"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

sábado, 14 de septiembre de 2024

Sunset Park, de Paul Auster

 

Bibliometro S05E04. Supongo que cualquier persona interesada en la literatura sintió la pérdida que supuso la muerte de Paul Auster este año, hace no mucho de hecho, autor de una literatura verdaderamente propia, única, inconfundible, y lo dice alguien que con suerte habrá leído un par de libros suyos, aunque la impresión que me dejan sus lecturas me empuja al atrevimiento de afirmar algo con tanta seguridad. Yo digo que Auster era madera de Nobel, pero supongo que ya no importa. Como sea, hace tiempo que quería leer algo suyo, de lo que hay bastante en Bibliometro y la B.N.P.D., y tocó el turno de Sunset Park, feliz y afortunadamente.


Feliz y afortunadamente, en efecto, porque Sunset Park es de esos libros que te dejan contento después de terminarlos, con una sonrisa de inmensurable gratitud, plenitud, satisfacción. Podría decirse que Sunset Park es una historia pequeña o modesta pero que en dicho carácter se enraíza su grandeza, su fuerza, además, claro, de la deliciosa, elegante, hondamente concisa y muy humana prosa de Auster, que así como si nada te crea personajes reales, de carne y hueso, que viven penas y alegrías con las que empatizas y encariñas de inmediato, que con sus palabras calma y maduramente ordenadas y dispuestas, te mete en un grandioso pequeño mundo de ilusiones, frustraciones, de seres humanos de admirable vitalidad tirando para adelante en un presente ni muy sombrío, ni muy luminoso, ni muy hostil ni muy amable, ni muy banal o aburrido ni muy naif o pomposo, tan sólo muy real porque es casi como si estuviera pasando junto a ti. Paul Auster captura, expresa, recrea y transmite un momento de la vida, o una sensación de vida, un estado existencial, que podría ser el paso de la inmadurez a la madurez, pero es que no tiene que ver con una edad determinada, o una generación o una época, ese momento/sensación de vida transciende dichas consideraciones y, me parece, ahora que lo pienso mejor, Auster habla del tránsito de un estado a otro, ya sea interno o externo, que claro, puede ser una maduración, pero no en ese sentido de aprendizaje necesariamente, puede que de aceptación, o resignación, o adaptación. La incertidumbre que se cierne dentro y sobre uno, ese nublado estancamiento, a fin de cuentas, que Auster es capaz de transmitir y evocar en palabras, y la búsqueda de un camino que descubrir y seguir para dejar ese ingrato estado atrás. Eso es lo otro que me gusta de Auster: que las cosas no acaban realmente, siempre están en tránsito, la historia viene de mucho antes y continuará mucho después, a lo largo y ancho de la vida de los personajes, que se nutren de sus experiencias personales así como de la experiencia de los tiempos que corren. Son personajes que saben cosas, que tienen pasiones, como tú o como yo, pero que generan fascinación porque viven acontecimientos más especiales por así decirlo.
El caso es que el protagonista es Miles Heller, un joven de casi treinta años que vive enteramente por y para o durante el presente, sin expectativas, sin sueños, exiliado de su propia vida anterior por así decirlo y exiliado de una sociedad con la que se relaciona puntual y convenientemente; tan sólo hace lo justo para vivir dignamente y disfrutar uno que otro lujo, como es la compra de libros. Este modus vivendis comienza a cambiar lenta pero inexorablemente al conocer a una entusiasta muchacha, llena de vida y prospectos, que le irá abriendo los ojos. Y entre otras cosas, tendremos los personajes que revolotean alrededor, con sus cuitas y peripecias propias, relaciones profesionales y sentimentales, con sus inmensas y complejas personalidades, el arte y la vida, la ciudad y las habitaciones cerradas, el presente y el pasado intercalándose en una inesperada e inusitada aventura urbana y anárquica. Y a lo largo de las páginas estarás sonriendo, conmoviéndote, arrobado por el vibrante despliegue de pasión y amor y literatura con que Auster retrata y relata la vida de estos personajes tan queridos.
Un verdadero y auténtico placer de libro. Sunset Park, una más que recomendada belleza y exquisitez literaria.


Aparte de éste hay otro tres ejemplares de Sunset Park circulando por las líneas del metro y por las calles que se extienden alrededor de las sucursales bibliometrinas, obviamente no las vamos a revisar, ja, ja, qué se creen. Lo cierto es que éste ejemplar de Sunset Park ha sido pedido, desde casi principios del 2018, seis veces, siendo el 2019 su año de gloria, para luego dormir un largo sueño interrumpido por mis bien cuidadas manos. En ese tiempo quizás se pidieron otros ejemplares, quién sabe. A veces contribuye la ubicación del libro, por ejemplo éste, junto con los demás de esta temporada, los fui a buscar a la estación más lejana posible, y así no dan muchas ganas, sobre todo a los lectores casuales que podrían leer este libro u otros similares si estuviesen en sucursales más céntricas. Como sea, parece que esa es nuestra vocación: rescatar ejemplares del olvido.

No hay comentarios. :