"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

sábado, 3 de mayo de 2014

Perdiendo el tiempo

(Seguimos con los balbuceos irreflexivos, aunque esta vez disfrazados de una especie de crónica. De  todas formas, aunque los balbuceos irreflexivos se vistan de seda -o crónica-, balbuceos irreflexivos quedan. En fin, es para hacerlo más llevadero. Ya veremos qué tal)


  El día lunes 28 de abril del 2014, a las 21:06 horas terminaba de convencerme de que aquel primer post de este nuevo blog estaba listo para ser publicado. Efectivamente, a las 21:07, un minuto después de haberme asegurado que el post era decente para su publicación, lo publiqué, comenzando una nueva aventura bloguera. Cuánto tiempo estuve escribiendo y revisando antes de publicarlo es una pregunta cuya respuesta no voy a ser capaz de encontrar. Pero, al menos para calmar esa interrogante aunque sea un poquito, sé con certeza que fueron más o menos dos horas.
  A ver, detente ahí mismo ¿Dos horas para escribir un montón de balbuceos irreflexivos cuya complejidad no es mayor que un empate a cero? Bueno, así es la vida. Pudo haber sido menos, claro, pero eso no te lo puedo asegurar. Como sea, la razón de mi demora en escribir algo sin mayor ciencia es tan simple como que me la paso distraído la mayor parte del tiempo, al menos cuando estoy sentado frente a mi computador, cuando mi computador tiene conexión a internet, que es todo el tiempo. Y sé que es todo mi culpa, que no puedo librarme de mi responsabilidad tirándole todo el muerto a internet, porque sé que si no tuviera conexión a internet, me la pasaría jugando pinball (cadete espacial).
  La solución, entonces, sería apagar el computador... pero está claro que no puedo hacer tal cosa, porque en ese caso no podría hacer nada de lo que hago todo el tiempo (como ver películas y series, escribir en Cine en tu cara y este recién nacido blog, mantenerme informado de las cosas que me interesan, y estar al tanto de las novedades de la universidad, como hacer cortos u otras tareas). Lamentablemente, mi determinación a la hora de hacer algo siempre se ve interrumpida por algún contenido medio interesante que se asoma por ahí. Es el dulce placer culpable de la procrastinación, ese joven pero cada vez más fuerte arte de postergar las cosas importantes por alguna cosita para nada productiva. Al final, te sientes mal por no haber escrito ese post sobre determinada película, o haber visto determinada película, o haber escrito otro post en tu nuevo blog, ¿pero puedes decir que perdiste el tiempo? Claro que sí, pero, mal que mal, no lo pasaste mal. El arrepentimiento llega cuando tu consciencia te susurra maliciosamente en tu oído derecho cosas como "así no vas a ningún lado... es lo mismo que haberte pasado todo el día acostado, sin hacer nada...", y así hasta que, entre medio de tormentos, logro dormir ¿Con qué sueño? La verdad de las cosas, no recuerdo ninguno de los sueños de esta última semana.


  Pero mejor me detengo de tanta palabrería, estoy haciendo cualquier cosa menos una especie de crónica más o menos decente, que es exactamente lo que me propuse incluso antes de comenzar a escribir. Más concentrado, prosigo con ella:

  Lunes, 28 de abril del 2014, antes de haber subido el primer post de The Calamari Attitude, subo en Cine en tu cara, exactamente a las 16:52, el post de Take this Waltz, la espantosa segunda película de Sarah Polley, actriz canadiense que dio el salto a la dirección el 2006, con la estupenda Away from Her, su opera prima (cosa que queda más que clara al decir "dio el salto a la dirección el..."). Luego de haber subido aquel post, de seguro me la pasé perdiendo el tiempo durante 134 minutos -no tanto, de seguro jugué CoD Black Ops online-, luego de los cuales empleé 120 para preparar y subir "NUEVO BLOG, PRIMER POST". Posteriormente, de seguro me quedo navegando entre los desechos y tesoros de la web, hasta que me da sueño y me voy a dormir. Duermo bien.

  Martes, 29 de abril del 2014, ya habiendo visto Stories We Tell, Away from Her y Sommaren med Monika, me propongo determinadamente a escribir mis apreciaciones en sus respectivos posts. Mi idea era subir ese mismo martes el post del documental de Polley, el miércoles su opera prima, y esperar hasta el viernes para subir el del filme de Bergman.
  Pero primero viene, claro está, lo primero. En la mañana salgo a la universidad, lugar en el que estoy casi todo el día, hasta las 18 horas aproximadamente. No hago nada de lo planeado, ni siquiera veo películas. Me voy a dormir.

  Los días siguientes no son diferentes, y me doy cuenta de que mi propósito de hacer una crónica de como esta ha sido la semana menos productiva que recuerde en el corto plazo, se ha ido a la mierda. Mis intenciones de tener, para el miercoles 30 de abril, listos los posts de las películas mencionadas no se cumple: no tengo listo ninguno. La tónica ha sido la de siempre: escribirlos más o menos sobre la hora. De hecho, hace exactamente 99 minutos terminaba de asegurarme de que Sommaren med Monika estaba listo para publicarse; está listo, así que un minuto después, publico mi post del excelente filme de Bergman. Desde entonces, me la he pasado escribiendo este post, para así no abandonar este nuevo rincón mío. Desde luego, entre medio me las he ingeniado para meterme en otros sitios en los cuales procrastinar durante sus buenos minutos, pero esta vez mi voluntad es más fuerte: estoy terminando, para mi emoción, antes de la medianoche.


  Para finalizar, admito que no se puede escribir una crónica sobre nada; por extensión, admito que mi intento de crónica se perdió entre el viento sin destino (ejalé, Maná) hacia horizontes imposibles de alcanzar. Es más, en un momento parecía diario de vida la cosa, así que borré su buen par de párrafos.
  Y ahora que estoy medio honesto, también admito que sólo quería admitir que pierdo el tiempo viendo vídeos de Impractical Jokers, viendo cosas en 9GAG, entre otras cosas más. Por suerte, perder el tiempo tiene un límite, el cual una vez alcanzado me pone inmediatamente a hacer algo útil. Me reconforta esa sensación de que no pierdo todo el día haciendo nada.

  Finalmente, a las 23:43 horas del 3 de mayo del 2014, luego de 126 minutos escribiendo y asegurando que está lo suficientemente decente, publico un post titulado "Perdiendo el tiempo".
  Gran cosa, pronto se vienen otros más interesantes. De verdad ¡de verdad!

  PD: olviden la hora "oficial" debajo del post, debe estar bajo un huso horario diferente del que yo vivo (tres horas de diferencia, para ser exactos, tres horas que no sé cómo revertir; y yo me pregunto ¿blogger me estará regalando tres horas de vida para recuperar el tiempo -bien- malgastado?).

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