"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

sábado, 8 de marzo de 2025

Querido comemierda, de Virginie Despentes

 

Biblioteca Nacional S14E03. Terminamos otro ciclo de la B.N.P.D., nuevamente con un libro de Virginie Despentes. ¿Recuerdan lo que decíamos al final de Apocalipsis bebé? Por ahí iremos, creo, hoy...


No se me habría ocurrido jamás que un libro de Despentes pudiera llegar a ser tedioso, cansino, repetitivo, pero Querido comemierda es precisamente todo eso, a pesar del título tan aparentemente agresivo y transgresor, además de ser un relato de acomodaticia e inocua y pueril levedad disfrazado de grito de guerra. A diferencia de Fóllame, la relación entre título-intenciones y resultados en Querido comemierda es escasa, débil, escuálida. Si Despentes hubiera escrito un Teoría King Kong 2 el resultado habría sido mucho mejor, porque en esencia lo que hace en Querido comemierda es acumular y apelotonar ensayos sobre esto y lo otro (redes sociales, cultura de la cancelación, el Metoo, dinámicas y mecánicas sociales, sexuales, políticas, el rancio mundo de la cultura y las artes, feminismo y sus distintas corrientes -a menudo antagónicas-, en fin...) pero haciéndolo pasar por relato a través del mecanismo más fácil y simplón para tales efectos: el recurso epistolar, las cartas que se escriben y mandan Oscar, un escritor drogadicto y borracho de vida disoluta y decadente al que le cayó una funa encima (una empleada editorial que, diez años antes, fue acosada constantemente por el escritor cuando era su asistente), y Rebecca, una actriz madura de larga trayectoria que se encuentra en un punto algo indeterminado en su vida privada, personal y profesional, y que se ve envuelta en el estado de cosas de antes y el nuevo estado de cosas actual... Entre medio de las cartas están los escritos de Zoé Katana, la asistenta del escritor que en su blog sube reflexiones, soflamas, panfletos, reflexiones, etc., sobre su caso, el caso de otras y todo el lío/circo que se arma en torno al asunto, que puede llegar a ser muy peligroso, bien sabemos que hay "guerrillas" enteras dedicadas a acosar y atacar gente por internet.
Así que con esta excusa, los personajes se lanzan a aleccionarnos con psicología de cuarta, psicoanálisis de bolsillo, autocomplaciencia y autoindulgencia, disertaciones y cátedras sobre la relación entre las drogas y la guerra, y no sé, podría seguir porque los temas que abordan los personajes son infinitos y sus puntos de vistas, sus tesis, sus ideas, son tan rebuscados que terminan por banalizarse y perder toda real importancia, además, y no sé si esto es algo calculado, hay contradicciones entre dichos y hechos casi en cada página: un momento se critican entre sí por vincular fenómenos colectivos con sus traumas infantiles y al siguiente parece una sesión de psicoanálisis de pacotilla; un momento se critican entre sí por ver todo en blanco y negro y parapetarse en juicios de valor absolutistas y esencialistas, al siguiente ellos mismos están pontificando y calificando y etiquetando lo que no les gusta como "lo malo" (porque a estos personajes les gusta lo que es moral y éticamente bueno, correcto, muy conveniente, ¿no? Me recuerda a cuando Arelis Uribe estaba con tragedia porque su película favorita estaba protagonizada por dos hombres blancos). Llega a ser ridículo y de vergüenza ajena que este escritor comience a dar lecciones de moral, que diga que la literatura de otro es mala porque es "un hombre blanco y heterosexual"...
Todos los personajes escriben igual, por lo demás; el escritor tiene la misma prosa que la veterana actriz y que la activista por correspondencia/internet. Son 250 páginas de cartas y ocasionales posts de gente narrando un poco su día a día (aquí la cosa se pone un poco más fluida, un poco más interesante, al contarnos hechos, acontecimientos, mini-tramas por más pequeñas que sean, una sensación de relato, de narración, y no ese repetitivo barullo de tesis doctorales del montón) y contando cada pensamiento que les cruza la mente, como si nadie más los escuchara y aprovecharan las cartas para verter cada minúscula teoría que se les ocurra. Es agotador, demonios. Además la prosa es de ese apestoso estilo medio periodístico de la "no ficción", con el tufo pedante y esnob tan típico de ese formato: todos los personajes se creen el no va más, lo más listos del barrio aunque, dicho en buen chilensis, no tengan ningún pedazo de brillo...
No todo puede ser malo y por acá siempre nos proponemos sacar cosas positivas en limpio. Primero, como adelanté un poco, a veces los personajes de verdad cuentan cosas que pasan, entre ellas el proceso de sobriedad tanto del escritor como de la actriz, quienes, aprovechando tanto estrés, deciden darse esa oportunidad para mejorar sus vidas, y por ahí el asunto se pone más interesante y hasta más humano, porque vamos conociendo otras personas con problemas reales haciéndole frente, sacando a luz este ejercicio de humanidad que la autora propone y que, hay que decirlo, lo logra bastante bien mientras deja de lado todo el rollo aleccionador/discursivo y se enfoca en el del aprendizaje, el del entendimiento, el de la superación. Puede que por un lado sea un poco demasiado bienintencionado e ingenuo, pero al menos es una idea que desarrolla entre medio de tanta disertación banal: la lucha de los personajes consigo mismos y contra el resto, aunque no sea fácil mirarse en el interior, aunque no sea fácil perdonarse y reconocer los propios errores, aunque sea aún menos sencillo perdonar a quienes nos ofenden y ¡vaya!, esto parece un mantra religioso, ¿estamos rezando o qué?, pero qué se puede decir, los personajes van aprendiendo a perdonar y superar las cosas, ya se imaginan: es un tono mucho más agradable que esa permanente beligerancia y arrogancia de la mayoría de las cartas que escriben.
Lo otro: a pesar de lo repetitivo y vano de todos esos ensayos camuflados, sigo con la opinión que Despentes es una persona de ideas y reflexiones lúcidas y críticas, una persona con ideas propias que sabe argumentarlas, que sabe desmarcarse y diferenciarse de la mentalidad de rebaño rabioso que se estila estos tiempos, que logra proponer perspectivas diferentes aunque no vaya a convencerte del todo. Aunque se le confundan y contradigan los personajes y que por momentos pareciera que es Despentes la que habla, sobreponiéndose a sus demudados personajes (razón por la que este libro debió ser un conjunto de ensayos y no este remedo de novela), de todas formas es capaz de ofrecer pensamientos interesantes que pueden rescatarse de tanto aleccionamiento barato y egotista; es una persona sumamente observadora capaz de identificar los problemas más notorios pero también más soterrados de la sociedad, cada vez más global en sus pesares. Una de las cosas a las que apunta es a la elevación de las redes sociales a realidad paralela, como si ese mundo virtual de likes y personalidades esquizofrénicas fuera más real que nuestra existencia tangible de carne y hueso (razón por la que humaniza, con sus pros y contras, con sus altos y bajos, que les da nombre y biografías, a personajes simbólicos, representativos y sintomáticos del actual zeitgeist: el cancelado, la activista y la anciana de otro tiempo que despierta a las nuevas modalidades).
La lata, como digo, es que embolina la perdiz y lo que pudo ser un conjunto de ensayos concretos, precisos y concisos, se convierten en un innecesariamente alargado y aletargado alegato multidisciplinar sin orden ni concierto cuyas ideas se diluyen en una marea de falacias y retórica superficial. Insisto, no sé si el efecto es calculado (Despentes deliberadamente creando personajes obtusos y cegados por su propia estupidez que toman por sabiduría) o no, pero el resultado sigue siendo tedioso, trivial y de un voluntarismo buenista impropio de la autora, que parece más apaciguada y conciliadora que de costumbre, como si no quisiera meter más el dedo en la llaga sino que maternalmente acariciarle el pelo a la gente hasta que cicatricen sus heridas. En otras palabras, Querido comemierda es un libro con ideas e intenciones estimables, pero con resultados, a lo mucho, discretos y recursos literarios o estilísticos tristemente manidos y repetidos que debilitan y entorpecen su confundido mensaje. Una buena idea sumamente desaprovechada. Intenten encontrar un hilo-idea en ese brutal enredo de letras...


Tres préstamos en un año nada más es lo que muestra esta ficha bibliográfica; la tradición republicana de todo préstamo a domicilio no ha sido muy emocionante, pero para que adornar de más.

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