Biblioteca de Santiago nº21. Ha sido toda una sorpresa toparme con Las dos después de medianoche en la BDS, la verdad es que no estaba al tanto de que estuviera disponible, a veces pasa que una semana ciertos libros no están en sus estanterías y luego, cuando vuelvo a ir para devolver los leídos y llevarme otros, hay nuevos títulos sumados a los que ya había observado antes, pero es que ahora no me lo esperaba en lo absoluto, por lo mismo me aseguré de inmediato y me lo traje. Las dos después de medianoche proviene de un libro que reúne cuatro novelas y que en inglés se titula Four Past Midnight, sólo que, al parecer, traducirlos todos en un solo volumen iba a ser demasiado para los lectores así que, tal como en el caso de Skeleton Crew y Nightmares and Dreamscapes, ha sido dividido en dos volúmenes con dos novelas cada uno. Como cada novela es para cada hora de la madrugada, el otro libro, que les adelanto no está disponible en ninguna de las bibliotecas públicas que frecuento (de todas formas tenemos Stephen King para rato, oh sí), se llama Las cuatro después de medianoche. En fin, vayamos con la novela para la una de la madrugada y con la que es para las dos de la madrugada.
Primero, Los Langoliers. Tenía bastante curiosidad por leer esta novela (nada de novellas acá, estamos hablando de 300 páginas por dios santo, casi noventa mil palabras, novellas las pelotas), su título me llamaba poderosamente la atención, me parecía muy sugerente. ¿Qué serán esos Langoliers? ¿Será un apellido, el apellido de una familia de maníacos? ¿Serán unas criaturas raras y monstruosas? ¿Será un enigma, un acertijo, un juego de palabras? ¿Será una especie de atracción de feria o un reality show, una competición desquiciada? ¿Será un exquisito y delicioso delicatessen de terribles efectos digestivos? Langoliers, oh Langoliers...
Los Langoliers es como un episodio de La Dimensión Desconocida. Luego de su introducción de personajes y todo, el conflicto es el siguiente: un vuelo de L.A. a Boston se ve afectado por un singular y terrible hecho sobrenatural: casi todas las personas a bordo han desaparecido, dejando tras de sí sus pertenencias e incluso ciertos objetos incrustados en ellos, tales como marcapasos o tornillos. Solamente una docena de pasajeros siguen ahí, enterándose de tan raro acontecimiento al despertar de la típica siesta para que el vuelo se pase volando (¡ba dum tss!), como si fuera un mal sueño, pero no, es la realidad, inexplicable, ilógica, absurda, pero la realidad al fin y al cabo: están en un avión prácticamente desierto, sobrevolando Estados Unidos de oeste a este y manteniéndose en el aire gracias al piloto automático. ¿Cómo podrán solucionar su situación y a qué se debe? Los misterios y los obstáculos prácticos, desde luego, no se detendrán ahí; es tan sólo el inicio de una verdadera experiencia infernal.
Los Langoliers me ha gustado bastante, es una novela que triunfa y brilla ahí en lo misterioso, lo inquietante, lo inasible e intangible, en la esencia misma del misterio: el tener las respuestas casi a mano, pero sólo casi, porque te acercas y de repente se pierden, se difuminan, se evaporan en el aire y te quedas con la sensación de impotencia e indefensión. En esa atmósfera de misterio y de desesperación, de una tensión que se puede cortar con cuchillo, King eleva una historia que continuamente coquetea con cierto desastroso desmadre, pero que nunca cae en ello pues sabiamente elige enfocarse y centrarse no en las respuestas del caso sino que en los efectos, psicológicos y conductuales y mentales e interpersonales, del misterio y el desconocimiento en este grupo de extraños forzados a trabajar improvisadamente y a ciegas, en imperfecto conjunto, con tal de sobrevivir. Rencillas internas, desconfianzas y pequeñas alianzas, además de la perpetua sensación de estar caminando en un campo minado, son elementos que mantienen a flote el relato de inicio a fin, especialmente en un tramo final intenso y apoteósico, sorprendentemente bien resuelto, una infartante escalada de angustia y frenetismo, de optimismo y desaliento, una genuina montaña rusa de emociones. Stephen King de verdad, literalmente, salva esta novela del desastre.
Lo digo porque ya conocemos al bueno de Steve: el hombre tiene buenas ideas, tiene buenas imágenes y metáforas, pero a veces la ejecución o materialización de esas metáforas resultan contraproducentes y chirriantes, sin mencionar que también es proclive a echar mano a lugares comunes tales como personajes con poderes mentales muy convenientes o con trasfondos dramáticos algo inconexos pero de igual forma muy útiles para sacarse soluciones de la manga. Y es curioso porque en esta novela titulada Los Langoliers lo menos interesante son los Langoliers en sí mismos, si bien lo que causan, lo que provocan, lo que significan y representan y simbolizan, es lo no sólo interesante, sino que también atemorizante y estremecedor. Así las cosas, mientras el grupo de extraños se las arregla para ir sobreviviendo a todos los obstáculos que les caen encima a la par que intenta resolver la elusiva naturaleza misma de su situación, la novela, lo dije, funciona a las mil maravillas: te mantiene tenso y atento, implicado con el laborioso calvario de los personajes. Cuando estos se ponen a hablar de los Langoliers (hay una niña ciega que lo que no ve con los ojos lo ve con, digamos, la mente o el espíritu, sepa Moya; además de otro pasajero cuyo padre lo atormentaba, de niño, con unos "cucos" muy particulares cuyo recuerdo, miren por donde, les cae como regalo caído del cielo... Y bueno, sé y comprendo que eso de los Langoliers no es más que una manera con que los personajes "bautizan" el problema, pero igual, mis reparos se sostienen a pesar de ello: King confirma que "el que explica se complica", ¿para qué esforzarse tanto en darle forma y explicación a los Langoliers?) y cuando éstos aparecen hay que, bueno, seguir la corriente, qué saca uno con resistirse. Por fortuna la novela se centra más en el misterio, en los nervios, en el miedo, y tampoco voy a negar que la metáfora de los Langoliers es poderosa, de una negrura abismal que en verdad pone los pelos de punta si te lo piensas e imaginas con detenimiento, lo que por cierto es algo que King sabe hacer bien: transmitirte sensaciones y describirte parajes infinitamente aterradores, lo cual termina por imponerse.
Como sea, no se alarmen: Los Langoliers es una novela sensacional, que no obstante el tener esto o aquello, te ofrece una experiencia intensa y sugerente de inicio a fin, con la prosa firme y rotunda de su autor; una novela que comienza alto y va concluyendo en un tramo final memorable. Se los recomiendo a ojos cerrados, sin pensarlo dos veces.
Luego, Ventana secreta, secreto jardín. Otra novela de unas 200 páginas, súmale unas cuantas más. Me parece que este volumen de novelas reunidas marca la transición entre la primera etapa de King, esa etapa rabiosa y desquiciada y esquizofrénica y visceral y cuasi suicida, y la que le sigue, su etapa intermedia, caracterizada por su depuración, dominio y (auto)revisionismo. Se nota tanto en esta novela como en la anterior.
Ventana secreta, secreto jardín es otra intensa y angustiante historia, aunque, eso sí, juega en una liga más íntima, privada, lo que la hace más ominosa y aterradora, porque se trata de un escritor recién divorciado que, viviendo solo en una de esas localidades relativamente aisladas de Nueva Inglaterra que reciben gente solamente en los veranos, despierta de una siesta para abrirle la puerta a la persona que ha tocado el timbre de su hogar. Ha ido a visitarle un hombre con pinta de agreste granjero que lo acusa de haberle plagiado un cuento. El escritor no ha plagiado nada, está seguro de eso, y hasta tiene pruebas para defenderse, pero el granjero, el tal John Shooter, no ceja en su empeño de poner las cosas en su lugar, de enseñarle una lección al escritor ladrón de ideas que de seguro piensa que se puede salir con la suya sin preocuparse de las consecuencias de sus actos rastreros. Una verdadera pesadilla que King sostiene con enervante pulso, centrándose tanto en la cada vez más precaria estabilidad mental de su acosado protagonista como en esa aparentemente normalidad y cotidianidad que sigue circulando a su alrededor, como ajeno a sus acuciantes problemas, lo cual resulta desalentador, te provoca una sensación de impotencia por el protagonista, inerme ante tan ridículo problema: otro lector neurótico al acecho. Lo cierto es que ni el escritor ni el granjero quieren dar su brazo a torcer y, en tales circunstancias, las cosas se pondrán bien feas y King te transmite con toda la fuerza posible la rabia y la frustración que se va suscitando de tan inusitado feudo.
Lo que sí, esta novela tiene un giro final no del todo impresionante ni original, que se ve venir de lejos, restándole bastante de su impacto inicial y medio, pero que de todas formas no arruina por completo una experiencia que, a pesar de sustentarse en dicho conflicto y hacerlo correr como motor narrativo, también le sirve a King como vehículo para reflexionar y explorar lugares oscuros, para adentrarse en esos agobiantes y claustrofóbicos espacios de odio, desprecio, violencia, que poco a poco devoran y se apoderan de sus víctimas, en resumen, en donde el autor vierte, de manera más calculada, como hierro fundido en un molde definido, sus preocupaciones habituales: igual de quemantes, pero más consciente de su instrumentalización. Tan consciente que, inevitablemente, hay un epílogo en donde los demás personajes explican con peras y manzanas qué debió de suceder, la famosa "escena obligatoria" que las películas suelen meter con calzador por si algún despistado queda con un signo de interrogación encima de su cabezota. En fin, no obstante esa redundante escena obligatoria (perdonen la redundancia en dicha frase, inherentemente redundante) y de aquel previsible giro final, pienso que estamos ante una obra muy bien lograda que, mientras mantiene el enigma y la tensión y la incertidumbre, es un excelente y violento thriller de suspenso que hará que se muerdan las uñas ansiosamente porque además explota de manera inteligente el tema de persona común y corriente enfrentando un problema que va más allá de sus fuerzas, herramientas e incluso su entendimiento
También les recomiendo esta lectura, a lo mejor hasta les convence ese giro final y entonces saldrán 100% satisfechos, porque de que esta novela está bien escrita, con fuerza y potencia, lo está, maldita sea. No podrán despegar la vista de sus páginas, atrapados como el protagonista en este descarnado entuerto.
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