Bibliometro S07E06. Tenía este libro del británico Ian McEwan entre mi listado de interés pero por puro descarte lo pedí prestado en esta ocasión, un poco por frustración también, el cuento de nunca acabar: que no estén los libros que en la web dice que están, y yo de repente me veo en la necesidad de improvisar, recordar qué libro hay en esa sucursal en particular, ajustar la vista, ojear los lomos, encontrar algún título o algún nombre que me saque del apuro... Y en esta ocasión fue Máquinas como yo, y por qué no, hace poco leíamos Klara y el sol, de Kazuo Ishiguro, que también contaba una historia sobre androides, humanos e inteligencia artificial. Así que démosle.
"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe
miércoles, 30 de octubre de 2024
Máquinas como yo, de Ian McEwan
lunes, 28 de octubre de 2024
Babysitter, de Joyce Carol Oates
sábado, 26 de octubre de 2024
La mala hora, de Gabriel García Márquez
Biblioteca Nacional S07E03. Bueno, por si no quedaba duda, una temporada completa de la B.N.P.D. dedicada a Gabriel García Márquez, en concreto a sus tres primeras novelas, justo las tres que precedieron a Cien años de soledad, de la que pronto se va a estrenar una versión en Netflix y que, por lo demás, está causando sensación en Japón, por alguna razón que se escapa a mi razonamiento (y, la verdad, no he querido informarme al respecto). La mala hora es la tercera novela, justo ubicada entre El coronel no tiene quien le escriba y Cien años de soledad, como Mongolia atrapada entre China y Rusia, dos superpotencias, o mi %#@! atrapado entre las tetas de una tetona mujer con la que estuve saliendo unos cuantos meses en mi primera época de bartender, técnica que justamente le llaman "rusa". Es decir, una pieza muy corriente ahogada entre dos colosos. Gracioso y curioso, ¿no?
La mala hora es una novela un poco más ambiciosa que La hojarasca y El coronel no tiene quien le escriba, al menos en lo que respecta a magnitud y dimensión en el entramado de personajes, en su trasfondo temporal e histórico, en la profundidad del crudo (aunque simpático) retrato de este pueblo que, por cierto, no es Macondo, pero sí el mismo de El coronel..., o al menos eso me pareció a mí (se repiten varios personajes: el comerciante medio estafador, el médico gentil pero de fondo revolucionario o rebelde). Todo parte de una premisa simple pero venenosa: la publicación de pasquines, pegados en las paredes del pueblo de madrugada mientras todos duermen, en donde se revelan sucios secretos relacionados a sus habitantes, como una especie de proto-farándula, chismes, el cotilleo de pueblo chico infierno grande. Y este es sólo el inicio de los problemas porque, como ya hemos de saber, este pueblo es un ciego, sordo y mudo hervidero de resentimientos histórico-políticos y heridas humanas aun no cicatrizadas producto de la guerra civil en donde los vencedores detentan los cargos de poder y los vencidos quedan rumiando las penas, las injusticias y la impotencia. Entonces es una interesante mutación: lo que comienza siendo un problema de orden relativamente costumbrista, una humorada de mal gusto, de manera progresiva se transforma en un amargo y cruel atado de rencillas internas y fracasos: fracasos de comunidad, de orden, de autoridad, de entendimiento humano y político. No deja de ser llamativa la oscuridad con que se va tiñendo este, por lo demás, simpático y colorido cuadro de costumbres protagonizado por una amplia red de personajes, desde los más pobres y desposeídos del pueblo hasta los más poderosos e influyentes, a lo largo de este aciago mes en donde todo se va al carajo, alterando sus rutinas para siempre. Las campanadas de la iglesia (para dar la hora, para censurar o no la película del teatro local), las juntas de las damas cristianas, la llegada del correo en lancha, los recorridos del médico, las arbitrariedades del alcalde/teniente a cargo del pueblo, los amores clandestinos y los amores oficiales, clandestinos periódicos y oficiales publicaciones... El tono ligero y festivo con que García Márquez nos cuenta lo que sucede dentro y fuera de estos personajes, de estas familias, de estos tiempos locos, que no por esa bien empleada levedad carece de peso y gravedad (perdonen la aparente contradicción); más bien tendría que decir que el autor decide narrar estas cosas importantes de una manera para nada solemne o impostada, como una especie de jocosa (aunque compasiva a la vez que corrosiva) distancia o frialdad para referir tanto lo escabroso como lo corriente, dejando que cada escena, que cada aspecto del relato se valga de su propio peso, de su propia característica.
Con todo, no estamos ante una novela de argumento propiamente tal. La premisa de los pasquines y el trasfondo de resentimientos políticos es el mcguffin, el mecanismo con el que García Márquez, como quien le da un remezón a una colmena, pone en marcha este anticlimático estudio de personajes, que si bien como novela se estructura de manera sólida, sí puede pecar de excesiva o gratuita en, por ejemplo, ciertos personajes que no tienen mucho que pintar pero que de repente reciben su par de páginas describiendo sus excentricidades porque sí, porque por ahí andaban; o cierto desorden al olvidar o conscientemente pasar de largo de personajes y situaciones que aparentaban cierta importancia, o súbitamente otorgar protagonismo a desconocidos que adquieren dicho protagonismo más por necesidades de la novela que por coherencia interna, como ocurre más o menos por el final con cierto desconocido muchacho transformado en mártir local de la nada. La hojarasca lograba contenerse como relato gracias al recurso del funeral que debe llevarse a cabo (y a la perspectiva, acotada por la sombría ocasión, de sus tres personajes principales), lo mismo ocurría con El coronel no tiene quien le escriba, que se enmarcaba en los vanos intentos del protagonista por lograr que le paguen su pensión de veterano. La mala hora parece no tener claro sus propios límites en cuanto a ciertas tramas y personajes, pero como digo, de todas formas es una buena y entretenida novela que goza de la reconocible escritura de García Márquez y de una narración, en su mayoría, cautivante, precisa y aguda en su manera de captar la naturaleza de un pueblo y algunos de sus habitantes. Se le escapa un poco de las manos, pero esos son detalles...
Diecisiete préstamos en casi diez años, una larga vida y una saludable actividad ha tenido La mala hora, quizás no de las novelas más conocidas de García Márquez. Este ejemplar debió llegar junto a La hojarasca, a finales de julio del 2014, y curiosamente, al igual que el ejemplar de aquella primera novela, ha sido pedido dos veces este 2024 luego de una larga siesta de cinco años. Déjenme comprobar algo... ... un segundo por favor... ... Mmmm... ... ... El pedido que no es mío del 2024 en La hojarasca era para finales de febrero, mientras que el de este ejemplar era para mediados de marzo, me pregunto si fue la misma persona que pidió dichos libros por separado. Los misterios de la vida...
jueves, 24 de octubre de 2024
El Instituto, de Stephen King
martes, 22 de octubre de 2024
El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez
domingo, 20 de octubre de 2024
El bazar de los malos sueños, de Stephen King
Bibliometro S07E03. Más Stephen King, sí señor, que no les quepa duda, damas y caballeros, somos unos locos, unos obsesivos, unos enfermos y desesperados y compulsivos, se nos mete una idea y ¡bam!, ¡kaboom!, a tirar la casa por la ventana, aunque en nuestro caso sería algo como meter de vuelta la casa por la ventana, no estamos despilfarrando, todo lo contrario, estamos bombeando casi sexualmente toda la literatura que podamos en nuestros cerebros, ¡todos los días, maldita sea, todos los días!
Este grueso volumen comienza con un prólogo en el que King nuevamente reflexiona sobre el arte del cuento y el porqué escribe cuentos cuando se le da tan bien la novela (y por qué demonios la gente le pregunta eso, si la respuesta es clara: uno escribe lo que se le da la puta gana). Menciona otra vez la metáfora del furtivo beso en la oscuridad, aunque en esta ocasión agrega otra, que me gusta más, que señala que un cuento puede ser como un inesperado vals bailado en una fiesta con un desconocido al que no volverás a ver nunca más: un breve momento de belleza que sin embargo no olvidarás jamás. Aprovecha de hablar sobre el oficio de escritor, que siempre está aprendiendo y sorprendiéndose, y antes de cada cuento también aprovecha de compartir la génesis de la historia en cuestión, algo siempre estimulante en tanto nos permite, por un momento, adentrarnos en los mecanismos dentro de esa cabeza tan incansablemente creadora. Sin más dilación...
-Área 81. No tiene nada que ver con extraterrestres o secretas instalaciones gubernamentales que te dan cinco estrellas de búsqueda apenas traspones sus perímetros; se refiere a una zona de la carretera en donde hay un área de servicio abandonada y que, en este relato, es escenario de un macabro acontecimiento: la llegada de un auto monstruoso que devora humanos. Es un cuento, bastante largo, que me ha encantado y que he disfrutado a tope; un cuento con grandes y muy bien definidos personajes, pero además un perfecto relato de género terrorífico. Y con guiños a la propia obra de King, en tanto hay un personaje que piensa "dejé de creer en coches monstruosos luego de ver la película 'Christine' cuando era niño". Es un cuento que también resulta estremecedor, porque en realidad es brutal, es sumamente brutal y son unos niños quienes deben hacer frente a este auto del infierno, porque los adultos... bueno, ya se imaginan. Un relato 100% King, que nos habla de la magia, de creer en lo extraordinario, de los niños y su inocencia infantil como elemento crucial para sobrevivir, y, desde luego, de lo linda y a la vez dura que puede ser esta condenada vida que tenemos.
-Premium Harmony. Un cuento de base realista, King inspirado en la narrativa de Raymond Carver (a quien recién por entonces anduvo leyendo por primera vez), condimentado y salteado con un macabro humor negro. Es sobre una pareja, en horas oscuras, peleando por todo, cada palabra destilando altos grados de resentimiento, que anda haciendo compras de rutina, lo cual, desde luego, resulta en un paseo terriblemente estresante. Es sólo que ocurre algo que lo cambia todo. No es el mejor cuento del conjunto y, si bien por sí mismo es bastante interesante, con un King jugando a ser Carver, manteniendo su calidad base (buen perfil de personajes, innegable capacidad para transportarte al lugar de los hechos y captar/expresar esa atmósfera de pueblo chico aletargado y oxidado), no deja de parecer más un buen experimento que una obra del todo coherente o lograda. Y aunque es más inofensiva o menos cáustica de lo que pretende, no tiene desperdicio en lo absoluto.
-Batman y Robin tienen un altercado. Este conjunto de cuentos es, sobre todo, sobre historias comunes y corrientes, con personajes comunes y corrientes (nada de agentes secretos, súper entrenados militares o villanos universalmente malvados) cuyas vidas se ven trastocadas o untadas por lo extraordinario, que puede ser de corte fantástico, mágico, terrorífico, o, como en este caso, humano y cotidiano y azarosamente aterrador: la violencia del ser humano, absurda e inexplicable. Tenemos a un próspero hombre de negocios en una de las salidas de rutina que tiene con su padre, bien adentrado en la demencia senil, a quien recoge del hogar en el que pasa sus últimos años. Es un relato conmovedor por lo sencillo: el retrato entre padre e hijo, uno de ellos agobiado por problemas de memoria, de congnición, etc. King demostrando por enésima vez su capacidad para crear personajes de carne y hueso, para retratar ese modo de vida que tanto conoce y ama y a la vez compadece. Y luego, claro, el inesperado y terrible hecho extraordinario, escrito con dureza y austeridad, y con un desenlace además inesperado, otra constante en este libro: la habilidad para nunca dejar de sorprender. Excelente cuento.
-La duna. King dice que el final de este cuento es uno de sus preferidos y debo decir que es un gran final, en tan sólo un par de líneas te deja boquiabierto y te da vuelta todo lo que esperabas que ocurriera. Es un cuento al estilo típico de King: el racconto de un nonagenario juez retirado a su abogado, en el que le cuenta la historia de una pequeña isla en donde hay una duna en cuya arena se escriben nombres... nombres de personas que van a morir. Es también la historia de vida de un hombre, cargando con ese secreto descubierto de niño. Y ahora que rompe el secreto, ¿por qué lo hace, adónde quiere llegar? Ja, ja, se sorprenderán.
-Niño malo. Otro racconto. Un hombre en una celda, de hecho en el corredor de la muerte, le cuenta a su abogado una historia, una historia que quizás explique por qué hizo lo que hizo, eso que lo tiene ahí más cerca que nunca de recibir la inyección letal. Es la historia de un hombre común cuya vida se ha cruzado tangencial pero crucialmente con la presencia de un niño malo, un niño gordo y grosero, malvado, perverso, que nunca envejece, cuyas malintencionadas palabras y apariciones tienen mortales consecuencias a su alrededor, acaso como si fuera el tormento de la muerte materializado en la forma de un Daniel el travieso demoniaco. Y claro, es la atenta historia de un puñado de vidas que se van al garete por culpa de este hecho extraordinario, aunque nadie lo crea...
Provoca cierto placer ver cómo contrasta la tinta de los timbres con el pálido blanco de la hoja de la ficha bibliográfica, a pesar de no estar puestos los timbres de manera muy ordenada, de todas formas de la impresión de orden y prolijidad, ¿no? En casi cinco años exactos, El bazar de los malos sueños ha sido prestado en trece ocasiones, siendo este 2024 su año más movido, y vaya que lo sé yo, que tuve que aguantarme varias veces la frustración por no estar disponible. Pero ya lo hemos leído, y vaya que hemos quedado satisfechos.
viernes, 18 de octubre de 2024
La hojarasca, de Gabriel García Márquez
Biblioteca Nacional S07E01. Ustedes me conocen, soy un hombre de muchas deudas y estoy empeñado en saldarlas en lo que me queda de vida. Una de esas deudas es la obra del colombiano Gabriel García Márquez: nada de él había yo leído. Así que por qué no comenzar este nuevo ciclo en la B.N.P.D. con la primera novela suya, La hojarasca, que estaba ahí en uno de los estantes, invitándome, incitándome: ¡tómame, léeme!
miércoles, 16 de octubre de 2024
La niebla, de Stephen King
Bibliometro S07E02. Seguimos con Stephen King, qué demonios, ha resultado ser un autor fascinante para mí, de hecho he estado viendo hartas entrevistas suyas y me gusta su proceso creador, además de demostrar ser un gran lector, un gran amante de la literatura, del cine igual, de las historias a fin de cuentas, de ser un devorador de todo cuanto pueda enriquecer el mundo interior propio, un eterno aprendedor (me gusta más que aprendiz), que es como se debe ser, maldita sea. Así que por eso seguimos con él, en esta ocasión con La niebla, un conjunto de relatos, tres en total, sacados del volumen Skeleton Crew, el cual reúne más de veinte cuentos, pero bueno, no se puede tenerlo todo y los tres cuentos que leímos y de los que hablaremos abajo han sido todo un maldito placer. Let's go!
El libro comienza con un prólogo en el cual Stephen King habla un poco sobre el arte de escribir cuentos (usa una metáfora sobre que los cuentos son como besos en la oscuridad, que me gustó pero que saco a colación por una razón que develaremos en otra ocasión), sobre la pasión de escribir y, desde luego, sobre el origen de sus historias, lo cual siempre resulta inspirador, sobre todo en un escritor tan prolífico, creativo e imaginativo como él. De paso, lo cual también es inspirador, nos cuenta un poco sobre su vida antes de que fuera un escritor pecuniariamente exitoso. Sobre eso, pienso también en Irvine Welsh, que publicó Trainspotting con alrededor de 35 años. Y así varios más... Luego, vienen las tres historias que componen este libro: una novela, una nouvelle y una novelette (creo).
-La niebla. El relato más largo, 200 páginas, una novela, vamos. Esta historia tiene toda la pinta de que puede ser el típico relato apocalíptico transitando sus lugares comunes más notorios, sin embargo King demuestra su notable oficio e inventiva como escritor sorteando cada paso o peldaño peligrosamente previsible para darle una pequeña vuelta de tuerca, para darle un toque y un sabor propio, para imprimirle entidad y autonomía. Luego de una tormenta sin precedentes, una amenazante niebla, una niebla perfecta, comienza a recorrer cada palmo de suelo y espacio estadounidense, cubriendo el paisaje con el manto del horror y lo inimaginable. Las personas no tardan en quedarse aisladas y darse cuetnta de que es mejor alejarse de la niebla, porque en su interior te puedes encontrar con monstruos salidos como de novelas de Lovecraft. La familia protagonista bien puede dar cuenta de ello al quedarse atrapada en un supermercado en donde imperan la incertidumbre, los nervios y el miedo, los cuales se apoderan y devoran implacablemente la paz que la gente intenta sostener. Como digo, si tal premisa puede parecer algo manida, King es capaz de inyectarle dinamismo y misterio a una historia que constantemente va revelando nuevas capas y posibilidades de tensión dramática. Es una historia de supervivencia extrema, en las más duras y desoladas y pesimistas condiciones posibles, un particular apocalipsis del cual no se ofrecen sino especulaciones, lo cual es un gran acierto que potencia esta atmósfera densa y reconcentrada, y que, como digo, sorteando una valla peligrosa, King remata con un final perfecto que sigue siendo igual de pesimista y desolado que todo su devastador conjunto de acontecimientos, pero que es una posibilidad, incluso una esperanza, narrativamente hablando un punto de fuga interno que le da profundidad y tridimensionalidad a la prosa y al relato. Ese era el término que quería usar, punto de fuga interno: si bien la historia de un grupo de personas desconocidas obligadas a aislarse en un pequeño espacio apurados por circunstancias extremas puede parecer caldo de clichés y soluciones predecibles, historias bidimensionales y estáticas que se estancan en su premisa, King logra que cada palabra y cada página tengan una actividad interna que atrapan tu mirada, tu atención, algo hacia lo que avanzar... y vaya que avanzan, aunque el relato transcurra en su mayoría dentro del mismo lugar. Quizás no sea La niebla la historia más memorable o magistral de Stephen King, pero es un relato sumamente entretenido, inquietante, desolador y que confirma, nuevamente, su gran oficio como escritor de historias de terror y de interés humano, porque obvio (casi olvido decirlo, qué más es nuevo), King es un gran creador de atmósferas humanas y humanos creíbles, de carne y hueso, razón por la cual su terror siempre resulta más portentoso y tremebundo: el terror nace del insondable miedo humano, no necesariamente (aunque igual, obvio) de las características de ese peligro externo.
-El mono. Me sorprendió encontrarme con esta historia, principalmente porque Osgood Perkins va a estrenar dentro de poco una adaptación cinematográfica, la distribución a cargo de Neon. ¿Qué tiene que ver una cosa con otra? En mi mente... mucho. Pero en fin, hablemos del relato. El mono es sumamente entretenido, una loca historia sobre un hombre adulto, casado y padre de dos hijos, que se ve terriblemente atormentado por uno de esos feos monos de juguete que, armados de sendos platillos en cada mano, si giras la llave se ponen a chocarlos como si les fuera la vida en ello. Es sólo que este mono en particular tiene algo tenebroso, tétrico, sobrenatural... Alternando entre pasado (la llegada del mono a la vida del protagonista, cuando era niño, y el pausado y ominoso descubrimiento de su verdadera naturaleza malvada y asesina) y presente (el protagonista intentando solucionar de una buena vez todo este rollo, en tanto ni loco va a perder a su familia), King entreteje una historia que, bajo sus motivos terroríficos muy bien narrados y descritos, en esencia nos habla sobre el amor y aquel impulso a enfrentarse a la más absoluta oscuridad con tal de proteger aquello que se ama. Su secuencia final, ese apoteósico clímax, es un improbable pero efectivo devorador de nervios. Porque, por cierto, King logra extraer el miedo atávico e instintivo de una situación que, en malas manos, podría haber resultado ridícula. ¿Un mono de juguete asesino? Pero he aquí que el genio del terror lo hace con una sólida base de verosimilitud. Dudo que Perkins sea capaz de sortear semejante escollo en la pantalla grande. Por cierto salió un trailer, vayan a verlo, en honor a la verdad, tiene buena pinta.
-El atajo de la señora Todd. Esta historia me parece una maravilla, un relato realmente bello y precioso. Tiene magia, tiene sentimiento, tiene personajes profundamente humanos y auténticos. Es Stephen King en estado puro. Es una rutilante historia de modestas existencias tocadas sutilmente por lo fantástico. Es mejor no revelar mucho, pero la premisa es la siguiente: dos hombres viejos charlan en el porche de una tienda en su pueblito de Maine. El más viejo, veterano guarda y hombre de múltiples talentos técnicos, le cuenta al otro la historia de la desaparecida primera esposa de su jefe, una mujer amable y humilde que, sin embargo, despedía un imponente e indómito aura de grandeza, y cuya mayor cualidad, lo más llamativo y representativo de ella era su temeridad para conducir su endemoniado Mercedes, obsesionada como estaba en recorrer las comarcas estadounidenses en el menor tiempo posible, descubriendo caminos desconocido e impensados, atravesando parajes que jamás habían visto a un ser humano. El viejo guarda es testigo privilegiado de esa obsesión hasta su punto culmen. Y la vida nunca se acaba, la vida puede disfrutarse sin importar qué, la vida puede ser maravillosa si rompes el mapa y te labras tu sendero propio hacia tu destino. Como dije, maravillosa historia, preciosa y magistral. Y debo decir que me sentí identificado con la mujer buena para pisar a fondo el pedal, porque yo también intento encontrar las rutas más rápidas entre, por ejemplo, la piscina y mi casa, trayecto que primeramente me demandaba 45 minutos, pero que hoy por hoy completo en 21 minutos, a veces en 18, así que, bella señora Todd, comparto su placer y su ímpetu de querer luchar contra el Tiempo.