Biblioteca de Santiago nº7. La cantidad de libros que hay en la BDS todavía no deja de sorprenderme ni entusiasmarme. Joyce Carol Oates es una autora que nos interesa sobremanera y que felizmente hemos leído y comentado por acá ya, por lo que naturalmente fuimos a ver si habían libros de ella en esta biblioteca pública tan nutrida y, por supuesto, hay varios. Nos trajimos Rey de Picas porque luce la mar de interesante, ¿no? Este libro lo leí después de McGlue, y debo decir que me hizo bien, me recuperó un poco de ese depresivo letargo que me provocan los libros planos, malos, etc., esa sensación de que no podré volver a disfrutar de los libros nunca más, como si yo fuera el incapaz de poder concentrarme o pillar la gracia de los libros. Rey de Picas me viene a demostrar, simplemente, que a veces algunos libros son así, y que por cada mal libro hay al menos diez o quince buenos.
"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe
domingo, 9 de marzo de 2025
Rey de Picas. Una novela de suspenso, de Joyce Carol Oates
Rey de Picas fluye por dos vertientes perfectamente independientes entre sí que, sin embargo, a pesar de poseer sus respectivas coherencias internas bien firmes y precisas, también confluyen de manera orgánica y cómplice en una simbiosis intrigante, vibrante, dinámica y avasalladora. Y eso que, en realidad, es una historia con elementos narrativos bien acotados, que no se ramifica ni desperdiga en incontables direcciones, tentación siempre presente en relatos así con tal de confundir y desorientar porque sí, sino que, al contrario, se reconcentra en unos espacios cerrados asfixiantes, claustrofóbicos, que no por ello resultan menos vastos o abismantes en los saltos al vacío que proponen y al que te empujan junto con sus atribulados personajes.
Rey de Picas, de buenas a primeras, nos cuenta la historia de un escritor de novelas de misterio medianamente famoso y exitoso (lo suficiente para vivir más que holgadamente, aunque es cierto que el costo de vida en una ciudad rural no es el mismo que en L.A. o Nueva York), un tipo bastante pedante y esnob, que aparenta toda una personalidad de falsa elegancia y cultura, y que por lo mismo se tiene un secreto bien escondido: clandestinamente escribe y publica novelas de intrigas criminales sangrientas y violentas, al estilo pulp, que de manera anónima van firmadas por un tal Rey de Picas. Pronto nos daremos cuenta que este alter ego literario, esta segunda identidad literaria que le permite escribir de manera más liberada y apasionada y candente, es también un alter ego psicológico que lo acompaña en cada momento del día, no sólo al momento de escribir esas otra novelitas que su rostro oficial ni se dignaría a hojear. El conflicto comienza cuando una loca, una mujer solitaria de la tercera edad, una de esas millonarias ociosas, le pone una denuncia de plagio, lo acusa de haberle robado sus historias e ideas, que todas esas novelas best-sellers fueron sustraídas descaradamente de los cuadernos y diarios resguardados en el estudio de la demandante. Aunque nuestro protagonista está totalmente seguro de que él siempre ha escrito desde la originalidad, que todas sus ideas han nacido de su mente, este lío, esta acusación absurda, lo desconcierta y se ve impelido a averiguar todo lo posible sobre esta curiosa y singular mujer que quizás no sea una simple loca que llena el vacío de su vida haciéndose la víctima, la importante, en los juzgados locales. Y debo decirles, la intriga de esta trama es cautivante, adictiva, sumamente interesante; es una intriga literaria a la vez que, digamos, judicial, tan sorprendente como inesperada, y que además ofrece unas sorpresas bien deliciosas que van más allá de lo meramente argumental (como dije: una intriga literaria).
Por otra parte, la otra vertiente que se desarrolla a la par que esa intriga argumental, la de la acusación, de manera independiente pero también influyendo y viéndose influida por ella, es el conflicto psicológico, la lucha interna del protagonista, quien, como veremos, es una persona mucho más compleja, acomplejada y ensombrecida de lo que aparenta con tanto esfuerzo, y de quien iremos dudando sobre qué cara es su verdadera cara, su rostro real, cuál es la máscara: la de ese amable e inofensivo y moralista escritor empeñado en ser el marido, padre y ciudadano ideal; o la de ese Rey de Picas perverso, rencoroso, ardiente en deseos de romper sus cadenas autoimpuestas, aburrido de liberarse y exorcizarse meramente en unas páginas prontamente enviadas a otros, deseoso de recuperar su lugar en ese cuerpo, en esa mente, en esa psiquis cobarde que no se acepta a sí misma en su totalidad, solamente en sus más emasculados y cobardes aspectos. Aunque por encima pudiera parecer algo obvia la lucha interna del protagonista, revelando episodios pasados oscuros poco a poco, lo cierto es que la sutileza con que la autora va revelando la fuerza de esa personalidad es genial, magistral diría, lo hace en la escritura misma, en el mismo estilo, en la misma prosa en primera persona, en esa voz constreñida y esforzada en recordarse a sí misma quién debe ser, quién no es. Por ejemplo, siempre está refiriéndose a su mujer como su "amada, querida, pobre" esposa, como recordándose a la fuerza que debe quererla, no irritarse por ella. Me recuerda a esa gente en las redes sociales, siempre tan a la defensiva, que todo lo que informan sobre sí mismos lo hacen con una actitud que mezcla un pueril ímpetu desafiante y una temerosa, infantil pulsión justificadora, como "no le debo explicaciones a nadie, pero igual me voy a explicar porque me siento orgulloso de explicarme y demostrar que no debo explicarle nada a nadie". La construcción psicológica de este protagonista es detallada, minuciosa y progresivamente desgajada con una precisión clínica, quirúrgica, que potencia esa sensación y atmósfera de inquietud, de peligro, de bomba a punto de estallar: el pulso entre el hombre y su cara oculta. Además de, claro, desgajarse a través de una trama diabólicamente entretenida, no olvidemos el lío del plagio y la lucha de criterios sobre cómo afrontarlo, o mejor dicho quién deberá hacerse cargo, si acaso el Rey de Picas...
De este modo, Rey de Picas es una novela que te atrapa desde el inicio y que no te suelta hasta su final, el cual, eso sí, resulta algo... no sé si abrupto, si precipitado, si apresurado, en contraste con esa intensa pero certera calma con que la autora describía y construía intrigas, misterios y estados mentales, es decir, un despliegue ideal y magistral de suspenso. El estilo y la trama, la narración de esta novela son la misma definición de suspenso. Una clase magistral de suspenso. Por lo mismo, ese final parece algo deslucido y blando aunque en términos argumentales sea un final coherente y verosímil, curiosa paradoja.
En cualquier caso, aunque no esté a la altura de Blonde, por ejemplo, que es una cumbre literaria incontestable, Rey de Picas sí es una novela sensacional en donde brillan todos los elementos y características que hacen de Joyce Carol Oates una autora de calidad, tan rotundamente interesante, tan necesaria y tan única en estos tiempos tan creativamente capados y estériles, es decir su interés y sobrada capacidad para capturar y retratar lo sórdido, lo perturbador, y reflejarlo, expresarlo en atmósferas densas, cargadas, en una prosa tan sofisticada como agresiva y brutal. Recomendable total: una joya literaria a la vez que un seductor juego argumental.
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