"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

lunes, 17 de marzo de 2025

Snuff, de Chuck Palahniuk

 

Biblioteca de Santiago nº13. Nos hemos topado con libros de Chuck Palahniuk en la BDS y, luego del buen sabor de boca que nos dejó Rant, nos hemos traído Snuff a ver qué tal. Por cierto, en el post de Rant se me olvidó mencionar algo interesante: estoy seguro que de Palahniuk debió haber leído a Bolaño antes de escribir ese libro, y no lo digo por su estructura coral de voces, que obviamente recuerda a Los detectives salvajes, principalmente porque dudo que Bolaño haya sido el pionero en esa forma de relato, sino que por 2666 y su segmento La parte de los crímenes, en particular todo lo que tiene que ver con el personaje de Lalo Cura, cuya biografía se asemeja mucho a la de Buster Casey, el protagonista de Rant: ambos son el último eslabón de una cadena familiar que consiste únicamente en mujeres que fueron abusadas y violadas por sujetos desconocidos que luego de mancillar a las muchachas huyen dejándolas a su suerte, dando a luz a hijas únicas que también serán abordadas y violadas por otros hombres desconocidos, así sucediéndose el ciclo hasta que éste se interrumpa con el nacimiento del primer varón, un varón con un aura demoníaca. Curioso, ¿no? Quería compartir esta reflexión. Ahora, al libro que nos convoca.


Snuff ha sido un libro bastante decepcionante. Comienza con bastante interés y sentido del humor, de hecho la lectura es bien entretenida en su primera mitad pero luego, sin ser un verdadero desastre, sí se vuelve un relato anodino, tramposo y onanista, demasiado complaciente consigo mismo. O sea, supongo que es anodino y tramposo y onanista de inicio a fin, pero en su segunda mitad se nota más, se disimula menos. En la primera mitad Palahniuk logra camuflar la falta de verdadero discurso y contenido con esa insolencia o transgresión de manual, con esa prosa forzadamente grosera (y ni tanto la verdad) que con sus frases cortas encadenadas como jabs aspira a un modo de narrar contundente y cortante, pero que poco a poco va quedando como un gesto fútil y pueril, un adolescente intentando escandalizar a sus profes o a su familia en alguna reunión social.
Snuff nos cuenta la historia de un rodaje porno que pretende marcar un récord: una película en donde la actriz estrella va a tener sexo con 600 hombres distintos, la mayor cantidad de polvos seguidos grabados. Como ven en el índice, tenemos cuatro personajes: un muchacho enamorado de la actriz y que quiere salvarla revelándole una verdad; un actor caído en desgracia que quiere relanzar su carrera apareciendo en semejante evento pornográfico; y un veterano actor porno, quien ya ha rodado películas antes con la actriz y con la cual tiene sórdida historia previa. Entre medio la coordinadora del proyecto, la ideóloga de este récord para la posteridad, que nos cuenta un poco sobre los orígenes de este rodaje y su detrás de escena.
Hay intenciones, claramente, pero que haya intenciones de fondo no quiere decir necesariamente que éstas lleguen a puerto, que se ejecuten de manera solvente o decente. Snuff no es más que un conjunto de apuntes bien documentados pero que falla al desarrollarse como novela. Una de las intenciones de Palahniuk es ofrecer un retrato en crudo de la industria del porno y, por extensión, del espectáculo: mostrar el pegajoso, cansino y estéril detrás de cámara en donde ese rutilante glamour que nos venden en las revistas y los reality shows brilla por su ausencia. Que detrás de la magia del cine y de la televisión y del porno no hay más que burdos trucos de ilusionismo para, ejem, pobres ilusos manipulables. Ni las estrellas son tan bellas o felices, ni los orgasmos o las eyaculaciones son expresiones de auténtico placer: el artificio puede ser bello y mágico, puede elevarse a la categoría de arte, cierto, pero bajo el fulgor del truco se esconde el polvillo de la rutina. Nos queda claro, Chuck. Para ilustrar el punto, los personajes, sobre todo Sheila la coordinadora, se la pasan enumerando trivia y cultura pop sobre ese miserable detrás de escena: los trucos, a menudo dolorosos y peligrosos, con que las actrices y actores tanto del porno como del legítimo cine intentaban mantenerse jóvenes, pulidos, arriesgando sus integridades físicas y psicológicas, arriesgando sus vidas: usar sustancias para la piel que se filtran al cuerpo y te envenenan, desparejar suelas de zapatos para que al caminar menees el culo coquetamente aunque te afecte la columna, y así... Un paraíso por fuera que por dentro es un infierno de apariencias, una competencia cruel de espectáculo y atención desesperada, un carnavalesco desfile de disfraces en donde el personaje mediático devora al individuo real: muertes, suicidios, olvidos... Tiene su gracia: Palahniuk no necesita subvertir nada porque el mismo mundo de la fama y el glamour es una realidad subvertida, deformada y manoseada sin asco, y su interminable seguidilla de datos triviales así lo demuestran, de manera elocuente he de admitir.
Pero en tanto relato, en tanto narración, en tanto prosa, Snuff es un libro plano, superfluo, incluso melindroso: sus personajes son apenas esbozos sin entidad propia, transparentes por falta de sustancia y contenido, perfilados con tics verbales simplones y repetitivos, ni siquiera sus burdas backstories logran dotarlos de un mínimo de profundidad y complejidad personal o psicológica: simples pajeros con uno o dos burdos traumas pasados que mezclan lo escabroso y lo cómico pero que no ahondan ni aprovechan de meter el dedo en la llaga en esto de la industria del espectáculo y de cómo esta moldea la psiquis sexual del hombre promedio en un círculo vicioso, en un ciclo perpetuo de genuflexa lamentación, un uróboros de patetismo y frustración. Para peor, Palahniuk se va inventando un rebuscado giro argumental que más que sorprender solamente demuestra aún más sus esfuerzos por epatar de manera fácil en un clímax incomprensible y caprichoso, lejos de ese apoteosis dramático que seguramente esperaba conseguir.
En resumen, Snuff es el intento fallido de Chuck Palahniuk en hacer una sátira sexual/crítica social cuyas interesantes ideas de fondo se desperdician de las maneras más obvias y poco originales, sumado a un argumento y personajes que son el colmo de superfluidad y vacuidad y futilidad, un libro que se agota a sí mismo y se queda sin gasolina a mitad de camino. Te faltó John Waters, Charlie.

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