Biblioteca de Santiago nº10. Mientras haya libros de Stephen King en las distintas bibliotecas públicas seguiremos trayéndolos a casa para ir explorando su bibliografía, su universo literario. Tenía mucha curiosidad por leer Buick 8. Un coche perverso, cuyo título, obviamente, retrotrae a Christine, que es también sobre un coche perverso, aunque, por supuesto, este libro tiene que ser diferente, sería mucho que tratara sobre un auto con vida propia que va atropellando personas. Es, por fortuna, una historia diferente, pero tampoco taaaaan diferente si además de compararla con Christine lo hacemos también con otros libros escritos por el autor de Maine.
Sobre Colorado Kid decíamos que era un misterio, que se originó y se desarrolló en un tiempo pasado, el cual le es narrado en el presente a una jovencita por parte de los dos ancianos que estuvieron ahí, intentando desenmarañar ese cúmulo de acontecimientos inexplicables: un racconto que, virtualmente, ocurre en tiempo real: sentémonos, muchacha, y deja que te contemos ese misterio que nunca pudimos resolver. Buick 8 es exactamente lo mismo, pero varía el escenario y el misterio en sí.
En esta ocasión estamos en un pueblito del estado de Pensilvania, en una estación de la policía estatal, en la cual un adolescente que ha perdido a su padre (un trooper que murió en servicio, atropellado por un borracho) decide sumarse a esos colegas uniformados para pasar el luto, para estar más cerca de su padre, ganándose el cariño de los policías, que le enseñan esto y lo otro, que le hablan de su padre, en fin... Eso por la parte "normal", "realista" de la historia. Lo extraño comienza cuando el muchacho se da cuenta que en un cobertizo trasero hay un auto de esos clásicos, un Buick 8, como abandonado pero también cuidado, cubierto con una manta de lona, iluminado siempre por una ampolleta, incluso hay un termómetro colgado encima. ¿Para qué demonios es todo eso? ¿Por qué tienen guardado un auto que nadie reclama si pueden llevarlo a un depósito o regalárselo a alguien? Como el muchacho ya es prácticamente "uno de los nuestros", un colega más de la comisaría, y como es hijo de su padre, uno de los policías veteranos que jugó un papel crucial y fundamental en toda la historia del Buick, un puñado de policías deciden contárselo todo en un amplio racconto: ven chico, siéntate con nosotros, y deja que te contemos una historia a la que no hemos podido encontrarle explicaciones que, de todas formas, nadie podrá encontrar, sólo escucha y acepta que en este mundo a veces ocurren cosas que escapan a toda lógica racional... Aunque no es un gran pecado ni nada por el estilo, no dejó de causarme cierta risa amarga el hecho de repetir recursos, y no sólo recursos, sino temática: el misterio irresoluble, demasiado hermético para los personajes. Pero en fin, mientras el misterio sea interesante y esté bien narrado, con clase y estilo, uno no debe quejarse, ¿no?
Como sea, Buick 8 es una novela sumamente entretenida y solvente, con una calidad media notable, sí, en donde King todavía mantiene ese pulso, ese vértigo, que hacen palpitar cada página, esa minuciosidad que, más que contarte algo así de pasada, te permite imaginar la historia, adentrarte en ella y regodearte en sus detalles, macabros y serenos, escabrosos y bellos, apoteósicos y modestos... Básicamente nos cuenta todas las cosas raras que ocurren desde que encuentran ese maldito auto hasta el momento mismo en que el muchacho escucha todos esos acontecimientos: infernales juegos de luces, fenómenos paranormales como bruscos cambios de temperatura, vibraciones físicas y pulsaciones como telepáticas, un auto que parece ser otra cosa aunque parezca un auto, una "presencia" como maligna que envilece y enturbia la atmósfera, malos olores y, la guinda de la torta: tendrán que verlo ustedes mismos, pero supongo que les quedará más clara la cosa si pongo sobre la mesa el toque "lovecraftiano" del asunto. Ahí lo dejo. Aunque en general Buick 8 es una novela que mantiene el ritmo de manera precisa, que entretiene tanto como interesa e intriga (y perturba, claro) gracias a una narración hilvanada con el calmo oficio de su autor, sí hay que señalar que hay varios momentos y escenas, sobre todo cuando las rarezas del auto aumentan su, ejem, monstruosidad, en donde se alcanzan unas cumbres que recuerdan al mejor King, a ese King bestial e infernal, ese King cuya prosa es como una cuchilla que desgarra la realidad como si fuera un telón detrás del cual, espántate lector constante, se esconde un universo horrendo y atroz que hay que enfrentar, porque no mirar es de cobardes, porque cerrar los ojos es indigno de tu curiosidad e imaginación, porque hacer como que no existe es un insulto al infinito que nos rodea. Fuera de eso, todo este racconto se siente bien normalito, pero al menos esas numerosas escenas le dan sabor y sazón a una novela que por alguna razón, tal como la naturaleza cauta de sus personajes, se proponía con todas sus fueras no empujar los límites.
Quizás sea la etapa en la que nos encontramos, la etapa intermedia de King, de la que me falta leer un poco más, pero si algo tienen en común Buick 8 y Colorado Kid, aparte de lo ya mencionado al inicio, es esa atmósfera algo, no lo sé, como cansada aunque cansancio no es el término correcto. En ambos casos tenemos misterios que no se resuelven aunque la resolución no sería lo esencial, sino la influencia de esos misterios en la vida de sus personajes: ¿etapa crepuscular? Una vibra así me causa: los misterios existen, déjenlos ser, juntos pero no revueltos, aceptemos que no somos poderosos...
Como sea, una buena novela de King, correcta y bien lograda, que tiene escenas innegablemente memorables, pero que como conjunto, como novela, es difícil que destaque en un corpus bibliográfico tan extenso y con piezas tan gloriosas. De todas formas diría que vale la pena leer Buick 8, es una buena recomendación.
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