"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

martes, 8 de abril de 2025

Pechos y huevos, de Mieko Kawakami

 

Bibliometro #95. Tenemos otra novela japonesa escrita por una autora que por acá no conocíamos para nada, lo cual siempre es motivo de entusiasmo: conocer lo desconocido, descubrir. Debo decir que me llamó la atención el título de la novela, Pechos y huevos, curiosa pero, leída la novela, coherente y justificada traducción en cuanto a la trama, porque en cuanto a una traslación literal, no va por ahí la cosa. El título en japones es Natsumonogatari, y cualquiera que haya visto películas japonesas sabe que monogatari significa historia de, por lo que luego fui a ver qué significa Natsu y resulta que significa verano, por lo que quedamos en Historia(s) de verano, pero ojo, que hay algo más: la protagonista se llama Natsuko Natsume y el apodo con que se refieren a ella, por ejemplo su hermana, es Natsu, por lo que quedamos con un interesante y significativo juego de palabras que nos indica que, además de ser historias de verano, también son historias de Natsu, la protagonista. Por cierto, Mieko Kawakami no está emparentada en lo absoluto con Hiromi Kawakami, autora japonesa de la que hemos comentado ya tres novelas, con especial entusiasmo Los amores de Nishino. Mieko Kawakami, por su parte, parece que es toda una respetada figura y celebridad literaria en su país, autora de una obra aclamada por otros importantes escritores del panorama nipón, como por ejemplo Haruki Murakami. Con todo esto entre manos, pasemos a hablar de Pechos y huevos, novela que me puse a leer a ciegas, sin saber nada de lo que les he comentado en este párrafo.


Como pueden ver abajo, las casi 500 páginas de este libro se dividen en dos partes, y por acá podemos decir sin temor a revelar nada que, en realidad, ambas partes son novelas distintas aunque compartan, claramente, a la protagonista, algunos otros personajes y, más o menos, el tono general de las historias. La primera novela se centra en los pechos, la segunda en los huevos (femeninos, los óvulos).
La primera me ha gustado un montón. La protagonista es una escritora freelance (hemos visto hartas escritoras freelance en estas novelas japonesas, ¿cómo demonios se consigue un empleo de escritor freelance en estos tiempos? Digo, para ganarme el pan) que vive sola en Tokio, con sueños de convertirse en una gran escritora aunque apenas puede escribir nada importante, nada digno, nada salvo los encargos que le llegan de pequeñas páginas o marcas. Vive más o menos bien, sin complicaciones financieras graves, pero la suya es una existencia algo apagada, apocada, abúlica, desorientada, a la deriva... Recibe la visita de su hermana mayor y la hija de ésta, es decir su sobrina, una pareja peculiar por cuanto la primera es una madre soltera que trabaja en un snack (como un café con piernas pero con algo más de categoría, si es que la decadencia inherente de estos establecimientos permite hablar de "categoría"), envejecida por las estrecheces de la vida y la dureza de su maternidad a solas, que quiere hacerse un aumento mamario, y la hija es una niña reservada y mal agestada que se niega a pronunciar palabra, como Paul Dano en "Little Miss Sunshine". Esta primera novela, bien concreta y concisa, transcurre en un par de días, el par de días que dura la visita de la hermana y la sobrina provenientes de Osaka, en la región de Kansai, y nos narra, de modo bien naturalista, cámara al hombro y luz natural en locaciones reales, la dinámica familiar que se arma entre estas tres mujeres paradas en distintos estadios vitales: la mayor, en la cuarentena, intentan revitalizar una existencia abnegada al cumplimiento familiar; la del medio, en la treintena, atascada en un cruce de caminos existencial o mejor dicho aparcada al borde de la carretera porque se le ha pinchado una rueda y aunque tiene las herramientas y el repuesto no sabe cómo cambiar una rueda por otra; y la adolescente, en la furiosa etapa de la rebeldía y la repugnancia hacia ese mundo que se le viene encima, esos cambios que se manifiestan dentro de ella, en su cuerpo y a su alrededor... Así las cosas, a estas fluidas conversaciones, salidas a parques de diversiones o humildemente generosas cenas en restaurantes arrinconados en callejones sucios, se suma la reconstrucción personal y memorística de esta familia: la pobreza en que las hermanas crecieron, la obligación de trabajar para mantener un sustento precario, la ausencia del padre, la presencia vital de la madre y la abuela rompiéndose la espalda y las manos para proveer a las niñas, y el ciclo de la vida que así continúa porque el círculo de la vulnerabilidad es casi irrompible, sobre todo en países en donde la competencia más salvaje ha empujado a un costado a la solidaridad y el bienestar común.
Con una prosa, como dije, a caballo entre un delicioso y fluido naturalismo y una áspera y ruda nostalgia, cierta adusta contemplación de la realidad y del tiempo pasado, con un uso del lenguaje que puede ser tan dulce como amargo, tan arrullador como espinoso, la autora nos ofrece una historia familiar sutilmente compleja escrito desde una perspectiva de género, feminista, prestando especial atención al retrato y construcción psicológico y personal de sus personajes en relación a su entorno, a las estructuras e instituciones sociales, políticas, al cuerpo femenino por así decirlo, que puede ser invisible para ciertas cosas y visible para otras, dependiendo de quien indisimulada o descaradamente mire. Son muchas las reflexiones, las preguntas y las cuestiones que surgen a raíz de la rememoración familiar, del florecimiento de la identidad y de los cuerpos, de la maduración introspectiva y externa... Qué significa ser mujer en la sociedad japonesa, qué tanto importa el tamaño de los pechos y por qué algunas lo quieren más grandes y otras se quedan cómodas con otros más pequeños, en fin ya se imaginan. Y todo esto sin perder el foco del relato a modo de desesperado grito generacional, que siempre conlleva una crítica social a cómo los adultos-jóvenes caen en una espiral de hartazgo vital y personal... Como sea, muy buena primera novela. Es sencilla y fluida de leer (lo que no quiera decir que la prosa no esté cuidada y trabajada), pero te va dejando un hondo pozo de reflexiones, sensaciones y emociones.

La segunda, la de los huevos, no me ha gustado taaaaanto, a ratos sí a ratos poco, es una novela tambaleante, irregular.
La protagonista es la misma, la escritora freelance que ahora, ocho años después de esa visita familiar tan decisiva, se encuentra un poco más estable, al menos en lo económico e incluso lo profesional: escribió un libro de relatos que fue publicado y recibido positivamente por público y crítica, lo que le ha asegurado un buen pasar por concepto de derechos de autor, además de que al ser más o menos conocida tiene más encargos freelance. Por esa parte todo ok, aunque se encuentra enfrascada en la escritura de un nuevo libro, bloqueada, poco inspirada, sin fe en sus palabras. Sin embargo lo crucial es que, ya ad portas de los cuarenta, de nuevo se siente vacía, a la deriva, y quiere ser madre. Pero no quiere tener pareja, no quiere tener sexo, no son cosas que le intereses ni que le gusten, por lo que, anegada en dudas e inseguridades, se lanza a investigar cómo sería embarazarse por inseminación artificial.
Por un lado, esta segunda parte es como un manual de "cómo embarazarse con inseminación artificial en Japón si eres una mujer soltera" disfrazado de novela; uno de esos artículos de revista escrito, al menos, con un lenguaje más literario que el meramente informativo, pero lo informativo y didáctico, lo reporteril, late con fuerza en el desarrollo de la trama, que consiste en la protagonista haciendo su vida normal, su rutina de escritora bloqueada y algo solitaria y antisocial, mientras recaba datos y descubre cosas sobre la inseminación artificial en Japón y en el mundo: estadísticas, vacíos legales, discusiones ético-morales nebulosas y grises, la falta de regulaciones, procedimientos transparentes y otros algo turbios, pros y contras, el estigma social y los prejuicios, testimonios de mujeres que se embarazaron de esta forma, testimonios de hijos/hijas que en la adultez descubren que sus padres no son sus padres sino que son hijos de un frasco donado por un hombre anónimo lo cual los sume en una profunda crisis existencial e identitaria... De paso vienen reflexiones y cosmovisiones sobre la maternidad en sí, sobre la reproducción humana, sobre la sexualidad, sobre para qué tenemos hijos y por qué, si es diseño o programación genético-instintiva o si es real voluntad, ya saben la vieja discusión entre el peso de la naturaleza misma versus la supuesta superioridad de nuestra voluntad consciente e informada, sobre si es moral traer niños a este mundo tan jodido sólo para que sufran y así... Siguiendo un poco la estela de la primera parte, todo esto escrito desde distintas perspectivas pero principalmente desde una visión feminista, que también nos conduce por preguntas como si la maternidad o el embarazo hace y/o define a una mujer, si una mujer es tal porque cumple con este supuesto mandato natural de perpetuar la especie, sobre si la protagonista es más o menos mujer dependiendo de si sigue sola y soltera o si se aventura a ser madre y criar a una criatura...
Toda esta segunda parte son casi 350 páginas en donde la narración se resiente en torno a reflexiones y conversaciones que caen en la redundancia y en la vaguedad, aunque sean reflexiones interesantes e importantes sin duda. Entre comidas regadas con abundante alcohol, salidas familiares, citas incómodas, encuentros imprevistos, coloquios y simposios y congresos sobre inseminación artificial, la prosa nostálgica y naturalista de Mieko Kawakami, esa escritura como desenfadada a la vez que depurada y pulida, poética incluso, se desdibuja e inconcreta continuamente con el fin de mantener a flote y legible el sinfín de informaciones y opiniones que propone esta especie de novela-debate, volviéndose algo tedioso en sus tramos más "reporteriles". Hay, por supuesto, bastantes escenas en donde la prosa, el estilo, la atmósfera de Kawakami salen a relucir sin esfuerzo y te mantienen genuinamente interesado y enganchado al slice-of-life de los personajes, con sus situaciones cotidianas y complejos existenciales, pero no tarda en alternar con esa gravedad, esa solemnidad tan de artículo-reportaje de revista que contrasta notoriamente con la primera parte, la primera novela de este libro, mucho más libre, o liberada, de esa "responsabilidad" de tocar y abordar un tema de la manera más precisa y exacta posible.
Así las cosas, por momentos estarás perfectamente implicado en el caudal de conversaciones y encuentros y reflexiones, por momentos vas a estar leyendo disertaciones informativas insertadas con calzador sin mucha fluidez dramática ni narrativa.

Ha sido una pequeña decepción la novela Pechos y huevos, sobre todo al comparar la primera parte con la segunda, la primera siendo mucho más literaria y novelesca que la segunda, ese manual informativo de periodista jugando a ser escritor de literatura que chirría porque queda claro que Mieko Kawakami puede escribir literariamente, sin los asépticos e impersonales vicios de ese tufo a reportaje investigativo o no-ficción. Comprendo sus intenciones de abordar lo de la inseminación artificial con respeto y responsabilidad, pero aún así el resultado no es coherente en mi opinión y la trama avanza a trompicones en esa segunda parte. Un libro raro, supongo. No me parece que sea para ponerse a babear ni tirar fuegos artificiales, pero de todas formas lo recomendaría y voy a ver si logro encontrar otro libro de Mieko Kawakami disponible, porque de que tiene talento, estilo y visión, los tiene.


Tan sólo tres préstamos en un año de existencia bibliometrusca, qué pasa con estas ficha que son cada vez menos interesantes y movidas :(

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