"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

miércoles, 17 de septiembre de 2014

"Black Kiss", de Howard Chaykin


  
Bueno, tal parece que he tenido este blog más abandonado de lo que pretendía, aunque en las última semanas he intentado mantenerme activo por acá. Esto de escribir comentarios sobre cómics y/o novelas gráficas es, a primera vista, lo más sólido que he hecho en este oscuro rincón de la surface web. Pues bien, "Black Kiss" es una historia de doce números que, como se puede apreciar con la imagen de arriba, bebe de la mejor tradición noir, de los relatos negros más negros y retorcidos y violentos y malas pulgas: el hardboiled. Nada que temer, nada de lo que avergonzarse, nada de lo que disculparse. Actitud pura, historias adultas que no se amilanan ante nada.


"Black Kiss" tiene un giro tremendo, de esos que sorprenden pero a la vez te hacen todo el sentido del mundo cuando te das cuenta de que estaba ahí la respuesta, frente a tus ojos. "Pero claro, cómo no me di cuenta antes". Para mala suerte mía, mientras buscaba una página para descargarla, me encontré con una que, primero, no tenía enlaces de descarga y, para aumentar mi decepción y enojo, esto siendo lo segundo, en la primera línea de su artículo, ¡la primera línea!, el autor revela el tan bien guardado y pensado giro argumental y atmosférico. Vaya persona que es, nunca más lo voy a visitar. No hay respeto. No esperen spoilers de mí, pues sé que una buena historia es mucho mejor cuando te sorprende y te da cachetadas y patadas en los testículos.
Eso sí, debo aclarar lo siguiente: "Black Kiss" tiene una historia genial, de esas que le provocan sobredosis de genialidad a tus ojos y tu mente, de esas historias que de tan sólo escucharlas te da la sensación irrevocable de "quiero, qué mierda, DESEO más, mucho más". Por desgracia, la resolución me dejó con un mal sabor de boca, pues no le hace justicia a todo el entuerto previo.


Pero vayamos por partes, ¿shall we?


La historia transcurre en Los Angeles en la década de los ochenta, y tiene como protagonistas a Beverly Grove, una actriz en franca decadencia que tiene como pareja a Dagmar Laine, un transexual idéntico/a a ella. Ambas quieren recuperar, a toda costa y cueste lo que cueste, unos rollos de películas pornográficas sacadas de la colección del Vaticano. Sí, esto de recuperar cintas porno parece bastante manoseado en los cómics con tintes conspirativos, o al menos me lo parece a mí: "Desolation Jones" tiene como MacGuffin cintas pornos de los nazis, y en la mini-saga de Kev Hawkins de "The Authority" hay una cinta sexual que involucra a Margareth Thatcher y Sadam Husein. En cualquier caso, buenos pedazos de cómics aquellos. Siguiendo con "Black Kiss", lo que dichas cintas porno contienen es un misterio, y más le vale, pues ésta funciona como el MacGuffin que nos va a llevar al tan genial y mindfucking giro. Y, además de estas dos llamativas rubias, también tenemos como personaje importante a Cass Pollack, un jazzista y adicto a la heroína que está huyendo de la mafia y de la policía, quien acaba asociado con las idénticas e intrigantes damas. ¡Y estamos en Los Angeles! ¡Hollywood! ¡Decadencia pura! ¡El escenario perfecto para una historia tan retorcida y deliciosa como esta!




Así es, una de las cosas geniales que tiene "Black Kiss" es su ambiente, su atmósfera, su aire de sordidez. Porque tenemos curas pedófilos, varios felatios y cunnilingus, violencia explícita, oscuras sociedades secretas, personas amantes de la necrofilia, un largo etcétera, todo sucediendo en moteles de mala muerte, iglesias alejadas de la mano de Dios, morgues y varios lugares más. Pero esto no valdría mucho si es que la calidad del dibujo, de las imágenes no fuera tan poderosa como lo es, obra y gracia de su autor, Howard Chaykin, que además de ser guionista, también dibuja. El blanco y negro es lo que viene a coronar esa estética noir tan deliciosa e hipnótica, atractiva. El autor logra otorgarle a cada imagen esa maldad y asquerosidad -sin ánimo de ofender a nadie, por favor- que multiplica la calidad e inmensidad de su trama.
La historia también está muy bien escrita, y además de tener ese gran giro espectacular, antes de que suceda también veremos otros mini-giros igual de sorprendentes e impactantes, pues todo aquí está hecho para volarte la mente. La trama de "Black Kiss", poco a poco, se va adentrando en los recovecos más oscuros y profundos de sus personajes (y de la ciudad misma, epítome de la decadencia occidental al parecer), quienes se ven envueltos en una inesperada e involuntaria espiral de maldad y violencia. Sólo hay que dejarse llevar y, desde luego, disfrutar como cerdo en el barro o Mel Gibson en "Get the Gringo".


Pero, como ya adelanté, el final me dejó disconforme, con un sabor amargo. Está bien y todo, bien pensado y, por qué no, bien resuelto, pero no resulta tan memorable como uno pensaba que iba a ser. Para serles honesto, me pareció muy apresurado e impulsivo, como si el autor se hubiera visto dominado por la necesidad imperiosa de terminar la historia cuanto antes. Pero como digo, no está del todo mal: es un final aceptable.
Quizás tenga que darle otra oportunidad. Es más preciso decir que yo soy el problema acá.


En fin, de todas formas no puedo hacer nada más que recomendar "Black Kiss", una experiencia única, valiente e inigualable. Supongo que la daré una ojeada de nuevo más pronto que tarde, pues siempre da gusto ver historias adultas y arriesgadas como ésta. Basta de unicornios y árboles que hablan. Pongámonos malos.

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