

Bibliometro S05E05. El hombre duplicado es el libro que leí inmediatamente después de La información, de Martin Amis. Fue un libro que me ayudó a recuperarme, no todavía al cien por ciento por desgracia, desde luego no es culpa de la novela del portugués José Saramago, tan sólo que la sombra de la novela del británico es tan densa y oscura que no es cosa sencilla sacudirme los restos de polvo y desembotarme el frágil cerebro, pero ya entraremos en detalles. No dejaba de pensar en la película de Denis Villeneuve, Enemy (hace más de diez años, cuando el canadiense hacía películas más modestas, no engullido por la maquinaria hollywoodense), con Jake Gyllenhaal en el doble papel del hombre duplicado y es curioso porque esa película no está oficialmente basada en la novela del Nobel de literatura, digamos que no se acredita aunque siempre se habló de "inspiración", y si bien hay pequeñas diferencias argumentales, alguna adición conceptual/visual y sobre todo de tono, o de género incluso, no entiendo por qué demonios... Ok, ok, me van a perdonar pero estaba equivocado xD... Sí está acreditado y todo, no podía ser menos, como digo, la historia es la misma más allá de, como diría el finado Piraña, sus legítimas diferencias. Aclarado todo, debería ver de nuevo esa película, la tengo muy olvidada, la vi ese mismo año, el 2013, y el trailer te deja justamente con ganas locas de ponerte a ello.

Primero que todo, demás está decir que mientras leía El hombre duplicado me era inevitable imaginar al protagonista, Tertuliano Máximo Afonso, con el rostro y la voz y la impronta de Jake Gyllenhaal y a la esposa del "otro" con el dulce rostro y la bella voz de la hermosa Sarah Gadon; cosa extraña, a la novia del protagonista no me la pude imaginar como una Melanie Laurent, en mi mente era una construcción más o menos al azar a partir de las descripciones, pero creo que se parecía un poco a la Michelle Pfeiffer de Caracortada, aunque con una expresión algo más humilde, sin ese agresivo dejo arrogante, pero sí con cierta serena altivez. Y bueno, a la madre no me la imaginé como la gran Isabella Rossellini. Aclarado este asunto de poca importancia, más aún si no saben de qué película hablo, pasemos al libro propiamente tal.

El hombre duplicado es una entretenidísima novela, mucho más compleja y diabólica de lo que aparenta. Partamos de su premisa, bastante sencilla pero origen de una enmarañada red de ramificaciones argumentales: el sencillo y apocado profesor de historia de un instituto que, al ver una película, una de esas comedias del montón, estupefacto se da cuenta de que un actor es su vivo retrato, sólo que él, Tertuliano, no tiene hermanos gemelos y nunca pensó que habría un tipo igual a él en la ciudad. A partir de este aciago descubrimiento, hará todo lo posible para llegar al fondo del asunto, si bien, desde luego, poco a poco las cosas se complican sombría y peligrosamente, ya que estamos tratando de seres humanos aún más perturbados de lo usual ante tan insólita situación. Esta novela es thriller psicológico, es una achispada comedia de equívocos, es oscura novela negra en cierta forma, es un tratado filosófico o existencial sobre la naturaleza y humanidad del hombre, es un intenso drama sobre las relaciones sociales modernas, es una suerte de ensayo práctico sobre los límites de la literatura y el arte de la narración... Y todo manteniendo un tono engañosamente ligero y simpaticón, una prosa sumamente activa, como hiperactiva, exquisita y deliciosa eso sí en su vertiginoso torrente de frases y oraciones y párrafos, de metáforas y símiles y alegorías, de reflexiones y aclaraciones, de ritmo general apabullante y sólida estructura interna que te llevan de un lado a otro en un suspiro, pero colándote certeramente todas esas capas de significados que con gran habilidad y agilidad Saramago introduce bajo la superficie de este entuerto, siempre latente. A mí me ha parecido un trabajo realmente sorprendente y magnífico, la manera en que disfraza lo complejo bajo esa máscara de desprejuiciado divertimento. Es cierto que a veces el narrador, plenamente consciente de su labor (lo que lo lleva a un terreno casi meta y que, por lo demás, ayuda a crear esta atmósfera como festiva, como si te estuvieran relatando una anécdota en una agradable velada) cae en digresiones que pueden pasarse de la raya, sobre todo para alguien que aún sufre estrés post-traumático como yo, pero es parte del encanto de esta novela y la verdad es que nada es superfluo, nada sobra, todo está fría y perfectamente calculado para generar esa sensación de perpetua confusión y vértigo, pues en esencia eso es: un infernal descenso a la locura del absurdo, del sinsentido, del azar, todo expresado en el ilógico hecho de tener un duplicado tuyo pero también a través de un cotidiano igual de absurdo aunque no en lo aparente. Imaginen El extranjero, imaginen a Kafka, imaginen Enrique Araya (si lo conocen), mézclenlos. Qué es la existencia, que es la vida en sociedad, qué es el amor, ¿es todo una obligación?, ¿se puede sentir verdadero placer en el diario vivir?, qué significado tiene todo, por qué hacemos las cosas, para qué, cuál es el punto, ¿se puede tener esperanzas, expectativas?, la identidad es realidad o es ilusión, somos por propia voluntad o por un invisible pero implacable constructo social, por qué y para qué mantenemos en movimiento circulando la maquinaria social, ¿la vida moderna nos deshumaniza, nos reduce a engranajes perfectamente reemplazables?, ¿somos piezas o modelos?, cuál es el límite a lo que podemos comprender, en fin... Por encima y por debajo El hombre duplicado es un portento de escritura y narración, va narrando dos cosas a la vez, y cada capa a su vez es un laberinto. Pero por sobre todo, digamos que es una historia sumamente entretenida coronada, por lo demás, con un capítulo final sutilmente negrísimo y aterrador, que nos habla también de los límites y la profundidad de la ética, de la moral, de lo que es correcto en situaciones sin precedentes... Un final inesperado, pero perfecto.

No se priven de esta fascinante lectura, El hombre duplicado es un verdadero tesoro narrativo. Magnífico.

Un libro viejo pero de todas formas bien cuidado, desde mediados del 2017 hasta ahora, es decir siete años y pico, El hombre duplicado ha gozado de una escueta pero constante y regular actividad, con nueve préstamos en dicho lapso, varias veces en estos nuevos locos años veinte, toda una novedad dada la tendencia al olvido que esta década prodiga a ciertos libros (la mayoría). Es el único ejemplar que hay en Bibliometro y lo tuve que ir a buscar al extremo norte de la red de estaciones, ahora que lo dejé en una sucursal más o menos céntrica esperemos que sus lecturas se incrementen exponencialmente. Obrigado.

sábado, 14 de septiembre de 2024

Sunset Park, de Paul Auster

 

Bibliometro S05E04. Supongo que cualquier persona interesada en la literatura sintió la pérdida que supuso la muerte de Paul Auster este año, hace no mucho de hecho, autor de una literatura verdaderamente propia, única, inconfundible, y lo dice alguien que con suerte habrá leído un par de libros suyos, aunque la impresión que me dejan sus lecturas me empuja al atrevimiento de afirmar algo con tanta seguridad. Yo digo que Auster era madera de Nobel, pero supongo que ya no importa. Como sea, hace tiempo que quería leer algo suyo, de lo que hay bastante en Bibliometro y la B.N.P.D., y tocó el turno de Sunset Park, feliz y afortunadamente.


Feliz y afortunadamente, en efecto, porque Sunset Park es de esos libros que te dejan contento después de terminarlos, con una sonrisa de inmensurable gratitud, plenitud, satisfacción. Podría decirse que Sunset Park es una historia pequeña o modesta pero que en dicho carácter se enraíza su grandeza, su fuerza, además, claro, de la deliciosa, elegante, hondamente concisa y muy humana prosa de Auster, que así como si nada te crea personajes reales, de carne y hueso, que viven penas y alegrías con las que empatizas y encariñas de inmediato, que con sus palabras calma y maduramente ordenadas y dispuestas, te mete en un grandioso pequeño mundo de ilusiones, frustraciones, de seres humanos de admirable vitalidad tirando para adelante en un presente ni muy sombrío, ni muy luminoso, ni muy hostil ni muy amable, ni muy banal o aburrido ni muy naif o pomposo, tan sólo muy real porque es casi como si estuviera pasando junto a ti. Paul Auster captura, expresa, recrea y transmite un momento de la vida, o una sensación de vida, un estado existencial, que podría ser el paso de la inmadurez a la madurez, pero es que no tiene que ver con una edad determinada, o una generación o una época, ese momento/sensación de vida transciende dichas consideraciones y, me parece, ahora que lo pienso mejor, Auster habla del tránsito de un estado a otro, ya sea interno o externo, que claro, puede ser una maduración, pero no en ese sentido de aprendizaje necesariamente, puede que de aceptación, o resignación, o adaptación. La incertidumbre que se cierne dentro y sobre uno, ese nublado estancamiento, a fin de cuentas, que Auster es capaz de transmitir y evocar en palabras, y la búsqueda de un camino que descubrir y seguir para dejar ese ingrato estado atrás. Eso es lo otro que me gusta de Auster: que las cosas no acaban realmente, siempre están en tránsito, la historia viene de mucho antes y continuará mucho después, a lo largo y ancho de la vida de los personajes, que se nutren de sus experiencias personales así como de la experiencia de los tiempos que corren. Son personajes que saben cosas, que tienen pasiones, como tú o como yo, pero que generan fascinación porque viven acontecimientos más especiales por así decirlo.
El caso es que el protagonista es Miles Heller, un joven de casi treinta años que vive enteramente por y para o durante el presente, sin expectativas, sin sueños, exiliado de su propia vida anterior por así decirlo y exiliado de una sociedad con la que se relaciona puntual y convenientemente; tan sólo hace lo justo para vivir dignamente y disfrutar uno que otro lujo, como es la compra de libros. Este modus vivendis comienza a cambiar lenta pero inexorablemente al conocer a una entusiasta muchacha, llena de vida y prospectos, que le irá abriendo los ojos. Y entre otras cosas, tendremos los personajes que revolotean alrededor, con sus cuitas y peripecias propias, relaciones profesionales y sentimentales, con sus inmensas y complejas personalidades, el arte y la vida, la ciudad y las habitaciones cerradas, el presente y el pasado intercalándose en una inesperada e inusitada aventura urbana y anárquica. Y a lo largo de las páginas estarás sonriendo, conmoviéndote, arrobado por el vibrante despliegue de pasión y amor y literatura con que Auster retrata y relata la vida de estos personajes tan queridos.
Un verdadero y auténtico placer de libro. Sunset Park, una más que recomendada belleza y exquisitez literaria.


Aparte de éste hay otro tres ejemplares de Sunset Park circulando por las líneas del metro y por las calles que se extienden alrededor de las sucursales bibliometrinas, obviamente no las vamos a revisar, ja, ja, qué se creen. Lo cierto es que éste ejemplar de Sunset Park ha sido pedido, desde casi principios del 2018, seis veces, siendo el 2019 su año de gloria, para luego dormir un largo sueño interrumpido por mis bien cuidadas manos. En ese tiempo quizás se pidieron otros ejemplares, quién sabe. A veces contribuye la ubicación del libro, por ejemplo éste, junto con los demás de esta temporada, los fui a buscar a la estación más lejana posible, y así no dan muchas ganas, sobre todo a los lectores casuales que podrían leer este libro u otros similares si estuviesen en sucursales más céntricas. Como sea, parece que esa es nuestra vocación: rescatar ejemplares del olvido.