"LAS GRANDES PASIONES SON ENFERMEDADES INCURABLES"
-Goethe

lunes, 30 de diciembre de 2024

Quien pierde paga, de Stephen King

 

Bibliometro #67. Resulta que Mr. Mercedes, uno de los libros más recientes de Stephen King (al menos de la década pasada, para mí eso es reciente, sobre todo en una ininterrumpida carrera que se remonta hasta mediados de los setenta), es parte de una trilogía, y como nosotros leímos el primer libro hace ya su buen puñado de semanas, pues, naturalmente, toca continuar con el que le sigue, el que continúa con las aventuras de Bill Hodges y sus singulares Watsons, la rara Holly Gibney y el superdotado Jerome Robinson, el improbable trío investigativo. Se llama Quien pierde paga, el libro, la segunda parte de la trilogy.


El título original es Finders Keepers, que es una forma que los gringos tienen de decir que quien encuentra un objeto perdido se lo puede quedar sin importar que otra persona venga a decir que el objeto era suyo, porque en la lógica infantil, si estaba ahí tirado no era de nadie y yo lo encontré entonces ahora es mío. Finders Keepers es también el nombre de la agencia de investigación que fundan Bill Hodges y su ayudante Holly Gibney.
En todo caso, Bill Hodges y los demás son personajes secundarios. En esta ocasión el principal conflicto tiene que ver con el asesinato de un célebre escritor estadounidense retirado de la vida pública en una aislada granja, quien sin embargo nunca dejó de escribir, en especial la historia del personaje que lo hizo famoso y que lo convirtió en uno de los grandes de la literatura estadounidense. De la escena del crimen desaparecieron numerosos sobres con dinero y, más importante, docenas y docenas de cuadernos manuscritos obviamente inéditos. Un niño encuentra, por pura casualidad, semejante tesoro, pero... ¿y el asesino? ¿Dónde está, por qué escondió el botín, por qué no fue a recuperarlo nunca, volverá alguna vez? Tal es la interesantísima premisa que pone en movimiento los engranajes de esta trepidante novela de tesoros escondidos/encontrados, de cazadores y cazados, que se lee con ritmo apabullante y devorador, con la maestría de King para mantenerte atrapado en cada página, haciendo que se te olvide el paso del tiempo. Así las cosas, la trama va avanzando a paso firme y tenso a través de sus tres principales personajes, pero no es únicamente la trama lo que  te engancha, es también esa cosa indescriptible, encantadora, mágica, que en esta ocasión tiene que ver con el amor y la pasión por la lectura o la literatura, en tanto ese es el pilar fundamental o motor narrativo que mueve todo: el tesoro que encierran esos cuadernos, la llave única que te abre el portal a esos mundos paralelos y fantásticos en donde la realidad palidece ante el universo creativo y ficticio del autor. A quién no le resulta fascinante cuando en las novelas nos empiezan a hablar de escritores ficticios con sus obras maestras ficticias, como lo hacía Bolaño por ejemplo en La literatura nazi en América o, sobre todo, en 2666 con el Arcimboldi ese. También es una novela estremecedora y bastante conmovedora, en tanto los personajes te resultan creíbles, incluso los villanos, los malos, pues sus motivaciones no son las típicas o trilladas excusas de siempre, y vaya que sufren y vaya que se comportan como los humanos imperfectos que son y cuya imperfección provoca semejante convoy de desgracias y equivocaciones. Errores y horrores: la esperanza de algunos y la desesperación de otros, la bondad y el amor contra la infelicidad y el rencor. A mí me encanto que la codicia, aunque presente, no sea el gran motor de los personajes principales. Le da un toque de frescura y originalidad. Al menos no es una codicia pecuniaria, sino que, digamos, una codicia de conocimientos... El conocimiento no tiene precio y por eso los personajes parecen arriesgar mucho más por un puñado de cuadernos que por un puñado de dólares.
Aunque en este libro hay bastante mala leche y sordidez en la escritura de King (sobre todo en lo que respecta a las porciones centradas en el desgraciado "lobo", con quien parece ensañarse más de la cuenta), sí he de decir que estamos lejos de los tiempos en donde su pluma era también un certero y quirúrgico bisturí capaz de cortar y penetrar en lo más recóndito del ser humano, o un dedo que se metía furiosamente en la llaga para ir sacando retorcidos girones de piel y carne o mugres que se quedaban bajo la uña. King es un hombre feliz y apaciguado y se nota también en una escritura más sencilla y menos exigente (lo que ayuda también a que la lectura sea más rápida y ágil de lo acostumbrado: no necesitas leer con la misma atención con que se leía, por ejemplo, It, o 22/11/63, o Carretera maldita, en donde podías palpar todo un mundo subterráneo bajo las palabras sobre el papel y leías con más pausa para degustar mejor dicha profundidad), que eso sí maravilla cuando se trata de describir el amor por la literatura y el amor y el afecto que algunos personajes sienten entre sí. Un King PG-13, en otras palabras. Un King que nos entrega una excelente novela pletórica de sus características más reconocibles, es cierto, pero sin esa insondable y asfixiante oscuridad, además de la ya mentada mala leche y brutalidad y sordidez, que caracterizan sus trabajos más densos y memorables. Es cosa mía, claramente, quizás a otros les parezca que Quien pierde paga es, en efecto, una novela suuuuuuuumamente truculenta y oscura.
Con todo, no nos equivoquemos: Quien pierde paga es, como se dice, un novelón de ritmo perfecto, trama ágil y narrada con habilidad, personajes atractivos y muy bien construidos y desarrollados, además de esa jocosa magia propia de King. Una lectura imperdible, sin duda.


Un grandiosísimo año de lecturas ha tenido Quien pierde gana, pues desde principios de febrero ha sido pedido en once ocasiones, es decir una vez al mes, y puedo dar fe de ello porque un par de veces intenté pedirlo y nop, no estaba disponible, porque como se ve, se ha pedido harto. Esperemos que no nos tome tanto tiempo encontrar el fin de la trilogía, Fin de guardia.

sábado, 28 de diciembre de 2024

El hijo de la bestia y otros relatos de terror y sexo extravagante, de Graham Masterton


Bibliometro #66(6). Por supuesto que yo no tenía idea quién demonios es Graham Masterton, el escritor de El hijo de la bestia y otros relatos de terror y sexo extravagante, título que le dieron en español a esta compilación de quince cuentos publicados en diversas revistas a lo largo de un par de décadas. Masterton es un escritor británico que ha escrito ciencia ficción, terror, relatos de misterio y detectives, incluso dramas creo, literatura juvenil, etc.; en su página de Wikipedia podrán comprobar que su producción literaria es ingente y prolífica. Este libro apareció en mis recomendados de Bibliometro, y llamó mi atención, tanto por el título como por la portada, porque para qué negar que para ciertas cosas soy un hombre simple. En todo caso me había picado la curiosidad, así que le dimos una oportunidad. Todos merecemos oportunidades, dicen.


Primero que todo, cada cuento viene con una ilustración, y las ilustraciones están deliciosas y espectaculares. Dichas ilustraciones son obra de Rick Melton, horror artist como se define en su Instagram, especializado en obras gráficas donde se mezcla el terror con el erotismo: sangrientos monstruos y lubricadas mujeres desnudas, qué combinación. Solamente dejo seis ilustraciones acá porque todas sería demasiado y porque hay algunas que son muy explícitas, incluso aunque por acá seamos todos adultos y no nos escandalicemos fácilmente (pero no falta quien se pone a reportar a blogger y luego te empiezan a poner restricciones, que poco menos que somos un blog porno o algo así).

Algo que me gustaría comentar antes de entrar a reseñar cada cuento, es que no hay que confundirse. Acá tenemos un puñado de buenas historias que cumplen lo que promete el título de la compilación y su portada: sexo y sangre en grandes y explícitas dosis de WTF? Pero, como he leído en la contratapa, no estamos ante obras realmente provocadoras o transgresoras ni contestatarias.
Yo personalmente no encuentro que estos cuentos sean provocadores. ¿Sexualmente explícitos? Pero claro. ¿Imaginativos y creativos? También, dependiendo del caso, con algunos cuentos realmente sensacionales. ¿Raros e incómodos según qué sensibilidades? No lo duden. Pero... ¿provocadores, transgresores?
Para mí, el concepto de "provocación" en el arte no va por lo obvio, que para muchos sería simplemente romper ciertos "límites", normas o tabúes; en otras palabras, ofrecer imaginería explícita y no apta para todos los paladares. Para mí, en el arte, la provocación y la transgresión es más sustancial e ideológica, intelectual y ética, que una cuestión de estilización, estética y plástica. O sea que sí: romper moldes y traspasar límites, pero no precisamente en el plano visual. Así que puede que sea una definición apropiada de provocación y transgresión, pero no en este libro, cuyo "sexo extravagante" no es más que un conjunto de divertidas e inofensivas truculencias, pues, bajo esa apariencia de historias atrevidas o extremas, Masterton esconde una vena bastante moralista y aleccionadora, que sale a relucir en algunos cuentos de manera especialmente burda, obvia y sangrante. Y no deja de ser curioso porque puede que concuerde con varios valores de Masterton, en cuyas historias se infieren o interpretan apologías del amor libre, críticas a la anquilosada heteronormatividad en las relaciones emocionales y sexuales y románticas de las personas, críticas a las problemáticas de género y a las tóxicas y rancias ideas o modelos de anticuada masculinidad y feminidad, entre otros. El problema, como digo, es que aunque concuerde con sus opiniones, varios cuentos exhalan ese tufo moralizante y primermundista, es decir condescendiente y paternalista, que a mí siempre me mosquea, independiente de los ideales del autor en cuestión, sobre todo cuando ese moralismo se expresa de manera tan chapucera como por ejemplo a través de personajes que hablando o pensando empiezan a pontificar sobre esto y lo otro, en plan "antes me sentía miserable pero desde que descubrí X cosa ¡me siento mucho mejor persona y más cómodo conmigo mismo!". También me queda la potente impresión que el autor lleva la mezcla de horror y erotismo hasta ciertos extremos con la solapada intención de convencer al lector de lo sano y necesario de ciertas costumbres sexuales e interpersonales, como diciendo "todos tenemos derecho a ponernos juguetones y tal, pero si te pasas de la raya te puede salir caro, depravado". Entonces, más allá de excentricidades narrativas, ¿es realmente provocador un libro sólo porque, no lo sé, a una mujer le salga un monstruo de la vagina, para que luego se convenza de que es mejor no ser tan promiscua ni llevar una vida tan disoluta?
Dicho todo esto, no me tomaría muy en serio estos relatos más que como muy bien logrados y llamativos divertimentos, ejercicios necesarios, sin duda, pero no por lo "transgresor" como por lo imaginativo, por lo desprejuiciado, por venir a decir, a pesar de todo, de que no es imposible escribir cosas raras rarísimas si así lo quieren, que se quiten de la cabeza eso de "¿me estaré pasando de la raya?", porque la respuesta es no: la historia te lleva donde te lleva, es de cobardes restringirse y censurarse. Valoro esta compilación por ese lado, por su atrevimiento creativo y argumental, estético incluso, no por ese ilusorio atrevimiento ético y moral, que como dije es puro humo.
Tampoco esperen una escritura grandiosa, memorable o exquisita. No es gran literatura, y no porque sea de horror erótico o erotismo terrorífico (también me mosquean esas ridículas distinciones... ¿acaso no hay grandes cumbres de la literatura, así definidas por el mundo crítico y teórico, que sin embargo contienen en sus páginas toda clase de idas de olla de sexo y violencia?), sino porque la prosa de Masterton, que obviamente demuestra oficio y plena seguridad en su capacidad para contar una historia de manera solvente, carece de ese inefable e inasible halo mágico, poético, magnífico, esa capacidad para crear imágenes portentosas o dominar las palabras de tal forma que cada oración parece única e intransferible. Es común que las escenas de sexo sean descritas de manera muy similar en estos quince relatos, que los personajes tiren de manera similar, que los personajes femeninos sean prácticamente la misma copia en casi todas las historias (pechos enormes y bamboleantes, pezones que son como el pétalo caído de una flor, otra descripción repetida hasta el hartazgo). A veces estas historias no se diferencian del porno porque lo apuestan todo por el sexo en sí y sus argumentos son burdas excusas mal planteadas y narradas. ¿Se disfruta la lectura? Claro, si uno se deja llevar. ¿Te calienta? A veces sí, para qué mentir, sobre todo si te trae recuerdos. Pero la sensación al final es que Masterton se conforma con poco, con esa escritura rutinaria y calcada, y esa "provocación" de cartón, de segunda fila.
Como sea, pasemos a los cuentos, brevemente.

Mecánico grasiento. Un relato simple pero efectivo, como una escena porno bien hecha: un oficinista llega a un taller mecánico ubicado en mitad de alguna carretera de menor orden, en donde atiende una despampanante y voluptuosa rubia, una perfecta mezcla de habilidad y conocimiento mecánico con una belleza y sensualidad sobrehumana, que para más remate sólo lleva puesto un pantalón de peto que apenas le cubre sus enormes y bamboleantes y bien bronceados pechos. Como digo, un relato que cumple lo que promete: sexo bien lubricado y grasiento, nada fuera de lo común pero tan básico que igual te atrapa, con un giro terrorífico intrascendente al final, pero qué importa, si la rubia nos deleitó con un espectáculo de aquellos. Quién no ha tenido una fantasía así, digo yo.

La Suite Nupcial. Acá tenemos un relato desaprovechado, que queda simplón e ingenuo, como escrito por un adolescente en crisis existencial, debatido entre si quiere ser una máquina sexual o un apaciguado hombre de familia. El caso es que tenemos a una pareja de recién casados que llega a un desvaído hotel en el cual las cosas no tardan en ponerse extrañas luego de una buena ronda de sexo matrimonial recién estrenado. La idea de fondo es interesante, eso de que una cama absorba hombres para luego tirarse a las mujeres que duerman en sus aposentos con la variopinta energía acumuada durante años, pero todo este argumento de los recién casados es tan plano, tan anodino, tan anecdótico, que le quita gracia a esa revelación. Débil, sería la mejor palabra para describir esta historia.

Lolicia. Acá la cosa se pone mejor, primero porque tenemos más mala leche, más genuina irreverencia a lo largo del relato. En segundo lugar, tenemos un argumento propiamente tal, con personajes bien definidos. Tenemos un verdadero conflicto en donde el sexo es capital, obvio, pero también parte coherente de un relato mayor, a diferencia de las dos historias anteriores en donde el sexo era la imposición y el argumento una excusa barata y garabateada a la rápida. Esto me hace recordar al bueno de King, cuyas novelas y cuentos destacan, como hemos señalado tantas veces ya, porque aúna a la perfección lo terrorífico con lo humano; si sus historias fueran sólo simples monstruos y sustos de manual, otro gallo cantaría. La misma regla aplica en este caso: los buenos cuentos de Masterton destacan porque no son únicamente sustos y sexo, sino porque además hay buenos personajes y conflictos que se desarrollan coherentemente a través de dichas extravagancias. En este caso tenemos a una pareja en crisis y a una estrella del cine que se entromete y somete a la mujer a peligrosas prácticas sexuales, provocando el rencor y unos deseos de venganza en el hombre, que hará todo lo posible para hacerle pagar a la estrella el mal cometido. En tercer lugar, el giro final es verdaderamente inesperado y te deja loco. Yo quedé genuinamente sorprendido, sin duda estamos ante uno de los buenos y mejores cuentos del volumen.

Heroína. Este cuento también es bueno, con buenos personajes, buen trasfondo y sexo bien escrito y justificado narrativamente. Pero además es un cuento triste, bellamente triste, tristemente bello y trágico, incluso poético, LA excepción de esta compilación al respecto. Podría describirse como una historia de fantasmas en donde el horror proviene de los humanos, no de lo sobrenatural. Nos cuenta la historia de un soldado estadounidense destinado en Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial, que conoce a una hermosa muchacha en una de esas tabernas de pueblo, con la que conecta inmediatamente y tiene un encuentro único y memorable, antes de que ella deba irse a otra ciudad, quién sabe si para siempre. Aunque no dejarán de verse, porque su unión se verá imbuida de misticismo y del horror de la guerra, de los hombres...

El escarabajo de Jajouka. Este cuento me fue ganando y convenciendo a medida que avanzaba. Al principio lo consideraba una burda tontería, con un par de, no lo sé, entomólogos o investigadores que recuerdan la vez que les dio por averiguar sobre el mítico escarabajo de Jajouka, también conocido como el escarabajo-pene. Sin embargo, debo decir que la aventura que emprenden para encontrar a semejante criatura se pone cada vez más interesante y, sobre todo, cada vez más deliciosamente depravada, en tanto se dice que el escarabajo es conocido por sus propiedades para elevar el placer sexual en los humanos. ¿Cómo? Bueno, el procedimiento, digamos, tiene sus particularidades un tanto peligrosas, peligros que los deseosos investigadores están dispuestos a enfrentar con tal de experimentar de primera mano las supuestas propiedades potenciadores del escarabajo. ¿Alguna vez se han hecho exámenes preventivos de ITS? A mí me recordó a aquel en el cual te meten un cotonito por el agujero del pene, o como diría un compañero de trabajo mientras era bartender, "al Jimmy lo culiaron por la tula". Claro que con el escarabajo de Jajouka la cosa es más extrema aún. 

Camelot. Un cuento que intenta mezclar lo sexual con la mitología artúrica, al parecer. Es una nadería. La historia en sí misma es plana, el sexo es repetitivo, los personajes son tan complejos como una figura de acción, el escenario en que se sitúa todo es una ridiculez... Una mujer queda atrapada en un espejo, su marido hará todo lo posible por rescatarla. Y digo yo, si en ese mundo se sabe que los espejos son peligrosos y pueden atraparte dentro de sus mundos, ¿para qué demonios comprar espejos en tu casa?

Objeto sexual. Es una historia relativamente interesante, al menos en su premisa, pero también es una superflua nadería, un anodino delirio de grandeza, quizás la pieza más moralista y aleccionadora de todas, la que de manera más obvia ensaya eso de "está bien que tengamos nuestras excentricidades pero oye, algunas cosas son demasiado". Una mujer acude a un médico cirujano porque está en una crisis matrimonial que pretende salvar insertándose una vagina extra. ¿El médico accederá a semejante procedimiento? ¿Al marido le gustará una esposa con dos vaginas? ¿Será suficiente? ¿Cuál es el límite ético y médico para profanar el cuerpo humano en pos de la búsqueda del placer y de las diversas expresiones de la sexualidad humana? ¿Qué personaje vendrá a insertarnos sus reflexiones morales? ¿Por qué sigo haciendo preguntas?

El sustituto. Acá sí tenemos un buen cuento, en donde lo erótico no sólo está muy bien logrado (la manera de describir y transmitir el deseo que sienten los personajes, esa construcción de un clima de erotismo y excitación, por ejemplo, destaca notablemente) sino que es parte coherente del argumento, que trata sobre un hombre de familia haciendo negocios en una ciudad lejana, que conoce en un hotel a una mujer de la que se enamora de inmediato, una mujer de una belleza sinigual. La mujer le habla de vuelta y comienzan algo, pero no todo es tan hermoso como aparenta, en tanto ese enamoramiento puede que sea más peligroso de lo inicialmente previsto. A mí me ha gustado el juego de espejos que propone esta historia. Tiene algo moralista, es cierto, pero también es cierto que también destaca su atmósfera evocadora, algo amarga, que desprende cierto hartazgo existencial traducida en crisis de identidades, en no saber quiénes somos, a dónde vamos, qué queremos de la vida. Es decir, esta historia es una alegoría que trasciende lo moralista y adquiere tintes filosóficos incluso, como si fuera el desencantado retrato del gris hombre moderno, tan consagrado en cuerpo y alma a cumplir su rol institucional que inevitablemente todos los hombres terminan siendo el mismo hombre, la misma cáscara intercambiable sin alma, porque el alma... bueno, tendrán que leerlo.
Me ha gustado bastante; como diría King, es una historia con resonancias, y estoy seguro que se le pueden encontrar más capas todavía. Andaba inspirado el autor en este relato.

Picnic en el Lac Du Sang. Acá tenemos otra muy buena historia, esta una de mis favoritas, en donde el autor se las trabaja para crear, además de una atmósfera como hipnótica y eléctrica, todo un fascinante trasfondo para los hechos, que en principio parecen de lo más pedestres: dos amigos que van a una casa de putas a disfrutar los placeres de la carne, lo cual hacen, aunque uno de los dos amigos, más pretendidamente escrupuloso, se fija en algo bastante peculiar de las niñas que atienden: son muy jóvenes, apenas mayores de edad. Como le parece que hay gato encerrado, el hombre, que a pesar de sus escrúpulos de todas formas se beneficia a su retoña regalona, intenta descubrir qué demonios esconde la madame, de lo cual termina enterándose de la peor manera posible para él y su favorita. Si les recuerda a "Picnic at Hanging Rock", de Peter Weir (o a la novela en la que se basa), es por algo, je, je...

El Shih Tan Secreto. Otro fascinante cuento en donde lo sexual es uno más de los ricos ingredientes que componen esta pieza. El protagonista es un reputado chef, el cual desea y desea con todas sus fuerzas superarse en la cocina, llegar a preparar el mejor plato de la historia, un plato que cause tanta felicidad como placer a quien lo pruebe, un plato inolvidable que marque un antes y un después. En esas está, en su ajetreado día a día de chef, cuando a su vida vuelve a aparecer el fantasma del Shih Tan Secreto, un mítico y legendario libro del que había oído en su juventud, del cual se dice que contiene recetas de platos impensados y extremos, recetas que desafían toda moral, toda humanidad, pero que son verdaderas delicias que sólo los chefs más valientes y talentosos pueden preparar. Pero... ¿será real? Y si lo fuera, ¿se atrevería a preparar una receta de sus infames páginas?
Aunque su final, con un giro reivindicativo demasiado pueril y forzado, viene a confirmar que de provocador por acá no hay mucho, sólo truculentos efectos mayor o menormente afortunados, el cuento a grandes rasgos es satisfactorio y capta tu atención de inicio a fin, gracias a sus capas argumentales que orgánicamente construyen el conjunto.

Rococó. No es un mal relato y aunque es bastante legible, o mejor dicho predecible en lo que ocurre, no deja de ser lo suficientemente jocoso y divertido, pero poco más. Resulta que una exitosa mujer, hermosa y brillante en lo profesional, de repente ve cómo un hombre misterioso pero de buena apariencia comienza, así de buenas a primeras, sin razones aparentes, a agasajarla con carísimos y lujosos objetos que ella inevitablemente acepta, lo cual termina siendo su perdición. ¿La belleza como maldición? Creo que por ahí va la cosa. Con todo, el revelación/explicación final es una auténtica estupidez.

Epifanía. No es el relato más imaginativo pero eso lo compensa con un erotismo bien descrito y escenas de sexo que al menos no se sienten tan repetitivas. Una mujer asiste a una exposición fotográfica, en donde se ve cautivada por uno de los retratos del artista, en el cual está fotografiado un chico filipino o algo así que vivió como toy boy de una anciana francesa. Digamos que la protagonista se ve tan cautivada que comienza a tener fantasías con el chico del retrato, lo cual podría poner en peligro su relación de pareja con un hombre bastante pacato y cerrado de mente. De este cuento se pueden sacar varias interesantes lecturas, como eso de que todos somos egoístas y no nos gusta compartir nuestros juguetes (o fantasías), que todos somos muy abiertos de mente hasta que dicha apertura se mete en nuestra cotidianidad, qué sé yo. Lo cierto es que, como digo, siendo un cuento de fantasías eróticas, que como no podía ser de otra manera tienen un giro sangriento, lo hace bastante bien describiendo dichas fantasías.

Sufre Kate. En este libro hay cuentos en donde las prácticas sexuales pueden ser extremas, incómodas, depravadas, qué sé yo, depende de cómo lo vean ustedes. En cualquier caso, más allá de escarabajos metidos en el conducto uretral y esas cosas, los cuentos anteriores eran más que nada divertidamente creativos, si acaso en un par de casos sorprendentes. Pero Sufre Kate es un cuento que me pareció perturbador, con una atmósfera bastante pesada y sombría, incluso malsana y ominosa, muy bien lograda por lo demás, con descripciones y recursos narrativos que superan con creces la media de los demás cuentos. La historia la cuenta un periodista y tiene que ver con su mejor amigo de la infancia, un muchachito aficionado a la asfixia erótica. Básicamente, nos cuenta cómo, a medida que va creciendo, haciéndose hombre y adulto, la práctica de la (auto)asfixia del muchacho se hace cada vez más peligrosa y extrema, llegando a mórbidos y grotescos espectáculos de humillación y degradación, todo por el placer maldito que lo marcó desde niño. La búsqueda del placer definitivo y el protagonista, testigo desgraciadamente involuntario en la evolución de su amigo. Me atrevo a decirlo: mag-ní-fi-co cuento. Intenten leerlo así suelto, quizás se encuentra por ahí en internet.

El hijo de la bestia. Es curioso, los mejores cuentos, al menos los más completos y "complejos" en términos argumentales y narrativos son aquellos en donde lo sexual no son meras escenas de cama más o menos extravagantes. En este caso tenemos un relato detectivesco sobre una policía encargada de investigar un brutal caso de violaciones-asesinatos en serie de un bastardo cuyas víctimas siempre son mujeres embarazadas. Aunque el asesino es descuidado y chapucero, eyaculando pistas por doquier cada vez que actúa, no hay reales indicios de por dónde atraparlo; los policías, la protagonista, parecen estar acorralados en un vergonzoso callejón sin salida. Hasta que se abre una posibilidad cuando la visita un viejo alemán que llega con extrañas historias de, ejem, experimentos sobre mezclar especies, humanos y animales. Mucho más no les puedo decir, pero quizás, por el título, intuyan por dónde van los tiros. El cuento se resuelve, eso sí, de la manera más esperable y previsible posible, pero oigan, como relato detectivesco-policial tiene su atractivo y sus bien logrados méritos.

Sepsis. Intrascendente pero solvente cuento sobre una pareja que se ama demasiado, tanto pero tanto que dicho amor se transforma en una cosa peligrosa, malsana, monstruosa, letal. Todo se va al diablo cuando el gatito de la pareja, que según ellos representaba el amor que se profesan mutuamente, desaparece y ellos se quedan sin nada simbólico que represente su unión amorosa. Quizás en manos de Stephen King este cuento habría quedado un poco mejor, un poco más brutal, más clínico, más complejo y más observador, más inteligente, pero así como quedó al menos funciona para pasar el rato. Digamos que aprueba con lo justo, pero aprueba. Ah, y está claro que intenta aleccionarnos sobre eso del amor obsesivo y tales cosas; sobre lo oscuro del amor por sobre todas las cosas, pero, tal como en la mayoría de los cuentos de acá, la historia, sus imágenes y metáforas, resultan demasiado esquemáticas, simplonas y hasta conservadoras en cierto modo, como un viejo ladino riéndose del entusiasta noviazgo de su hijo/ja.

Así las cosas, como ven, tenemos un conjunto de historias que, salvo contadas y honrosas excepciones, se podrían disfrutar si las tomamos así muy por encima, como pueriles extravagancias, y eso si nos ponemos muy indulgentes y generosos, pues si nos ponemos algo más críticos y serios, que no sé si sea lo más recomendable habida cuenta del producto que tenemos entre manos, veremos que debajo de tanta parafernalia y "provocación" hay una pluma, una mirada más conservadora de lo que aparenta, bastante calculada y teledirigida en su retrato supuestamente celebratorio y apologético de diversidades, minorías, etc., lo que queda evidenciado en alegorías y metáforas no sólo pobres y planas en lo literario, sino que bastante anticuadas en términos, no lo sé, sociológicos o psicológicos. Ya saben: que tus fantasías te pueden devorar, que mucho placer te puede hacer explotar, que el amor es una puerta a la dimensión de la locura, que abrir la mente está bien pero que mucha apertura te puede volver loco y freír el cerebro... 
Solamente les recomendaría de verdad, porque de verdad tienen una calidad reconocible, Sufre Kate, Heroína, El Sustituto, Picnic en el Lac Du Sang y Lolicia, y en menor medida, así en modo mención honrosa, Mecánico grasiento, El hijo de la bestia, Epifanía, El Shih Tan secreto y mi mayor placer culpable: El escarabajo de Jajouka.


Como vemos en la vergonzosamente desordenada ficha bibliográfica de este ejemplar, El hijo de la bestia y otros tal parece que llegó este año a los estantes bibliometruscos, siendo prestado en once ocasiones, si bien hay cosas raras, como siempre: aparte de la fecha estampada dos veces, hay tres fechas que no me cuadran: ¿devolver un 6 de noviembre, luego el 8, luego el 11? Insisto, no sé qué demonios hace esta gente a veces con los libros, pero parece que yo nunca soy beneficiario de eso, ja, ja... Que se pudran.

jueves, 26 de diciembre de 2024

El caso Kurílov, de Irène Némirovsky

 

Bibliometro #65. Hace un tiempo comentábamos por acá Los perros y los lobos, de Irène Némirovsky, una novela que debo decir que me gustó, a grandes rasgos, aunque su primera parte sea notoria y sensiblemente mejor que la segunda, cuando decide convertirse en una especie de previsible drama romántico entre pobres y aristocráticos, en lugar de la cruda experiencia que proponía al inicio, al ser una crónica de supervivencia de una familia judía en la ciudad de Kiev. Lo que podíamos destacar, a pesar de ese cambio de lógica dramática, era la construcción de personajes que la autora llevaba a cabo, con personalidades complejas y bien perfiladas en sus naturales ambigüedades, virtudes y defectos. Digo todo esto porque en esa ocasión el libro que yo quería pedir era el que tenemos ahora entre manos, El caso Kurílov, pero como no estaba, me llevé ese otro por ser de la misma autora. Debo decir que me pone contento leer por fin este libro. Ya saben, esos pequeños placeres que la vida nos ofrece: los tan necesarios cierres.


El caso Kurílov, a modo de manuscrito autobiográfico, cuenta la historia, o la vida, en voz de su protagonista, de un revolucionario ruso, desde que nace hasta que espera a la muerte escribiendo sus memorias, retirado en una calmada y tranquila casita de Niza, aunque, como puede esperarse, la novela se centra en el caso Kurílov, la primera gesta revolucionaria del viejo/muchacho, que rememora los pormenores de su vida que lo fueron llevando a la vida clandestina y peligrosa, su infancia dura y solitaria, los primeros contactos con las células revolucionarias y luego la misión de por sí, que tiene dos excelentes vertientes: por un parte, el lado de la intriga, del complot, de toda esa tensión y suspenso propios de esta clase de historias (reuniones secretas, conversaciones oídas desde las sombras, personeros y autoridades importantes del Imperio ruso, los morbosos tejemanejes políticos y de casta, etc.), y por el otro, un lado que potencia lo primero, me refiero al componente humano, en donde Némirovsky eleva esta novela a cotas magníficas de calidad.
El retrato de personajes, humanos de carne y hueso, extraña y paradójicamente vulnerables a pesar de cargar con matanzas y numerosos hechos atroces, ese clima de ambigüedad e incertidumbre moral en que nos sumerge la autora, sobre todo en la inesperada relación entre el protagonista, médico infiltrado, y Kurílov, un ministro del zar, que entablan cierta amistad que pone todo patas arriba, porque las categorías de aliados y enemigos no cambian, esa frontera está delimitada a fuego, pero... ¿maldad, bondad? No hay villanos ni héroes, la violencia parece ser universal, el desprecio, la confusión de caracteres y personalidades, frases hirientes que vienen de un lado y de otro, irónicas similitudes entre enemigos que comparten mucho más de lo que les gustaría saber y luego admitir... Por otra parte hay otra vertiente interesante: el retrato histórico, sutil, es decir para nada machacón, sin ese afán detallista y documental de ciertos best-sellers "históricos" (hay veces en que me dan ganas de revisar la definición de tal género, porque hay novelas que son la misma mierda trillada de siempre, pero ambientadas en tiempos pasados, lo que las hace "históricas"... muy por encima), aunque de todas formas consigue meterte en esos tiempos, en sus ciudades, en sus calles, en esa suerte de zeitgeist tan convulso e impredecible, en esa muda desesperación. En ese carácter ruso para enfrentar las cosas. Todo, por lo demás, escrito con exquisito gusto por Némirovsky, una narrativa sencilla y elegante pero no por ello menos evocadora y conmovedora, no por ello menos potente o intensa en sus imágenes, en sus palabras, en sus personajes, en sus emociones de decepción y confusión, en su equilibrio entre acción y descripción, entre paisaje y lirismo. Me pregunto si Martin Amis habrá leído El caso Kurílov, si se empapó del espíritu humildemente épico de esta obra para su estupenda La casa de los encuentros (en sus notas confirma otras referencias, así que probablemente no).
En resumidas cuentas, El caso Kurílov es una grandiosa novela, coherente, conmovedora e irremediablemente cruda y trágica. Lo que Némirovsky logra, con pulso certero y oscura mordacidad, es transformar un cierto aire triunfal, orgulloso, de gesta heroica y monumental digna de pasar a la posteridad, en una atmósfera de totalizante derrota, de fracaso transversal, de recuerdo amargo e inútil y trivial, fútil y banal, porque así como no hay héroes ni villanos, tampoco hay victorias, sólo derrotas, sólo correrías de niños engrandecidos demasiado estúpidos y tercos para admitir que no son más que peones en un juego brutal y carente de sentido, el cual, triste sea decirlo, es lo que les confiere peso y dignidad a sus existencias, o bueno eso es lo que piensan. Las motivaciones de la gente siempre son extrañas, ¿no? Némirovsky pregunta, Némirovsky responde, Némirovsky apunta y grita: qué pequeños podemos llegar a ser y qué ridículas las ilusiones para soslayar semejante sentencia, semejante verdad. Supongo que podríamos considerar esta novela como un elogio del individualismo, que acaso la belleza de cada individuo podemos encontrarla si es que logramos escarbar y vislumbrar al ser humano enterrado bajo tanta parafernalia y adorno... O encadenado, voluntariamente apresado, por dicha parafernalia.
Magnífica.


La ficha bibliográfica de El caso Kurílov indica dos cosas bien notorias: este libro lleva harto tiempo paseando entre las sucursales bibliometrinas, específicamente desde finales del 2011, hace casi exactamente trece años, tiempo en el que ha sido prestado en 32 ocasiones, siendo el 2012 su año de absoluta gloria, para luego ir diluyéndose y acabar en lo mismo de siempre: préstamos que se detienen el 2019, libros que caen en siestas lectoras de las que despiertan gracias a mí. Oh mi pobre Kurílov, que no habías sido leído en más de cinco años, ¡que injusta es la vida a veces y tan poco podemos hacer! En cuanto a prolijidad, mejor no digamos nada, mejor quedémonos sin comentarios, porque, bueno, ya ven que alguien decidió estampar una fecha fuera de la ficha, ¿se fijaron?, excelente criterio, así que partiendo de eso, qué más se puede esperar.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

Kiky Bananas y otras historias, de Karto

 

Bibliometro #64. Como ya sabemos, Bibliometro tiene su buena cuota de cómics e historietas y mangas, por lo que siempre hay que tener una mirada atenta a cualquier título interesante y difícil de conseguir en el mercado. Ignoro si Kiky Bananas está fácilmente disponible o no, pero cuando vi que estaba en Bibliometro, no tardé en hacerle un hueco entre mis planes librescos. ¿Por qué? Porque cómo no va a ser interesante una compilación de cómics de un autor, Karto en este caso, que participó de la movida underground capitalina en los años de la dictadura, cuando tantas manifestaciones artísticas y contraculturales dieron un necesario soplo de aire fresco al clima opresivo y asfixiante de aquellos años, en donde se reprimía tanto la vida pública como la privada. Era obvio que querría leer una compilación así. De hecho, hace unos años me compré una edición que recopilaba gran parte de la obra de Lautaro Parra, quien también tuvo sus aportaciones en todas esas míticas revistas underground de finales de los ochenta y principios de los noventa, de esta misma línea editorial.


Comenzamos con prólogos e introducciones (además de un escrito en la solapa del libro en donde el mismo Karto habla un poco de sus motivaciones y aprendizajes en el mundo del cómic, inspirado por todas esas geniales historietas españolas que tan bien deben conocer) en donde se nos pone en contexto. No seré yo quien los resuma, total, se imaginarán por dónde va la cosa: un país a oscuras, una población deseosa de libertad, un grupo de artistas y desadaptados que vertían en sus respectivos medios todo un despliegue de creatividad para combatir las cadenas impuestas por los asesinos. Entre ellos destacó y destaca Karto, con numerosas historietas y personajes que, sobre todo para la gente de la época, acabaron siendo míticos y memorables.

Comenzamos con historias de Kiky Bananas, una modelo que se mete en las más alocadas aventuras. Desde historias más bien ligeritas y preocupadas de lo chic, hasta otras que destacan por una inesperada e inusitada crudeza y violencia, tenemos páginas entretenidas y curiosas, pero no tan geniales ni inspiradoras como esperaba. Puede ser que a mí no me acompañe la nostalgia, total mis referentes culturales de infancia y adolescencia son otros, por lo que las aventuras de Kiky Bananas, aunque singulares, no me parecen muy originales ni impactantes, si acaso hay que celebrar, por supuesto, la calidad gráfica, el estilo de la pluma del autor, que obviamente referencia y homenajea títulos y cómics que alguien más ducho que yo podrá identificar y listar. Se me vienen a la mente, a vuelo de pájaro, historietas gringas de los cuarenta y cincuenta, un poco a lo Dick Tracy quizás, así como también la energía derrochadora y estilizada de autores y revistas menos comerciales. Obviamente, dado el carácter muy breve y muy episódico de las historias de Kiky Bananas, su lectura se siente muy fugaz y leve, divertidas ocurrencias de violencia y sexualidad que ahí quedan. Pero como entusiasta y hasta estimulante testimonio del arte de una época, sin duda su valor es importante.

Luego vienen numerosas historias en donde sí vemos mayor variedad de temáticas y estilos narrativos y gráficos, desde los lisérgicos y delirantes e hilarantes enredos en que se ve envuelto Amarillo Flipper (historias muy ingeniosas y divertidas, sin duda lo mejor del conjunto) hasta pequeños caramelos sobre el cuarto miembro de Los Prisioneros, historias de espías, de sexo, de ciencia ficción distópica, unos desagradables punkis convertidos en mocos pensantes y sintientes, entre otros. Sin duda alguna, la variedad mencionada te captura más y mejor. Y como son historias cortas, destacan por la intensidad de sus premisas y calidad gráfica; por ser historias conscientemente reconcentradas, aprovechando cada espacio y viñeta disponible al servicio de su propia identidad (al contrario de Kiky Bananas, en donde sus historietas daban la impresión de "aspirar a algo más" pero quedarse a medio camino, como cuando no se sabe en qué dirección conducir una saludable ambición, o cuando no tienes muy claro qué quieres hacer o decir con tu personaje: ¿Kiky era escapismo adolescente o alegoría sociopolítica, eran meras parodias cinéfilas o visiones originales, o todo junto y revuelto?, porque no parece decidirse y esa falta de coherencia interna, ya digo, termina siendo un arma de doble filo). 

Ya para terminar está El zero sobre java, que es un soberano disparate, un absoluto despropósito. Es sobre una glamorosa y universalmente famosa banda de rock que es también un grupo justiciero a lo power rangers, y la alocada aventura en la que se meten cuando una de sus integrantes es raptada por una especie de chewbaca que sólo grita la más célebre frase de Twisted Sister. En el rescate se suman toda clase de estrafalarios personajes en tramas y escenas que no tienen mayor explicación salvo el comprensible y necesario "porque se me ocurrió y porque quise", en la línea del festivo y desaforado espíritu de una Tank Girl, por ejemplo, pero no tan genial. Si disfrutan o no de esta historia, no importa mucho. Es una historia curiosa, pero poco más. La verdad pasé volando esta parte y sin divertirme mucho. Pero oigan, acá la calidad gráfica también es una delicia y si acaso me tomé mi tiempo fue para apreciar sus líneas.

En resumen, podemos concluir que Karto es un grandioso dibujante, pero en cuanto a narrativa, ya sea él mismo el escritor de las historias o algún colaborador, la cosa queda más al debe. Como ilustrador de lisérgicas anécdotas, por ahí confluyen mejor sus talentos. Como sea, muy honestamente, si no llegan a leer esta compilación, no se pierden mucho; pero si son de la época y quieren revivir viejas sensaciones y emociones, háganle. Y si tienen un interés artístico-histórico, si tienen un carácter más estudioso, sobre todo de movidas así underground en contextos dictatoriales, entonces tienen una pieza clave del arte de esos años. No está a la altura de los comix españoles (en donde la impresionante calidad gráfica estaba a la par de asombrosas y geniales historias y personajes), en eso estamos claros, pero como exponente chilensis, al menos en términos gráficos, Karto es un pedazo fundamental de Historia. 


Vaya libro más leído. Desde mitades del 2018 hasta nuestras fechas, seis años y medio después, Kiky Bananas ha sido leída en 16 ocasiones. La ficha bibliográfica es todo un maldito desorden pero podemos ver que hay épocas y épocas: 2018/2019 fue una buena temporada, luego recién a finales del 2022 volvió a ser pedida para seguir con un 2023 bien activo, y sólo yo he pedido este volumen este año, este 2024 que ya se nos escapa de las manos como agua entre los dedos. Sabemos que por acá somos la excepción así que quizás Kiky Bananas no sea leída otra vez hasta el 2026, quién sabe. El futuro es un abismo sin fondo, para que intentar vislumbrar algo...

lunes, 23 de diciembre de 2024

Pesadillas y alucinaciones I, de Stephen King


Biblioteca Nacional S11E01. ¡Otra temporada, la undécima, da inicio en los cuarteles de la B.N.P.D.! Y vaya, ¡vaya!, tenemos más historias de Stephen King. Pesadillas y alucinaciones es el tercer conjunto de cuentos, luego de El umbral de la noche y Skeleton Crew, que el maestro del terror publicó. 24 relatos que, en español, se dividieron en dos libros, cada uno con doce historias, y supongo que tiene sentido, a fin de cuentas esta primera mitad tiene casi 540 páginas. Aviso de inmediato que en la B.N.P.D. no está la segunda, así que por el momento nos quedaremos a la mitad, pero oigan, doce grandiosos cuentos es mejor que nada, ¡oh sí!


Ok, damos comienzo a otro post sobre cuentos. Nos espera un largo camino, ja, ja. Pero me gusta ser minucioso cuando corresponde.
Así que comenzamos con una introducción de la que voy a rescatar únicamente (por cosas de tiempo, de espacio, de energía, no porque la introducción sea vaga o deficiente, al contrario, les recomiendo leerla unas dos o tres veces) es algo con lo que me identifico y que explica más o menos el porqué simplemente me dejo llevar al leer algo, aunque pueda "no ser tan bueno". King dice que es crédulo, desde siempre, ingenuo incluso, porque confía en las palabras, o lo que puede ser lo mismo, confía en las historias. Que todo lo que ocurra en las historias es tan real en ese momento como el aire que se respira o las hojas del libro que tiene entre manos. Es la magia del cine, la magia de la literatura. Creer en el artificio, en la conjunción de elementos, quizás, antinaturales, para presentarte algo coherente y único en sí mismo. Es la actitud que me gusta, la actitud que hay que tener ante toda historia: creer en lo que vas a ver/leer, y disfrutar, no dártelas de listo. Luego, claro, vienen las reflexiones y evaluaciones, que es casi como una pulsada entre el lado analítico de uno y aquel más impulsivo y gozador del que simplemente lee en el momento. Obviamente todo depende también del autor y de lo que se cuenta, a veces es demasiado ridículo, pero oigan, si te hace pasar un buen rato, eso igual cuenta. Como sea, quería destacar eso porque, ¿de qué otra forma se puede disfrutar cualquier cosa? ¿Para qué tan cerebral? No estamos buscando obras maestras, solamente queremos pasarlo bien, aunque si nos encontramos con obras maestras magníficas, tanto mejor ¿no? Así que sigamos, démosle nomás...

El Cadillac de Dolan. Acá tenemos una brutal, lacónica y áspera historia de venganza en la que un simple profesor, un profesor un poco enclenque, un poco bobo, decide hacerle pagar a un mafioso apellidado Dolan por el asesinato de su esposa, quien iba a testificar en un importante caso judicial. Ahora bien, ¿cómo lo hará? Digamos que no es una venganza que hayan visto antes, y que está narrada con esa minuciosidad y fisicidad tan características de King, que además reviste su prosa con una dureza y rudeza propia del tipo de relato que nos cuenta. Incluso el escenario en el que se sitúa, en el desierto, con ese polvo arenoso y ese sol inclemente, ese calor asesino, aporta a esta sensación de que es una historia muy cabrona. Muy contundente manera de comenzar un libro de relatos, vaya que sí.

El final del desastre. A modo de diario, o mejor dicho no de diario sino carta de despedida, un hombre nos cuenta cómo es que, literalmente, la humanidad se fue al carajo, algo en lo que él fue testigo de primera categoría, ahí en la primera línea del desastre, de la catástrofe humana, y que tiene que ver con su hermano, una de esas personas tan inteligentes, tan geniales, tan condenadamente astutas y sagaces y capaces de cualquiera cosa, que no se dan cuenta de los peligros de su propia grandeza intelectual. Como es usual en King, esta historia de fin-de-mundo/término-de-la-humanidad/apocalipsis es además una cálida y singular crónica familiar. Muy entretenido relato, refrescante vuelta de tuerca al género.

Hay que aguantar a los niños. Deliciosamente intenso cuento de terror en el que una estricta y curtida profesora comienza a ver cómo el control de los niños se le escapa de las manos, acaso porque otra entidad esté comenzando a controlarlos mejor y más que ella... Este cuento es una locura y alcanza cotas de salvajismo y violencia que hacen de su lectura toda una gozada, en especial si no tienen mucha vocación de cuidadores de infantes, que es mi caso. Aún así, ese final... Uf!

Piloto nocturno. Una historia detectivesca, con un tono y atmósfera al estilo noir, pero sobre todo hard-boiled, pulp fiction en su máxima y genial expresión. Un periodista recibe el encargo de investigar unos asesinatos cometidos en pequeños aeródromos estadounidenses por un hombre que siempre actúa de noche. Así las cosas, King nos deleita con una historia de investigación, con todos los pormenores del caso, que además es una suerte de carrera contra el tiempo porque el periodista quiere alcanzar al asesino antes de que vuelva a hacer de las suyas, y que para más remate tiene toques de relato de acción (tormentas, vuelos accidentados) y de terror, con un tramo final visceral y sangriento de una manera que no me lo esperaba, a decir verdad, aunque el autor desde el inicio juega contigo, dándote pistas de la naturaleza del asesino y si será verdad tanta oscuridad. Una verdadera genialidad de historia.

Popsy. Este cuento está bien, es entretenido y fluido de leer, pero tiene un problema fundamental: mezcla dos elementos de una manera poco coherente, poco afortunada. Por un lado parece ser un relato realista pero bastante desagradable y repulsivo sobre un hombre que, asediado por unas escandalosas deudas de apuestas, tiene que secuestrar niños para llevárselos a un mafiosillo a modo de pago. Así que en eso está, en su procedimiento, con su backstory entre medio, con una atmósfera inquietante y desasosegante muy bien lograda, porque obvio, nuestro "héroe" protagonista secuestra niños para llevárselos a sus jefes pederastas, y con el misterio latente de cómo demonios acabará este nuevo procedimiento. Y aunque hay pistas aquí y allá que pre-anuncian la "gran" sorpresa, la verdad es que resulta poco convincente el giro sobrenatural del relato. Parece más bien una salida fácil, un deus ex machina, para que esta historia se solucione sola. Ahora, si a ustedes les gustan los giros monstruosos (aunque tardíos), entonces estarán en su salsa. En mi caso me parece una burda e innecesaria ruptura en la verosimilitud de un relato que podía haber explotado mejor el lado oscuro y bestial del ser humano, en lugar de literalmente sacarte un par de bestias de la manga (que tienen su lado humano, toque irónico bien ingenioso he de admitir).

Es algo que llega a gustarte. El tono anticlimático de este cuento es explicado por King en las notas al final del libro, en donde señala que Es algo que llega a gustarte funciona como una suerte de epílogo de una novela titulada Needful Things, en español La tienda o La tienda de los deseos malignos en otros lados. Se sitúa en otro de esos conocidos pueblos del universo de King, Castle Rock, y trata sobre un grupo de viejos, como siempre reunidos en la tienda de uno de ellos, esta vez para hablar sobre la construcción de una nueva sección en una vieja y maldita mansión, que desde su construcción hace más de medio siglo sólo ha traído problemas al pueblo. Desde luego, tenemos un listado de esos hechos raros, flaschbacks, además del recuento histórico de la mansión y el pueblo y algunos habitantes (los más queridos y los más repudiados), en otro notable ejercicio de King en aunar una suerte de retrato coral costumbrista con el inasible mundo de lo oscuramente fantástico/mágico. Por lo demás, este cuento comienza con una deliciosa descripción bucólica del pueblo de tal belleza que, imperceptiblemente, y he ahí su gracia, va tiñendo de negro esa visión de pueblo idílico.

La boca saltarina. Puede que este cuento sea un poco como Popsy, en el que una situación de lo más "natural" se ve resuelta por un acontecimiento sobrenatural, si bien en este caso no resulta para nada abrupto ni repentino ni realmente forzado, porque ya desde el mismo título se anuncia que por ahí va a ocurrir algo raro. Me refiero a que el protagonista es uno de esos vendedores ambulantes que viajan de ciudad en ciudad ofreciendo sus productos que, al detenerse a echarle bencina a su furgoneta en una pequeña estación de servicio, se compra una de esas bocas saltarinas de juguete que es más grande de lo usual y que está rota (o que funciona por capricho) y, muy a su pesar, recoge a un joven de mal aspecto, sin oficio ni beneficio, que le pide aventón porque justo están en medio de una potente tormenta de arena. Ambos hechos sellarán su destino, para bien y para mal, es decir, para biemal o malien. Destaquemos la apropiada y certera construcción de personajes y personalidades, que apuntalan con precisión y concisión los violentos acontecimientos posteriores. Buen cuento, claro.

La dedicatoria. Excelente cuento, un poco al estilo Dolores Claiborne, en el que una mucama negra que trabaja en un lujoso hotel de la ciudad, le cuenta a una colega una interesantísima historia luego de la publicación de la primera novela de su hijo, hecho que le causa tanta felicidad que decide compartir el trasfondo de tal logro. Como es usual, King combina acá el aspecto realista (la vida de esta mujer, que siempre ha transitado por el filo de la precariedad, debiendo esforzarse el doble por sobrevivir y mantenerse a flote en esa jungla de concreto) con el fantástico e incluso esotérico, luego de que su vida, que en algún momento parecía estar a punto de desbarrancarse hacia un abismo negro y sin fondo, toma un inesperado giro luminoso luego de conocer a una extraña mujer de desconocidos poderes y a un habitual y desagradable cliente del hotel que también parece encerar un bello e inesperado mundo en su interior. Puede sonar extravagante, pero créanme, estamos ante uno de los mejores cuentos de esta primera mitad.

El dedo móvil. Este es un relato de terror puro y duro. Delirante, incluso hilarante. Tan gracioso como brutal y perturbador. Uno de esos gloriosos sinsentidos que, en ese carácter absurdo, reside toda su calidad terrorífica. A fin de cuentas, ¿qué es el terror si no la más contundente e imparable expresión de lo inexplicable?, ¿qué es el miedo si no la absoluta falta de explicación ante lo conocido y desconocido? El dedo móvil es terror digno de "The Thing" o "The Texas Chainsaw Massacre": personajes enfrentando una fuerza brutal. Es como decía también en el post de Cementerio de animales, cuando señalé que no valía mucho la pena calentarse la cabeza con lecturas o interpretaciones porque esa novela es todo lo que ofrece, que todo lo que ofrece es lo que se ve, es decir miedo puro: el miedo de esa familia ante los fenómenos que los atacaban, que en dicho caso era la no-muerte. Y bueno, el cuento en sí... veamos: un hombre ve que un dedo se asoma en el lavabo del baño. Luego, el genial despiporre. 

Las zapatillas. Debo decir que me gustó bastante este cuento, puede que sea uno de mis preferidos en este volumen. Es una historia de fantasmas pero se desarrolla de una manera diferente a la usual, ganando de a poco su peso e importancia. Un hombre amante de la música nos cuenta un poco de su vida hasta que llegó a trabajar con un reputado y prominente productor musical en un mítico edificio en el cual, en uno de sus baños, al ir a cagar, el protagonista ve en un cubículo vecino un par de zapatillas. Al principio todo ok, nada parece estar fuera de lo común, pero cada vez que va a cagar, a dejar caer esos zurullos, día tras día, las zapatillas están ahí, cada vez en peor estado. Por lo que el hombre se decide a resolver el misterio. Y como digo, me gusta que King sea capaz de aunar perfecta y orgánicamente el plano sobrenatural con el plano real y humano, en este caso un tipo que trabaja normalmente mezclando música, con los conflictos propios de todo trabajo (hay una historia paralela desarrollándose ahí, otro gran acierto continuo de King: no todos los conflictos se centran estricta y exclusivamente en algún monstruo o fantasma: entre los humanos también se cuecen habas), que casi por accidente llega a notar esa rareza ajena a toda lógica. Como toda historia de fantasmas, este cuento parece querer enseñar que a veces es más importante saber dejar ir las cosas, no sólo el pasado sino que las ideas sobre el futuro, pero ya me dirán ustedes...

¿Sabes? Tienen un grupo de la leche. Más que aterrador o inquietante este cuento es delirante, gracioso. Y en el buen sentido, claro. Parte siendo muy similar a Los chicos del maíz, en tanto tenemos a una pareja que se pierde en las carreteras secundarias de Estados Unidos, aunque en este caso el escenario no es el polvoriento y aislado midwest estadounidense, sino que los lindos bosques y escarpadas montañas del noroeste. Tenemos dinámicas y backstory de la pareja, y luego el misterio: un pueblo, un inverosímil pueblo llamado El paraíso del Rock and Roll, en el cual viven unos muy peculiares habitantes, quienes, de todas formas, tienen métodos más coercitivos que la mera violencia para lidiar con los forasteros de paso. Cuento dedicado para la gente que se vuelve loca por querer conocer a sus ídolos.

Parto en casa. Sin duda alguna, una de las mejores historias de zombis que he leído en mi vida, y eso que el tema zombi es tan central como tangencial o colateral. Es increíble, pero es cierto. Digamos que la historia tiene dos líneas: la de la protagonista, una delicada e indecisa mujer que vive en una de esas aisladas islas frente a la costa de Maine, de cara al atlántico (una isla vecina a aquella en donde toma acción Dolores Claiborne), y que para más remate está embarazada; y la del desastre zombi en sí, que es todo un despliegue de disparatada imaginación, una aguda crónica de cómo el mundo no supo reaccionar ante unos muertos vivientes que se levantaban de sus tumbas. La protagonista nos cuenta parte de su vida también, además de la vida de la isla y de cómo le hacen frente a un desastre que, eso sí, parece que no los alcanzará, protegidos por kilómetros de mar. Como digo, una magistral historia de zombis. Léanla.

Luego vienen las notas, esas me las ahorro porque deben leer los cuentos primero (obviamente). Y nuestra conclusión: de nuevo, otro sólido y rotundo conjunto de cuentos en donde King hace gala de su gran talento literario, narrativo y dramático. Historias divertidas, adictivas, humanas, inquietantes y/o aterradoras, interesantes, llamativas... Jamás una historia suya te dejará indiferente, ya sea por el lado humano como por el fantástico. Porque King cree en la magia y se nota en cada palabra que escribe, aunque haya cuentos con resultados menos memorables o recomendables que otros. Pero él cree en la magia de las historias, y si ustedes también lo hacen, entonces tendrán una lectura de la leche, ¿saben?


La tradición republicana de todo préstamo, por supuesto. Pesadillas y alucinaciones 1 ha tenido una saludable actividad lectora, habiendo llegado en abril del 2017 y comenzado su periplo ya en agosto de dicho año, hasta hoy, poco más de siete años después, ha sido prestado en catorce ocasiones, siendo su año de gloria el año 2018, doce de esos catorce préstamos hasta el año 2019, para luego sumirse en la ya archiconocida siesta lectora propia de esta década, los nuevos locos años 20, y ser pedido otra vez recién en octubre de este año y ahora en diciembre. Veo que no soy el único que anda despertando libros de su injusto letargo lector, ¿ah? ¿Será el amor de mi vida esa otra persona?, ¿será Hitomi Tanaka que anda por acá pidiendo libros prestados, acercándose a mí poco a poco? Les avisaremos por este medio de cualquier novedad, no se preocupen. 

sábado, 21 de diciembre de 2024

Todo oscuro, sin estrellas, de Stephen King

 

Biblioteca Nacional S10E03. Otro ciclo de la B.N.P.D. ha llegado a su fin y, si se fijaron, no sólo fue un ciclo por completo dedicado a Stephen King (como la temporada anterior, y puede que la anterior a esa incluso) sino que además fue sólo de cuentos. Completamos Skeleton Crew, disfrutamos de El umbral de la noche, ahora toca Todo oscuro, sin estrellas, que reúne tres novelas cortas y un relato largo . ¿Cuántos libros de Stephen King creen que quedan en la B.N.P.D.? ¿O en Bibliometro? Ni yo me lo imagino, ja, ja.


En esta ocasión no nos extenderemos tanto, como ven en el índice, apenas son cuatro historias.

1922. A veces suele pasar, sobre todo si ya has leído más o menos bastante de King, que ciertas historias tienen un aire no a repetido, pero a similar. O que historias bien narradas, bien escritas desde luego (es imposible a estas alturas que King escriba mal), con una calidad que para cualquier otro autor o autora del montón podría ser un alto indiscutible, una cumbre cualitativa incluso, en King se sientan apenas correctas y solventes, sobre todo si has disfrutado la lectura de obras mayores. Tal es el caso de 1922, que, en efecto, es una excelente historia de obsesiones, locura, remordimiento, consciencia, el horror de la culpa materializado en fantasmas y demonios psicológicos. King construye una oscura y densa atmósfera tanto para su contexto, un año 1922 durísimo, sobre todo para los habitantes de zonas rurales, como para los pesares mentales de sus personajes, asfixiados y apresados en claustrofóbicas habitaciones internas (y externas, claro, a fin de cuentas de eso se trata). La historia, a modo de testamento o carta de despedida, la cuenta un hombre cuya vida se fue al carajo. ¿Cómo? Desde el momento en que su suegro pasó a mejor vida, legando cuarenta hectáreas de tierra fértil a su hija, quien quiere venderlas a una empresa de mataderos, mientras que el marido quiere que la familia conserve dichos terrenos para trabajarlos, a fin de cuentas son granjeros, viven de la tierra, cuidan y protegen la tierra y la tierra los cuida y protege a ellos en tiempos de cosecha. Pero la esposa no quiere y el marido decide tomar cartas en el asunto, sangrientas cartas en el asunto. Luego de ello, nada ocurre como esperaba y todo lo que soñaba que podía hacer se esfuma, dejando en su lugar un reguero de desgracias que va de mal en peor y de peor en "más peor".
Aunque la historia está muy bien escrita, ya digo, 1922 no se siente tan impactante ni sorprendente, sobre todo cuando uno reconoce imágenes, ideas, motivos y premisas de otras obras previas. Acá reconocemos cosas de Dolores Claiborne (que a su vez tenía cosas de otras historias previas, vaya), de Cementerio de animales, de los cuentos Los misterios del gusano y Último turno, además de un par de historias más que no puedo recordar con precisión ni inmediatez pero cuyo fantasma me recorría el espinazo mientras leía, esa sensación de "esto me recuerda a otra cosa". Supongo que es normal, sobre todo en un autor tan prolífico, que recupere frutos de su propia cosecha: los intereses y obsesiones narrativo-dramáticas de todo creador y artista. Sin embargo, puede que a 1922 le haya sido más perjudicial que beneficioso, a menos, claro, que no hayan leído nada de la primera etapa de King y se encuentren con este libro antes que los demás, en cuyo caso 1922, sin duda, les parecerá una obra rotunda y plenamente original.
Lo mejor, sin duda alguna, es el modo en que King reconstruye esa época, ese tiempo y ese lugar como alejado de dios en donde precisamente una historia tan brutal y tan oscura ocurre, además de ese ominoso y opresivo clima de angustia y desesperación psicológica. La textura, el relieve, el aire, todo se siente tan vívido que... Demonios, es una buena historia, eso está claro. Pero no es lo mejor de King, y puede que sea injusto para la historia en sí...

Camionero Grande. Acá tenemos otra excelente historia que, ahora sí, es una lectura refrescante, tan refrescante como perturbadora y desagradable. Es una historia por lo demás dinámica, que se mantiene siempre activa por así decirlo, gracias a las distintas lógicas o motores narrativos que utiliza: veremos recursos de un relato de supervivencia (de survival horror), es un thriller de venganza, es también un relato de misterio-detectivesco, y desde luego es también un drama psicológico, una exploración de cómo una situación extrema empuja a una persona normal, común y corriente, una simpática escritora de libros de misterio protagonizados por un grupo de elegantes abuelas, hacia conductas impensadas de violencia y agresión y ambigüedad moral.
No mucho más deben saber, sólo deben dejarse llevar por su bestial pulsión narrativa, por una perpetua escalada de nervios y de tensión, de esa tensión que se estira hasta límites por momentos insoportables (en el buen sentido). Imaginen que podría ser perfectamente una película dirigida por un Jeremy Saulnier en plena forma, el Jeremy Saulnier de "Blue Ruin", por ejemplo.

Una extensión justa. Esta historia es entretenida pero es también una historia sumamente terrible (en el buen sentido). Es una historia de desgracias y desgraciados. En esta historia la ambigüedad y confusión moral va aún más allá porque, básicamente, y aunque suene a lugar común, todos los personajes presentes son tan buenos como malos, o mejor dicho tan héroes como villanos, o mejor dicho tan víctimas como victimarios, o mejor dicho tan correctos como bastardos. La línea es difusa, la línea no existe. Parece que lo único cierto, la desoladora y cruel verdad de este cuento es que en el mundo sólo se gana o sólo se pierde: alguien tiene que ganar/triunfar, alguien tiene que fracasar/perder, no se puede estar arriba y fuera del podio a la vez, y ganar o perder no tiene nada que ver con cualidades humanas como la bondad o la generosidad, ni tampoco con altos ideales institucionales o simbólicos, como la idea de justicia. Es azar, o peor que eso, es capricho; ni la bondad ni la maldad entran en juego, y el juego no es justo ni injusto, tales nociones no existen: las cosas suceden y a veces estás en el lugar y momento adecuado. Pero no, hay un despiadado equilibrio en ello, es eso lo peor de esa desoladora verdad: para que haya triunfadores debe haber fracasados. Y el protagonista, un hombre al que le detectaron cáncer hace poco con un escuálido pronóstico de vida restante, lo descubrirá cuando se encuentre con un particular comerciante que vende soluciones para todo. A qué costo, sin embargo...

Un buen matrimonio. Acá tenemos otra vez una historia muy bien contada, una historia de una calidad narrativa que ya quisiera para sí cualquier escritorzuelo, pero que por venir de King se siente sólo correcta y solvente, rutinaria incluso. Una mujer descubre que su esposo es un asesino en serie, y no cualquier asesino que se conforma con matar, sino un monstruo que abusa y tortura sexualmente de sus víctimas. El autor, en las notas finales, dice que la gran inspiración para esta historia fue un hecho y una pregunta. El hecho: la captura del asesino BTK, un hombre de barrio, de familia, un hombre que nadie habría imaginado que era tan horrendo monstruo asesino; la pregunta: ¿Qué pasaría si descubres que alguien a quien creías conocer al derecho y al revés no es quien creías ser? Sabemos que nadie es un libro totalmente abierto, pero si una persona es todo lo contrario que sugiere su portada, ¿qué entonces? Ese dilema es el que atrapa a la protagonista, la simpática viejecita, que por casual accidente (valga la redundancia), se encuentra con tan horrible descubrimiento. Este cuento destaca por la inacabable tensión, ese ¿qué haré ahora?, ese ¿cómo podré mantener la normalidad en adelante?, ese ¿cómo serán las cosas normales, por qué demonios tuvo que pasar esto, por qué tuve que enterarme?, y por ese tira y afloja mental que atenaza a la protagonista, ese dilema moral que la aprieta como el abrazo de un oso, esa lucha psicológica interna entre si hacer lo correcto o... Sin duda, es un cuento que puede llegar a ser bien desagradable y brutal, que captura a la perfección lo inimaginable que pueden llegar a ser los monstruos humanos, y la pesada sensación de indefensión y perplejidad cuando alguien demasiado "normal" se ve de frente a preguntas y verdades para los que jamás imaginó tener que hallar respuesta. La muerte y su hedor, el horror y sus tentáculos reptando por tu espalda, apresando tu corazón, penetrando en tu mente. Sí, muy buen cuento.

Como ven, cuatro historias de, como mínimo, excelente calidad. Son lecturas no hechas para un día ligero, pero qué día es ligero en estos tiempos. Ninguna de estas historias es realmente sobrenatural (a excepción de Una extensión justa, pero dicho elemento es casi tangencial para la reflexión que propone y de la que hablamos un poco en su párrafo), lo cual es de destacar porque demuestra que King es capaz de escribir sobre horrores desde una perspectiva puramente humana, aunque sea a través de extremas pesadillas de violencia y maldad. Otra cosa: la maldad puede ser tan activa y consciente como pasiva y agazapada.
Como sea, un libro la mar de recomendable. Definitivamente, si alguna vez se llega a hacer eso, para una hipotética y post-mortem Antología Definitiva de Stephen King, yo rescataría Camionero Grande y Una extensión justa. 


Bueno bueno, en esta ocasión tocó una ficha bibliográfica bien movidita y llenita, que es como me gusta. Este ejemplar, llegado a principios del año 2015, ha sido pedido, hasta nuestros días, casi diez años después (una década, ¡diez años es una década!), en, a ver contemos..., uno, dos, tres... ¡treinta veces¡ Excelente actividad en mi opinión, siendo el 2017 su año de gloria glorísima. Esta década no ha sido tan pródiga en lecturas (sólo cinco préstamos) pero al menos no ha sufrido la siesta o hibernación de la mayoría de los libros que pedimos prestados, al menos no de manera tan acusada, aunque, para qué estamos con cosas, desde el 2019 hasta el 2023 es harto tiempo de pausa lectora para un ejemplar. ¿O no?