Biblioteca Nacional S06E02. Kazuo Ishiguro es ganador del Nobel de literatura, su nombre siempre ha estado flotando en mi radar, sobre todo porque algunas de sus novelas se han adaptado al cine, como Los restos del día o Nunca me abandones, de hecho Klara y el sol, novela que escribió después del gran premio, también está en proceso, dirigida por el payaso de Taika Waititi, vaya vaya qué saldrá de ahí. Este libro quería pedirlo la temporada anterior pero alguien más se me había adelantado así que en su lugar me traje Pánico, de Ellroy. Por suerte ahora sí estaba y no dudé en asegurarme esta vez. Por cierto, qué linda portada ¿no les parece? Bien minimalista pero elocuente, bella, poética incluso. Así sí pues.
Me ha encantado Klara y el sol, ha sido una lectura sumamente refrescante y re-energizante, motivadora, sobre todo luego de libros que no me parecieron del todo redondos y logrados y aprovechados a su mejor potencial (como El museo del silencio, Los perros y los lobos, El misterio de Salem's Lot). Klara y el sol es una novela perfectamente construida y ejecutada en todo aspecto. Es la historia de Klara, una androide bien especial, que destaca de otros modelos por su capacidad de observación de la realidad y, por lo mismo, de empatizar con los humanos como no lo hacen otros androides, lo cual es todo un plus considerando que fue creada para hacer compañía y cuidar a niños y niñas.
Narrada en primera persona y desde su singular perspectiva, Klara nos cuenta su experiencia de vida, desde que es expuesta por primera vez en la tienda de androides (que funcionan a base de energía solar), centrada, desde luego, en lo que sucede cuando es comprada por Josie, una niña aquejada de una extraña enfermedad. La prosa/narración de Ishiguro destaca por una exquisita sencillez iluminada y potenciada por la ingenuidad propia de Klara, que casi ve todo con los ojos asombrados de un niño o de un animalito trasplantado de hábitat, pero que también, por lo mismo, es capaz de notar cosas que los demás no, lo que ofrece un cuadro bien detallado de las circunstancias temporales en que se ambienta la novela. Porque estamos en un futuro indeterminado en donde nada se explicita (lo cual es un acierto, pues genera un clima de extrañeza e inestabilidad perpetuo, como si la realidad misma estuviera próxima a un barranco y cualquier viento inoportuno e impredecible pudiera empujarla al abismo), en el cual son temas capitales la inteligencia artificial, el cuidado (o abuso) del medio ambiente, las alteraciones genéticas de la población, los avances tecnológicos penetrando el alma humana y su zeitgeist,... todo lo cual sirve también para reflexionar en torno a temas tales como qué es lo que nos hace humanos, lo frágil de las relaciones interpersonales y sociales, lo aún más frágil de los sistemas políticos y económicos, el caos y la anarquía siempre latente a lo largo de la flecha del tiempo...
Todo un complejo escenario del cual vamos obteniendo retazos a medida que Klara conoce más y mejor a su niña así como a la familia, a los amigos, a los vecinos, pero siempre de manera estimulantemente incompleta, pues Ishiguro se enfoca en los personajes, en su intimidad, y en cómo éstos se ven afectados por ese futuro menos brillante de lo que alguna vez quizás se esperó, retrato humano y socio-económico-político nada complaciente, bastante crítico y desolador en ocasiones, que tiene reminiscencias de Bradbury, por lo menos yo no podía dejar de pensar en Fahrenheit 451 o en los cuentos de El hombre ilustrado, en la forma en que dichas obras hablan del vacío y la crisis existencial del ser humano pensante y sintiente, hablan de una sociedad apagada, deshumanizada, perdida y dolorosamente consumida. El incierto futuro de Ishiguro es, como dije, una suerte de transición: está en el momento clave en que cae o se mantiene en pie, pero sus personajes, aunque no lo admitan, están al borde de la desesperación gracias a los avances tecnológicos que llegaron cual estampida, cual tsunami.
Otro aspecto que llamó mi atención y que me encantó es que se lee como una película, y no me refiero a que la prosa de Ishiguro intente replicar o imitar recursos cinematográficos, es más o menos la estructura del relato, el ritmo de las escenas, el flujo y estilo de la prosa, la concisión y organización del argumento con sus respectivos elementos narratológicos: escenarios, personajes, diálogos, puntos dramáticos. Tiene sentido, Ishiguro dice que es cinéfilo y esta novela, al menos, combina a la perfección energía cinematográfica con literatura y su lectura es una gozada que se realiza en un suspiro, y sin perder detalle alguno... Su dominio escritural se nota en numerosas escenas de una tensión asfixiante, o en los momentos tiernos, o en esas ocasiones en que quedamos boquiabiertos casi como si estuviéramos mirando una imagen.
Por último, debo admitir que me conmovió y emocionó cierto toque decididamente milagroso o infantil que adquiere la trama, que por lo demás tiene toques de aventura, de misiones, en tanto la cándida y bonachona Klara se propone, a su particular manera, ayudar a mejorar la salud de Josie, su niña, de una manera bastante poco ortodoxa. ¿Alegoría religiosa? No necesariamente, Ishiguro habla de algo más humano, quizás de lo que nos haga humanos: la fe en tanto esperanza y bondad, en la capacidad de desear lo mejor para otros y mover cielo y tierra para lograrlo. La fe como aire que respiramos y nos purifica aunque todo alrededor sea un infierno de polución.
Así que eso, bellísima novela, excelente narración, gran historia, magistrales personajes, brillante construcción de caracteres y circunstancias o escenarios... Y muy emocionante también. Una novela sencilla, sin grandes ambiciones, y que por eso mismo alberga una humilde grandeza en su corpus, porque todo está ahí, alrededor de esta íntima historia de afecto y amistad. Totalmente recomendable.
Seis préstamos en poco más de un año, siendo este 2024 que avanza a pasos agigantados, hasta el momento, el año de gloria de Klara y el sol, y quién sabe si más aún cuando salga la película, supongo que el 2025, después de todo el rodaje se completó temprano este año. A menos que ocurra un milagro, seguramente no veré esa película como tampoco estoy viendo ninguna película, así que nada personal, Taika.
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