"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

jueves, 24 de octubre de 2024

El Instituto, de Stephen King

 

Bibliometro S07E04. El Instituto no estaba precisamente en los libros prioritarios pero de todas formas, al verlo disponible en la lejana sucursal a la que fui a buscar otros títulos que no estaban disponibles a pesar de que en la web se decía que sí (cuéntate una nueva), para aprovechar el viaje dije "ya bueno, llevémoslo", total, es de Stephen King y desde luego que merece la pena.


No es ninguna sorpresa decir que El Instituto es más bien literatura juvenil; un Stephen King más ligero, más amable (para nada pueril, por cierto, ni vacuo), pero Stephen King al fin y al cabo: narración ágil, prosa precisa, personajes atractivos e interesantes y más sustancia de la que aparenta bajo su apariencia de aventurilla de muchachos en un mundo adulto pero no tan adulto, no tan violento ni agresivo ni mordaz ni lúgubre ni sombrío ni fatalista, aunque sí hay muchas muertes, mucha sangre y su buen puñado de palabrotas.
El libro comienza con la austera, polvorienta, como crepuscular, introducción de un expolicía que llega a un pueblo luego de que su vida diera un vuelco al verse envuelto en un escándalo policial, y de hecho por momentos no tiene pinta de ser una novela destinada a un público más jovencito. Con todo, luego de ese primer capítulo introductorio, nos metemos de lleno en lo que la contraportada te diría en términos argumentales: la vida de un niño genio y la existencia de un Instituto que secuestra jóvenes para hacer experimentos con la telepatía y la telequinesis. Terribles experimentos, muchos secretos y, ciertamente, los deseos de escapar de tan terrible situación. Pero tan sólo son niños, así que cómo, cómo escapar de un montón de adultos malos.
El Instituto es un libro de poco más de 600 páginas que sin embargo se lee en un suspiro, amén del pulso firme con que King narra los hechos, y sobre todo gracias a la inteligencia, al oficio digamos, con que el autor divide el relato en capítulos precisos que en sí mismos contienen tramas u objetivos que se resuelven dentro de sus márgenes, pero aportando al panorama general. Ya saben: el muchacho, la llegada al Instituto, conocer el Instituto, y así hasta que vamos avanzando por su amplio entramado de personajes, algunos más presentes que otros pero todos perfectamente reconocibles y suficientemente dibujados y perfilados dramáticamente, y el amplio campo de acciones, planes y contrainteligencias (algunas tan precisas y tan exactas que llegan a ser algo forzadas, sólo a L de "Death Note" se le permite tener tal nivel de exactitud en sus deducciones). Sí debo decir que hay una sección endiabladamente entretenida que además se pone bien vibrante y palpitante gracias a esos puntos de vista que van acercándose hasta una alocada explosión de balazos y muertes, muchas muertes, como en "Jackie Brown" de Tarantino, eso de ver a los personajes como protagonistas de la imagen para luego verlos como secundarios en protagonismos ajenos. En lo personal la cosa se me vuelve algo menos entusiasta cuando el enfrentamiento se pone más sobrenatural, pero es un lío bien pensado y tejido por parte de King, no hay que dejar de admirar su capacidad para dotar de (suficiente) credibilidad e incluso verosimilitud a las premisas más delirantes. Además, Estados Unidos es la tierra de los secretos y las mentiras, de las fachadas y apariencias fantasmas, los maestros que dan cátedra sobre confabulación y vacíos legales. Estoy seguro que todos los abogados, de todo tipo, que acaban jugando con el sistema, aprovechando tal o cual zona gris, han tenido alguna vez estudios de post-grado en Estados Unidos: qué mejor lugar que hacer tu práctica "profesional" en términos de estafas disfrazadas. Pero me desvío... ¿en qué iba?
Lo cierto es que El Instituto es una novela correcta y entretenida, cumple lo que promete, es decir una aventura adolescente que, eso sí, en su capítulo final, su epílogo, revela algo importante y que al menos la eleva un poco sobre el producto medio: una atmósfera particularmente desencantada y nihilista, bastante sorprendente luego de tanto rollo sobre la amistad que todo lo puede y que todo lo puede la bondad, pero es que bajo esta delirante y alocada historia de poderes psíquicos palpita un retrato bien descarnado de los tiempos actuales: más acá de la maldad, la profunda y abismante desesperación de la raza humana, arrastrados y zamarreados por un abismo de miedo irracional que les desorienta y confunde de tal manera que acaban cometiendo toda clase de atrocidades, "por el bien de la humanidad". Es un enfoque que se explica (o interpreta, queda en el terreno de la ambigüedad cómo te lo tomes) al final, y aunque dicho enfoque te hace reconsiderar todo lo leído (personajes, acciones), hubiera sido de agradecer tener algo de esa información antes para que los villanos no hubieran sido tan esquemáticos en tanto villanos (en tanto seres humanos e individuos, como he dicho, King no tiene dificultad en crear personalidades), tan "el típico malo que hace cosas malas por razones que no puede explicar pero que lo justifican todo" o tan "la maldad human es sólo eso: maldad". Aún así, se agradece ese epílogo de tono algo más... ¿lírico? Espero encontrar la palabra adecuada antes de que toque subir el post... Pero de que es un buen final, vaya que lo es. ¡Elegíaco! Un final de tono elegíaco que queda la mar de bien, un cierre perfecto.
Pero eso, no hay por dónde perderse, aunque parezca una ligereza, es una ligereza de calidad, obra y gracia de Stephen King.


No hay ficha bibliográfica. Un memo, nada más que un memo. ¿Qué significa eso? Difícil saberlo. Los datos duros: nueve préstamos en casi tres años, tres por año. Estuvo casi un año dormido, este 2024 ha tenido un resurgir prometedor.

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