"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

miércoles, 4 de septiembre de 2024

Pureza, de Jonathan Franzen


Biblioteca Nacional S05E02. Puede que ya se hayan imaginado que, luego de haber comentado Las correcciones y después Libertad, tocaba el  turno de Pureza, y si es así acertaron, adivinaron, imaginaron bien, porque Pureza, el quinto libro publicado por Jonathan Franzen, el que siguió a Libertad, también se encuentra en la Sección de Préstamo a domicilio, por lo que nos dijimos, "continuemos con esta saga". Eso sí, aviso de inmediato que Crossroads, o Encrucijadas, el libro más reciente de este autor, no se encuentra en la B.N.P.D., por lo que, de momento, hasta acá llegamos con el bueno de Franzen. Ha sido un largo y satisfactorio viaje, eso no nos lo van a quitar.


Pureza es probablemente, de sus libros comentados, el más ambicioso de Franzen, que ya es decir, además del más cercano a ser un relato plot-driven, tanto que mientras leía este libro no dejaba de pensar "vaya, si así lo quisiera Franzen podría también escribir excelentes novelas negras policiales o thrillers conspirativos", tal es el pulso, firme, preciso, rotundo, con que narra los acontecimientos de este, aún así, compendio de personajes entrelazados e interconectados que viven peripecias bigger than life y cuya atención a sus mundos interiores e íntimos también lo hace un poco un relato character-driven, si es que acaso toda esta mescolanza de términos tiene sentido alguno. Lo cierto es que dudo que los autores piensen en estas cosas mientras planifican y escriben, estos son más bien términos creados por los teóricos que se apropian, bautizándolos a veces extravagantemente, de los recursos utilizados por los narradores.
En cualquier caso, a través de su estilo incansable y pletórico, de su escritura omnipresente y omnisciente, la que le da una perspectiva a la vez clínica, distanciada, erudita e íntima, cercana, compasiva y empática, (si bien, en esta ocasión hay un capítulo en el que se atreve con la narración en primera persona de uno de los personajes), podría decirse que todo comienza, porque al menos el libro parte ahí, con Purity, la protagonista, una muchacha con una vida material y personal bastante precaria (vive en una casa okupa, tiene una deuda estudiantil escandalosa, tiene un trabajo de dudosa moralidad, no tiene novio, apenas amigos y con suerte se quiere a ella misma, además de sentirse encadenada a su peculiar e inestable madre), una muchacha que siempre ha tenido la intención de encontrar a su desaparecido padre, de quien su madre no ha querido decir ni pío, encontrando siempre un callejón sin salida cada vez que se propone investigar al respecto, lo que la deja aún más desencantada con la vida, consigo misma, con el futuro. Sin embargo, algo que prefiero no revelar vendrá a dar un giro en 180 grados a su vida, y a partir de entonces los círculos del destino se moverán con más apabullante e imparable fuerza. Así las cosas, aparte de Purity conoceremos novelistas fracasados, periodistas investigando oscuras equivocaciones, amantes neuróticos, gurús de la libre información, asesinatos escondidos, los años postreros de la Alemania Oriental, toda una red de escenarios y personajes que tienen elementos propios con los que destacar así como una perfecta correspondencia con los otros elementos de este amplio entramado argumental y narrativo. Y así como Franzen nuevamente crea, a su modo afiladamente crítico pero afectuosamente compasivo, personajes complejos, imperfectos, profundos, dolorosamente humanos, afectados por toda clase de tribulaciones y males y urgencias que para otros podrían ser invisibles, pero que para Franzen son tan importantes y cruciales como sus actos mismos, también elabora un retrato mordaz, crítico e inevitablemente resignado, o desolado, de las distintas sociedades que cobijan a este mar de seres perdidos en el tiempo, perdidos en el espacio, poniendo especial atención a la actual inmanencia de internet y cómo esto afecta tanto a la esfera política y económica como al ámbito privado, individual y comunitario de las personas de a pie; Franzen lanza sus dardos contra todo el lío de las filtraciones de información pero también a esta especie de realidad paralela en que se ha convertido internet y las redes sociales, que virtualmente ha creado personas duales que en carne y hueso son así pero en las redes son asá, o peor, que somos prisioneros de la libre información y que ya no puede existir verdaderamente la privacidad, porque hay ojos y oidos en todos lados. Desde luego, sus preocupaciones y obsesiones habituales siguen presentes, pero en menor medida, todo en pos del rol preponderante de la Información en la vida de las personas, ese Poder e Influencia que puede tener dependiendo de en qué manos se encuentre, y de este puzle de personajes y acontecimientos que se van esclareciendo y conectando a medida que avanzan las páginas. En última instancia, todo se trata sobre el calor humano, el afecto y el amor y su transparencia enturbiada por tal o cual cosa: lo bella que puede ser la vida si es que ignoramos lo accesorio y abrazamos lo esencial, lo real, lo concreto, lo natural, lo puro.
Porque, por fuerza, hay que hablar del título, pues de la misma manera en que Las correcciones y Libertad estaban presentes en cada página, cada personajes de sus respectivas historias, la pureza es un concepto, bastante escurridizo, que sobrevuela sobre personalidades cargadas de culpa, de miedos, por actos cubiertos de segundas intenciones, por secretos y contradicciones, y acaso sea la protagonista, Purity, la que lo tiene todo y nada a la vez: apenas sabe quién es, no tiene futuro previsible ni posesiones materiales o propiedades a su nombre, sólo se tiene a ella, ella contra el mundo, contra todos, ella y sus principios, la pureza de sus principios. Es una lectura, claro, no puedo desentrañar todo pormenorizadamente, eso se los dejo a ustedes porque les recomiendo encarecidamente este pedazo de libro, de 700 páginas, que es Franzen en estado puro, y no esperábamos algo distinto. Por cierto debo mencionar que Pureza es un libro menos recargado en su información y más centrado en los acciones y la descripción del mundo interior y las psiquis de sus personajes, por si eso fuera algo que les preocupara, sin embargo, como ya he dicho antes, la escritura de Franzen, con todo su apasionante caudal, jamás resulta repelente, al contrario es casi como si te la estuviera contando, de manera formal claro, acodado en la mesa de un bar. Imperdible y quizás mi novela favorita suya, pero es difícil de decir considerando la calidad de su obra. Como sea, les toca a ustedes ahora.

En comparación con los otros dos libros de Franzen, Pureza no ha sido leído tanto, apenas seis veces en más de ocho años de circulación en la Biblioteca Nacional. Quizás los hábitos van cambiando, no sé, porque en los nuevos locos años veinte, como hemos comprobado, los libros no se piden tanto como en la década anterior (cuando se da el caso que lleven circulando tanto tiempo, claro), como se puede apreciar en esta ficha bibliográfica, inactiva desde marzo del 2020 para luego, para variar, venir yo a romper la larga hibernación.

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