"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

sábado, 8 de febrero de 2025

Las manos del General, de Gonzalo Fassón

 

Biblioteca Nacional S13E01. ¡Nueva temporada de préstamos en la B.N.P.D.! Yo había oído hablar de este libro y me había llamado poderosamente la atención. Resulta que La Pollera, una editorial chilena, hace un par de años ya abrió una convocatoria de mamotretos en la que cualquier mortal podía mandar el suyo y participar por la posibilidad de verse publicado. El mamotreto ganador de aquella convocatoria fue Las manos del General. Una de las cosas que llamó mi atención, aparte de la trama centrada en la profanación de la tumba de Perón en la que le cercenaron las manos, es que no es un libro muy largo ni abultado que digamos, apenas 250 páginas, que no es precisamente la imagen que tengo de un mamotreto. Como sea, se me quedó este título grabado en mi memoria, "para cuando pudiera leerlo". Hace unas cuantas semanas, navegando en la web, me apareció recomendada una entrevista a un escritor español llamado Benjamín Prado, que está publicando su más reciente novela, El anillo del General, y como que mi radar saltó y pensé "¿no había una novela sobre lo mismo escrita por un argentino y publicada por La Pollera?". Luego, devolviendo los libros de la temporada anterior, me encuentro con Las manos del General en la sección de novedades y me dije "vení pa acá la concha de tu hermana". Y obvio, a veces ocurren estas coincidencias, en el cine y en la literatura, y tampoco deben ser iguales a pesar de que giren en torno a un hecho tan delirante (imagínate que alguien se meta a la tumba de uno de los políticos más queridos de tu país para cortarle las manos), por lo demás tampoco es la primera novela sobre esto, a principios de los 2000 se publicaron otro par. Todo este asunto de las coincidencias llamó mi atención, eso es todo. 


Un hombre desconocido y sin documentación, sin identidad verificable, aparece inconsciente y herido de bala en la vereda de alguna barriada de Buenos Aires, quizás un caso más de vagabundos siendo apaleados por monstruitos fascistas, pero no, la cosa se complica cuando se nota que dicho hombre aparenta tener manos más viejas, como de anciano, que no se corresponden con su apariencia de hombre adulto pero lejos de ser un viejo gastado como una pasa. Y cuando empiecen a aparecer militares y oscuras organizaciones alrededor de este hombre herido, la vida se tornará un infierno para el policía que encontró al desconocido y para el periodista, Ricardo "Topo" Moreno, al que le pide ayuda y asistencia al ir comprobando las monstruosas magnitudes del caso, porque, tal como se nos dice en el primer capítulo, esas manos, como injertadas, son las manos de Perón.
Así las cosas, Fassón nos deleita con un thriller de misterio adictivo, cautivante y de ritmo apabullante, que no te ofrece descanso ni para respirar, tal es el magnetismo de su intriga que te hace leer esta novela en una noche (como suele hacerse con todo mamotreto). El avance de la trama, por otra parte, no descuida ni un mínimo la construcción de personajes y de esas atmósferas humanas en las que nos vamos situando, amén de una prosa ágil, fluida y, cuando se debe (en los diálogos, claramente), coloquial, lo cual genera una sensación de naturalidad sumamente agradable y cómplice. Aparte del policía y del periodista Topo Moreno, el gran protagonista de la función, tenemos a sus compañeros en la redacción del periódico para el que trabaja, un buen abanico de llamativas personalidades haciendo gala de ese delicioso encanto argentino, que por lo demás le dan gran coherencia a la investigación del Topo, efectuada desde su perspectiva de curtido periodista, a todas luces diferente a como lo haría un policía o investigador privado. Aparte tenemos a otros policías y a las personas que van apareciendo en el camino, como testigos de los casos interconectados: el del N.N. y el de la profanación de la tumba de Perón. ¿Qué clase de conspiración tenemos entre manos? ¿Cómo demonios se entrelazan ambos hechos?
Aunque Las manos del General es un thriller de misterio excelente y rotundo, me ha gustado que sea un poco como Ellroy en el sentido que nos cuenta una intrincada ficción en las entrañas de la realidad, pues no sólo es real lo de la profanación de la tumba de Perón, también existió Ricardo Topo Moreno (como por ejemplo en Pánico su protagonista, el aparentemente exagerado Freddy Otash, fue una persona de carne y hueso), además de Martha Ferro, una compañera de la redacción que aparece como importante personaje secundario, y que según veo fue realmente importante, tiene hasta su página de Wikipedia. Como sea, todo esto agrega otra capa, una bastante oscura y que todo lector del cono sur podrá palpar: la rabia e indignación de que semejantes acontecimientos ocurran. No es esta una trama made in Hollywood en el sentido que, como toda historia hollywoodense, pueda narrarse una historia carente de todo contexto social y político. Es un thriller de misterio con todas las de la ley, pero es un thriller de misterio argentino plena y cabalmente consciente de sus circunstancias históricas, y por ahí pega fuerte, porque si alguien quiere leer esta historia de misterio para evadirse, sorry not sorry, Las manos del General transmite perfectamente la atmósfera de miedo y muerte y negrura que provoca toda dictadura, que como tal seguirá ensombreciendo el presente años después de su final: los fantasmas, los monstruos, seguirán campando a sus anchas, escondidos a plena luz del día. Las desapariciones en democracia, ¿pueden creer que algo así exista? Desgraciadamente sí, aunque suene insultantemente paradójico. ¡Cómo es posible que en una democracia sigan habiendo desapariciones y fuerzas uniformadas continúen trabajando al margen de la ley y del poder civil! En fin...
La única "falla" sería que la resolución en sí misma no es tan impresionante ni interesante como lo era el misterio en su intenso inicio y en su tenso, sostenido desarrollo, cuando no sabíamos nada y nos sentíamos perdidos y atemorizados entre tantas amenazas y hombres de negro acechando y persiguiendo a nuestro protagonista, quien, por cierto, aclarado el asunto también piensa que el enredo no tiene sentido. Casi parece un lío de faldas, una cosa poca para tantos grandilocuentes y estrafalarios operativos. O sea, digamos que hay una explicación distinta para cada caso: el de la profanación de las manos te lo creo, tiene su toque esotérico; el del N.N. y todo el rollo de trasladarlo aquí y allá enfrentando grupos armados arrasando con los civiles que se entrometan, insisto, es bastante rebuscado y como que ni el autor se lo cree mucho (sumen a ello cierto giro argumental que estaba cantado desde el inicio). Pero llegados a este punto, el thriller como tal ha sido un viaje rotundamente intenso y, a estas alturas, lo que impera es la atmósfera de desazón y desaliento, ese denso manto de oscuridad provocado por las sombra de la dictadura, por lo que podemos decir que Las manos del General es una novela redonda que no la caga tanto con el final.
Una lectura segura y recomendada.

La ficha bibliográfica, desde luego, ha sido inaugurada con mi préstamo, al ser una novedad que me apropié de inmediato. Le auguro una saludable y movidita actividad préstamo-lectora.

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