Biblioteca de Santiago nº30. Seguimos con esta mini racha de Paul Auster, ¡y aún en orden cronológico!, y vaya sorpresa, no esperaba que Tombuctú estuviera disponible, no parece ser una de las obras más recordadas de su autor, ni siquiera tiene página de Wikipedia (ni en inglés ni en español, creo), pero ahí estaba, en la BDS, y yo feliz, contento, pero también pensando "ojalá hubiera estado La música del azar", pero qué le vamos a hacer, hay que agradecer lo que se da, porque dentro de lo poco que se da esa poquedad es tremendamente generosa, qué más puede pedir un sujeto como yo.
Algo debí haber intuido al ver la portada con ese pequeño fragmento del cuadro de Goya sobre el perro ahogándose o hundiéndose (aunque algunos dicen que al perro no le pasa nada, quizás de ahí lo inquietante que resulta: la incertidumbre, la ambigüedad, la inasible desolación que representa). Recuerdo que cuando leí La ciudad y los perros, del gran Vargas Llosa (que en paz descanse), la edición que me prestó mi abuelo también tenía una reproducción de dicho cuadro. Es una imagen que nunca he olvidado, ciertamente. Como sea, Tombuctú, una novela de menos de 200 páginas, es la historia de un perro y el negro futuro que se abre frente a él cuando comienza a aceptar que su compañero humano de toda la vida (siete años perrunos, desde que era un cachorro), un viejo vagabundo y poeta inédito, pobre como las ratas, viajero y trashumante, patético hazmerreír y orgulloso trasunto de Santa, se va a morir, quedándose solo, irremediablemente solo en este mundo cruel e impío. Una travesía, un viaje, la supervivencia más dura y descarnada, la muerte que se abate sobre él y la huida, la búsqueda de refugio, de comida, de calor, de seguridad, a salvo de la gente mala y de los indiferentes elementos. A mí, qué les puedo decir, me ha encantado y conmovido hondamente, en parte por mi debilidad por los animales en general y los perros en particular, pero por el modo tan compasivo (que no sensiblero, ni cursi ni melodramático, ni emocionalmente truculento o manipulador), tan humano, con que Auster retrata la lucha de su perruno y peludo protagonista, cuyas ansias y dudas y urgencias vitales son, en esencia, las mismas que nosotros tendríamos al vernos desprovistos de toda protección, sin agua ni abrigo ni comida, empujados a las fauces devoradoras de las ciudades. Quizás sea una novela sobre la compasión y la "humanidad" en todas sus formas, sobre la bondad pura, manifestada en la inocencia de este perro pero también en la de otros personajes que se cruzan en el camino del protagonista, que también debe hacerle frente a otras personas menos bondadosas, menos amables y gentiles. Quizás sea una novela sobre buscarse la vida, sobre lo maravilloso de las vidas ocultas, sobre los tesoros vitales que se esconden bajo una capa de formalidad y rutina, sobre los sentimientos puros que logran salvase de la podredumbre y suciedad imperantes.
Es una novela muy humana, muy luminosa, muy hermosa, muy triste también y cruenta a su modo, una historia, por lo demás, escrita con fluidez, que de inicio a fin te captura, te transporta. Es Auster puro, con la presencia del azar o las coincidencias, con sus personajes inconformistas y marginados, con su canto a la libertad, pero también es un nuevo Auster, no sabría cómo expresarlo, un Auster más humilde acaso (no en el sentido de que sus obras anteriores sean arrogantes o pedantes, o altaneras o complacientes), más despojado en cierto modo, quizás sin querer en esta ocasión adentrarse en complejos y enrevesados laberintos vitales precisamente porque el protagonista representa la dura y afilada simpleza de la supervivencia y de las relaciones afectuosas, más directo en su retrato y/o narración de las desventuras de su vulnerable perro, en la expresión de su fe en la bondad humana, pues a fin de cuentas, no podría sobrevivir solo, es un perro que depende de la bondad de los hombres, habiendo vivido toda su vida hasta ese momento junto a un poeta loco y santo que lo trató como a un amado compañero, que le dio amor y aventuras, viajes, recuerdos y memorias. En cualquier caso, una pequeña maravilla de novela, una historia dura y preciosa, sobre las esencias de la vida y la lucha por impedir que éstas se difuminen en el aire contaminado y gris de los demás. Una novela sobre individuos libres pero también sobre el entendimiento y, como dije, la bondad y la compasión, el darse la mano mutuamente, el atreverse a hacer algo bueno cuando se impone la indiferencia. En fin, hermosa novela, será mi tesoro personal, espero poder comprar este libro algún día. Qué grande eres, Paul Auster.
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