Biblioteca de Santiago nº9. Ya comentamos El Incal el otro día, así que me puse a buscar si en alguna de las tres bibliotecas públicas a las que vamos hay más cómics de este particular universo de ciencia ficción comiquera, y sí, en la BDS (recuerden, son las siglas de la Biblioteca de Santiago, no el nombre de una boy band de k-pop) encontramos Antes del Incal, obviamente una precuela, que Jodorowsky comenzó a escribir y publicar prácticamente al año siguiente de haber concluido El Incal, aunque en esta ocasión no lo hace de la mano del genial Moebius, sino que de un entonces joven Zoran Janjetov. Este volumen integral recopila los seis tomos que fueron lanzados entre 1989 y 1995.
Bien, primero que todo partamos por al apartado gráfico. Es curioso, pero se nota la mano de Moebius, quien no quiso trabajar en Antes del Incal; digamos, mejor, que se nota su ausencia y su influencia/presencia. Al inicio puede chocar un poco el estilo gráfico algo más oscuro y, no sabría decirlo, ¿menos tradicional? en sus trazos y sus colores; el estilo visual de El Incal me recuerda a cómics europeos de los setenta o antes, sobre todo las genialidades franco-belgas con sus luminosas paletas de colores y una asombrosa mezcla de cierto toque caricaturesco pero también de cierto realismo, con gran atención al detalle, sobre todo en las composiciones panorámicas, todo lo cual le venía muy bien a la construcción de este futuro hipertecnológico y desmesurado en todos sus sentidos. Zoran Janjetov respeta ese espíritu, pero sobre dicha base, que no tardamos en ir reconociendo con cierta nostalgia o alegría cómplice, va a su vez imprimiendo su propio sello: colores, textura, relieve, tonos más sombríos, oscuros, modernos si es que vale usar dicho término: una materialidad nueva, un formato más "actualizado", ¿un aire más adulto? Como sea, aunque la ausencia/presencia de Moebius es innegable y quizás haya sido un gran peso que tener encima suyo mientras trabajaba en la serie, lo cierto es que la calidad gráfica de Antes del Incal, el trabajo de Zoran Janjetov, es fenomenal: esos detalles, esas imágenes tan deslumbrantes y alucinantes, pero también preciso y certero en escenas más íntimas, en las expresiones faciales de los personajes, su lenguaje corporal, etc. Pienso que Janjetov captó a la perfección la energía base de El Incal y, más aún, supo identificar lo que Jodorowsky quería en esta nueva serie, capturarlo y expresarlo en imágenes, porque si El Incal es una aventura interplanetaria galáctica soap-opera lisérgica, un viaje espiritual más centrado en la simbología de su trama que en la psicología de los personajes, Antes del Incal propone una historia más amarga, más humana, un tono algo más fatalista: la trágica y dolorosa historia de cómo John Difool llegó a convertirse en ese disoluto, inconsciente, egoísta y superficial detective de clase R.
Antes del Incal es un noir de tomo y lomo, más aún, un noir conspirativo que enmarca esta historia de orígenes. El escenario nos sitúa en esa ciudad-pozo de mierda que ya conocemos años antes de que un grupo de bandidos lanzaran a John Difool desde lo alto de un puente hacia un lago de ácido. En esta serie John Difool es un niño cándido, ingenuo y soñador, un niño bueno que, eso sí, intenta sobrevivir en las cloacas de esa ciudad acompañado de un grupo de tunantes, de perdedores que se ganan la vida estafando a otros; su madre es una prostituta y su padre es un inventor que se la pasa en la cárcel. Como si esa vida no fuera lo suficientemente precaria, las cosas comienzan a empeorar más cuando la desgracia cae sobre su familia y John Difool queda sin amparo. Corrupción, amoralidad, violencia, masacres y matanzas, apatía social, traiciones, frustraciones, amores rotos, amistades perdidas, terribles planes secretos de las autoridades... Antes del Incal, a diferencia de su serie predecesora, que en esencia es una historia bastante luminosa (literalmente luminosa: el enfrentamiento entre el bien y el mal, la búsqueda del equilibrio entre el blanco y el negro, entre la oscuridad y la luz), es una historia nihilista que despliega un vortex de desgracia tras desgracia, pero con el mismo ímpetu de enfrentarse pese a todo a los obstáculos con tal de defender y proteger la idea que este joven John Difool tiene del bien, de lo correcto. Y aunque no se pierde el satírico y desprejuiciado sentido del humor marca de la casa, lo cierto es que los trágicos orígenes de John Difool y el argumento noir se centran especialmente en los aspectos más desagradables e injustos de este futuro para nada esplendoroso, al contrario, lleno de muerte y putrefacción, de un vacío humano tan corrosivo como ese lago de ácido que amenaza a todos los habitantes de la ciudad-pozo: las groseras diferencias de clase, la deshumanización tecnológica, en fin... Y claro, cómo todo esto incide en la psiquis de los personajes y en el clima colectivo. Como bien indica el título, y aunque suene a una obviedad insultante, esta historia es antes del Incal, es decir es una historia menos espiritual/simbólica que descarnadamente humana: acá, salvo al final (en donde el guión encaja piezas a modo de bisagra con El Incal), no aparecen esos triángulos ni profecías ni entidades de otras dimensiones, solamente la ciudad, los poderosos y los desposeídos, y entre medio, nuestro protagonista, un John Difool que quiere vivir y hacer lo correcto, pero que cada vez choca de frente contra un sistema/mundo corrupto e inmundo que lo irá despojando de su alma. Hasta podría decirse que esta precuela, si consideramos a El Incal y Antes del Incal como un binomio, es la contraparte negra de ambas series, la gran y terrible caída previa "moral/espiritual" que conduce a la caída principal, la física, que lo lanza a esa aventura de luz y salvación personal/universal. Pero claro, más tarde salió Final Incal y esta analogía del binomio se me derriba como castillo de naipes, pero por mientras funciona, ¿cierto?
Como sea, me ha encantado Antes de Incal, su impresionante y delicioso apartado gráfico así como su complejo, profundo y humano entramado argumental, esa narración noir centrada en la decepción de los personajes, en la decepción constante de vivir en un futuro de mierda que no ofrece futuro posible. Me ha hecho mirar a John Difool con otros ojos, la verdad es que me siento mal por él, no es una historia para nada amable ni compasiva, le arrebata todo, pero así son las cosas en el mundo de las narraciones: todo pasa por algo. Recomendación total, un imperdible en toda regla. Disfruten.
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