"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

martes, 10 de septiembre de 2024

La información, de Martins Amis


Biblioteca Nacional S05E03. Llegamos al cierre de otra temporada en la B.N.P.D., pero primero: vengo a percatarme que este año he publicado más posts que en todos los otros juntos, literal: en los primeros cuatro dubitativos e intermitentes años creo que no alcancé los cincuenta posts, en cambio este 2024, desde que retomamos las amadas lecturas allá por mayo, ya llevamos esa cantidad. Qué loco, ¿no? Qué locas las cosas, podría contarles algo pero no entenderían, pero digamos que hace un par de días soñé con una persona con la que hace tiempo no tenía contacto (para ser precisos: soñé que estábamos trabajando en una barra), y hace un rato me habla para ofrecerme trabajo en donde actualmente está laburando, precisamente en el momento en que llegué a casa de tramitar mi finiquito con mi oficialmente ex-empleo. Qué locuras. Pero bueno, estoy agotado y miren a quién tenemos acá, de nuevo al finado Martin Amis, una de cal y otra de arena, ahora tocó mal, horrible, los efectos perniciosos de La información se sentirán largamente en mi traumatizado cerebro, como iré contando prontamente. Pero no, por dios, qué pereza, yo que, luego de La casa de los encuentros, llegaba con tanto entusiasmo a este libro, me siento defraudado, esa es la palabra. La información va más por el lado de Perro callejero, cómo se nota el quiebre, el cambio de timón que supuso La casa...


Leer La información es como intentar salir de unas arenas movedizas. Uno no es del todo responsable pero sí hay que admitir cierta culpa porque no somos senderistas novatos en la obra de Amis, por lo tanto salirse del camino es un riesgo asumido, plenamente asumido, pero uno nunca espera ser succionado por semejante densidad, vacua y viscosa, obligándote a un ejercicio de futilidad y banalidad agotador, a una Nadería con mayúsculas. Desde luego, aunque uno esté inmerso en estas arenas movedizas una porción del rostro se libra del contacto y esta porción, para aliviarse un poco, puede (porque el ángulo se lo permite, es el único ángulo, en realidad es lo único que puede hacer) contemplar hacia arriba el cielo, las copas de los árboles, el vuelo de los pájaros, el transitar de las nubes, todo lo cual es una metáfora algo forzada y poco ingeniosa pero que viene a señalar que este libro no es cien por ciento malo o farragoso o soporífero o extremadamente cansino, digamos que lo es a un 95%, así que para mencionar cosas buenas y rescatables:
-El habla de los personajes, Martin Amis debe tener buen oído y mejor habilidad para transcribir los vibrantes y punzantes diálogos de sus personajes, que por cierto...
-Los personajes son interesantes, no lo vamos a negar, conforman una curiosa amalgama de excentricidad y absoluto convencionalismo, ya saben, simples padres de familia perdedores que de alguna forma se las arreglan para despertar la curiosidad (aunque el autor la apague bien pronto), o simples matones con ideas y actos y vestimentas llamativas, para no hablar de como fueron bautizados ante dios, la sociedad y el mundo. Por lo demás, hay que reconocer que son personajes bastante bien definidos, en sus rasgos y personalidades, y algunos hasta tienen suficientes dotes de complejidad, así que por ese lado la cosa no va mal precisamente.
-Es notorio que Martin Amis es un escritor bastante ingenioso y ocurrente, tanto en su palabrería como en su uso y abuso de recursos narratológicos. Lo digo porque hay tramos que son francamente interesantes, ideas sumamente prometedoras, párrafos bastante potentes, todo aderezado con un sentido del humor que va de la sutil pero hiriente ironía hasta unos iracundos arrebatos que se agradecen de todas formas, aunque lo que más destaca en esto de las ocurrencias son sus juegos de palabras y conceptos, ahí Amis puede creerse el rey y todo lo que quiera.
¿El problema? Todos los elementos favorables listados son circunstanciales y, peor, ensombrecidos y enterrados por los otros problemas, los peores problemas, los problemas mayores y más graves. Esta narración tan abigarrada y farragosa y cargante y pedante y onanista y autocomplaciente, embobado en parrafadas y devaneos y divagaciones que no vienen a cuento y que, la mayoría de las veces, tampoco llegan a puerto concreto, que son continuos y excesivos paréntesis de una historia que parece como tijereteada a la mala y que se suman a descripciones inútiles y repetitivas, que lo único que hacen es entorpecer más el de por sí espeso y cuestionable flujo de acontecimientos. Este es el otro puto problema, no pasa nada. Los personajes hacen cosas, dicen cosas, se mueven, pero créanme: no pasa nada. Las ¡QUINIENTAS PÁGINAS! (¡¡500!!) de este libro no ofrecen ningún tipo de evolución, tránsito, cambio, aprendizaje, adaptación, lo-que-sea, termina en nada, es un fraude argumental, un verdadero FRAUDE ARGUMENTAL que está constantemente haciendo como que pasan cosas para disfrazar el hecho que, en realidad, no hay nada que contar.
Así que para que estén bien informados: el libro trata, fundamentalmente, sobre dos personajes, dos escritores, un escritor que al parecer es bueno pero que es un fracasado, un amargado padre de familia casado con un bombón y dos gemelos que se gana la vida escribiendo reseñas de libros mientras intenta terminar su tercera novela (las dos primeras fueron relativamente conocidas aunque incomprendidas, según dice, por ser ilegibles para el público), el otro escritor es exitoso, millonario, famoso, célebre, admirado y respetado, aunque para el mal escritor, que es el protagonista, sea un escritor peor que mediocre y sus aclamadas obras, insultos para la literatura, para más inri este exitoso mal escritor está casado con una belleza con sangre Real corriendo en sus venas. Entre medio hay gángsters, editores, esposas, personajes que no aportan nada al conjunto ni nada por sí mismos, están ahí gastando tinta. Y bueno, estos dos escritores, amigos-enemigos, amor-odio, se la pasan todo el puto libro tirándose mierda, y eso es todo. Sería el total de lo que ofrece La información: el tira y afloja en la moral de dos escritores destinados a enfrentarse de las maneras más somnolientas posibles.
Somnolientas porque, como si no fuera lo suficientemente desapasionante que estos dos tipos se la pasen tirándose indirectas a veces no tan sutiles, Martin Amis siente la necesidad de rellenar dicho inane conflicto con estos otros personajes intrascendentes y descripciones, boutades y lucimientos de estilo hasta el hartazgo. De repente hablan de "la información" como si fuera poco menos que un ser mitológico, una conspiración que hace que los personajes hagan lo que hacen. La verdad no le veo la gracia ni puedo descifrar lo que Amis quería hacer salvo retratarse a sí mismo y a la escena literaria, si ese era el caso pudo haber sido perfectamente más conciso y más entretenido, porque lo de "sátira" le queda grande. El mismo autor dice que ambos personajes escritores son representaciones de él mismo, quizás él mismo esté admitiendo que su literatura es a la vez ilegible, innecesariamente complicada, y superficial o voluntarista, pero qué importa... Más que asumir algún tipo de autocrítica parece querer burlarse de los lectores, y yo me siento así, como si se hubiera reído a costa mía.
Yo he quedado agotadísimo. Me demoré dos días y medio más de lo que tenía presupuestado, me he desprogramado por completo. Hace tiempo que no lo pasaba tan mal con una lectura, creo que desde los cuentos de Clarice Lispector. Hemos tenido entre medio otros libros comentados con poco entusiasmo o con algo de mala leche, pero La información me ha consumido, quedé rendido, incapacitado, desmoralizado, deprimido, incapaz de pensar en el futuro, incapaz de pensar en algo lindo o estimulante. Tengo miedo de leer más, así me siento, así quedo, dramático como soy. Con todo el respeto que se merece Martin Amis, sobre todo porque ya no está en este plano y como tal merece descansar en paz porque a fin de cuentas fue un escritor y se asume que no hizo daño a nadie, con todo, lo lamento pero: ¡vete a la mierda, Martin Amis! Bueno me excedí, lo siento, pero entiéndanme por favor se los suplico :(


Con una ficha poco usual, tanto en modelo como en color o limpieza, no se puede decir que los bibliotecarios se hayan esforzado mucho en ser completamente prolijos, pero ya estamos acostumbrados a eso, no se puede tenerlo todo en la vida. Para variar, hemos despertado de su letargo a este libro, que llevaba durmiendo más de un lustro cuando llegó mi turno, quizás por eso, en venganza, me atacó a violentos bostezos. Si no contamos mi préstamo, La información tenía siete pedidos en ocho años, pero con el mío, se elevaron a ocho en catorce y medio. Dudo que vaya a mejorar la estadística y, para ser sinceros, no le recomiendo a nadie esta lectura, soy mejor persona que antes y ya no actúo de mala fe.

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