Bibliometro #88. Hace tanto tiempo que quería leer esta novela, de hecho era una de mis resoluciones de año nuevo: "Lee El péndulo de Foucault, de Umberto Eco, maldita sea, antes de que sea demasiado tarde y el arrepentimiento te carcoma y oxide esas entrañas tuyas ya retorcidas por años de rencor y amargura". Como todos saben, es una novela que Umberto Eco escribió basándose y como homenaje a la vida y obra de su colega filósofo Michel Foucault, lo cual, como deben saber, y perdonen si les dio un mini ataque al corazón o un indicio de aneurisma, es una absoluta mentira porque el Foucault del título es Léon Foucault y el péndulo es una invención suya cuyo movimiento tiene que ver con la rotación de nuestro perforado planeta Tierra, pero nada de eso tiene mucho que ver tampoco con esta inteligente, desquiciada, lúcida y alucinante novela.
Uff... Ok, entonces El péndulo de Foucault es una novela de ochocientas páginas, 800, todo un viaje, toda una odisea, toda una experiencia. Estuve seis días leyendo esta novela y creo que habré soñado unas cinco o seis veces, que recuerde, con sus personajes, sus especulaciones, sus diálogos, sus confabulaciones y tramas, sus símbolos y sus secretos. Suele pasarme cuando me involucro mucho con ciertas historias o si dichas historias me dejan una marca. Imaginen, estoy leyendo El péndulo de Foucault durante el día, luego en la noche, y luego ya cuando me duermo, en el mundo onírico me encuentro leyendo la misma novela, aunque no es exactamente la misma, son otras páginas, páginas escritas en un universo paralelo que mi yo inconsciente y durmiente le ha robado a algún otro Umberto Eco paralelo perdido en los pliegues del cosmos, y luego despierto, vuelvo a sumergirme en las páginas con algo de confusión y perplejidad porque algunas cosas que recordaba del sueño no se corresponden con el libro real entre mis manos. Obviamente la perplejidad pasa y puedo retomar la lectura con cabal plenitud de mis facultades, sólo para que el ciclo se repita porque estamos ante una novela generosa, feliz, festiva, un verdadero regalo a los lectores. Me gusta sentirme así.
Y me ha gustado, me ha encantado y me ha fascinado El péndulo de Foucault, novela narrada en 120 capítulos divididos en 10 sefirot. No es una experiencia fácil, desde luego. Es deliberada y conscientemente críptica, enrevesada, cargada de información inútil y descabellada y contradictoria que es también sumamente interesante per sé, por lo que recomendaría no dejarse abrumar (sobre todo en su primer sefirot), pero es también una divertidísima y mordaz sátira sobre el mundo de las conspiraciones, una visión rebosante de mala leche y punzante ironía hacia el mundillo de las sociedades secretas, las pseudociencias y los supuestos conocimientos ocultistas (¿u oscurantistas?), una negrísima y entretenida comedia negra sobre el extraño magnetismo de los sombríos y polvorientos rincones de la industria del conocimiento y de la autorrealización. Por otra parte es también una obra en la que Eco defiende y celebra el genuino y auténtico deseo de conocimiento, de curiosidad, de aprender y explorar y empaparse de arte y cultura por el mero gusto de disfrutar y gozar de cualquier expresión u obra artística; el genuino placer de narrar y crear y fabular, tristemente enlodado por las industrias culturales con sus rockstars intelectuales, las industrias religiosas o espirituales y los falsos gurús, lo cual nos lleva, de paso, a otro aspecto de esta novela que es ser una especie de estudio o análisis socio-cultural, feroz y rabioso, pero presentado en formato novela. La verdad es que El péndulo de Foucault es increíblemente sencilla por un lado (no te cuesta dejarte llevar por sus, ejem, corrientes sublunares y subterráneas) a la vez que es exquisita y deliciosamente compleja en su entramado argumental, sus estilos narrativos, en sus redes y recovecos simbólicos, en sus múltiples capas de significados y retratos e interpretaciones intelectuales, teóricas, filosóficas, psicológicas e históricas. Eco toma la Historia, la presenta en sus hechos, pero también juega con ella y la retuerce a gusto, le da formas tan verosímiles como inverosímiles resultan las conexiones establecidas entre tal o cual cosa. Es lo lindo y lo peligroso de narrar.
En términos concretos y simples, podemos reducir la premisa de esta novela a la siguiente frase: tres colegas de una editorial se meten en un berenjenal cuando inventan o descubren una conspiración mundial y centenaria que involucra a los templarios, los masones, las monarquías, las guerras, descubrimientos tecnológicos y geográficos, etc. Es todo sobre la gran conspiración, en cuyas ramificaciones te ves atrapado irremediablemente, lo que es lo mismo que decir que todo en esta novela trata sobre las historias, las manifestaciones culturales, las tradiciones, las mezclas, los conocimientos, etc... El narrador es el más joven de los tres colegas y nos cuenta, meticulosamente, todo el rollo en el que se ve envuelto, tanto los hechos mismos como, digamos, la mística o el espíritu de esos hechos, es decir cómo demonios comenzó a gestarse en él y en los otros esa manera de pensar, de percibir las cosas, que a fin de cuentas será la manera de pensar que lo condenará a verse encadenado a tan fatal e infortunado curso de acontecimientos.
Y, honestamente, no sé muy bien qué más decir. Es una novela de 800 páginas, es una novela densa y exigente a su desprejuiciado modo. Pero también es sencilla, entretenida y sobre todo un canto al entusiasmo, porque su misma trama te invita a zambullirte en otros conocimientos y datos de la vida real. Mientras leía con frecuencia me ponía a buscar esto o lo otro, a mirar mapas, a buscar conceptos, personajes históricos, a descubrir muuuuuchas cosas que no conoces, policías secretas, recuentos fidedignos de sociedades secretas, tratados ocultistas, clubes de asesinos... Eco nos cuenta una historia de locos, pero también nos muestra y demuestra que la misma realidad, que la misma Historia, ¡es una cosa mutante de locos! Cómo no van a surgir locos de este pantano de esquizofrenias y alucinaciones. Con todo, vale la pena mencionar que también es una novela muy aterrizada en sus cosas: una novela sobre la amistad, sobre el amor, sobre el trabajo, sobre los paisajes y la naturaleza, sobre los recuerdos y las memorias sentimentales, sobre las manifestaciones políticas y el paso/cambio de los tiempos, el entusiasmo y la nostalgia... Una novela muy humana, a fin de cuentas, razón por la cual todo su entramado conspirativo resulta tan potente: teniendo la paz y la belleza tan a mano, ¿por qué perderse en una pegajosa maraña de intrigas y absurdos secretos de salón?
Como sea, no puedo sino recomendarles esta novela, una novela obligatoria e imprescindible. E inolvidable. Una verdadera y magistral genialidad. Ofrece mucho más de lo que se puedan imaginar. Estoy seguro que me dejo muchas cosas en el tintero, que varias otras cosas pude expresarlas de manera más clara y precisa, pero ya no hay nada que hacer, espero que al menos se sientan interesados y atraídos hacia esta magnífica y sensacional novela. Definitivamente espero poder comprar un ejemplar más adelante y así tener esta obra en mi biblioteca personal para disfrutarla cuando se me dé la puta gana. Recemos e invoquemos a los espíritus adecuados para que así sea.
En esta ficha vemos que solamente hay dos préstamos pero es una ficha nueva, puedo asegurarlo porque en la página siguiente está marcada la tinta de los timbres de la ficha anterior, y les puedo decir que era una ficha bastante llena, aunque como ya no está, es imposible decir cuántos préstamos exactos eran y cuánto tiempo abarcaban. Sin embargo, este libro ha sido leído por más de dos personas, eso seguro.
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